El CUPRA Formentor VZ5 vuelve a escena y lo hace con un mensaje nítido: aún queda gasolina para emocionar. El SUV crossover más radical de Martorell recupera el 2.5 TSI de cinco cilindros con 390 CV y 480 Nm, afina chasis y, por primera vez, libera su velocidad máxima hasta los 280 km/h. Serán 4.000 unidades para todo el mundo, con producción prevista para el primer trimestre de 2026 y, ahora sí, con volante a la izquierda y a la derecha para abrir mercado en lugares como el Reino Unido.
Proporciones y lenguaje formal
En un segmento atestado de siluetas SUV, el VZ5 consolida la receta del Formentor con una lectura más musculosa y explícita. Su postura se subraya con pasos de rueda ensanchados y una altura visualmente contenida gracias al paragolpes específico y al splitter frontal con el logotipo VZ5 grabado. La base es la ya conocida carrocería de 4,45 m aprox., pero aquí las superficies se tensan y la lectura volumétrica del capó y los hombros traseros gana intención dinámica: transmite potencia antes de arrancar.
La firma lumínica y las entradas de aire del frontal se integran para alimentar intercoolers y gestionar el flujo hacia pasos de rueda y frenos. La zaga, con cuatro salidas de escape en disposición diagonal y difusor específico, remata una silueta que, sin caer en estridencias, comunica que estamos ante la cúspide de la gama Formentor.

Exterior: aerodinámica visible y CMF con sello CUPRA
El Formentor VZ5 es de esos coches que te “leen” desde lejos. El paragolpes delantero de diseño propio, el splitter y los pasos de rueda más anchos no solo generan apoyo visual, también ayudan a domar el flujo. El lenguaje CUPRA —cobre, grafito, cromado oscuro— se despliega con llantas exclusivas de 20” y detalles Copper en embellecedores y salidas de escape, elementos que definen el CMF (colores, materiales y acabados) de la marca. La paleta incluye Dark Void, Magnetic Tech Mate, Bronce Century Mate, Gris Enceladus Mate y Negro Midnight, una carta de tonos que refuerza la lectura técnica del conjunto.

La decisión de ofrecer el VZ5 en conducción a la izquierda y a la derecha es relevante en clave de diseño industrial: obliga a una planificación de packaging y de componentes espejo (consolas, mando de luces, cableado) que CUPRA ha resuelto sin sacrificar identidad ni ergonomía. “Por primera vez, el CUPRA Formentor VZ5 estará disponible tanto con volante a la izquierda como a la derecha”, subraya Sven Schuwirth.
Interior y HMI: postura, sujeción y foco
Los asientos CUPBucket afinan la postura de conducción: banqueta baja, respaldo con sujeción lateral generosa y unos cojines que recogen muslo y lumbars sin castigar en uso diario. La iluminación ambiental y los emblemas aportan el punto teatral que define a CUPRA, pero la HMI mantiene esa mezcla de digitalización y acceso rápido que pide un coche de esta potencia: el enfoque sigue siendo de lectura clara, con mandos críticos a mano y menús que no entorpecen lo esencial.

Materiales y remates acompañan. Cromado oscuro para el anagrama, acabados mate en superficies estratégicas (mejor contra reflejos) y, de nuevo, acentos Copper como hilo conductor estético de la marca. Es un interior que sujeta y concentra, más cercano a un gran turismo que a un SUV convencional. Los detalles, como el Digital Cockpit de 10,25” y la pantalla táctil de 12,9”, están diseñados para ofrecer una experiencia inmersiva sin sobrecargar al conductor. Los controles físicos se mantienen donde más importan, como el volumen y la climatización, lo que permite una respuesta rápida y sin distracciones, algo muy importante tras los nuevos cambios del diseño interior según la Euro NCAP.
Arquitectura y chasis: el valor del Torque Splitter
El corazón del VZ5 es el 2.5 TSI de cinco cilindros (390 CV, 480 Nm), acoplado a una DSG de siete relaciones y a la tracción total de la casa. La novedad no está en la cifra —que se mantiene— sino en cómo la entrega se gestiona y dibuja el coche en curva. La clave es el Torque Splitter en el eje trasero: un sistema de control selectivo de par que además de decidir cuánto envía delante/detrás, también lo hace de izquierda/derecha en el tren trasero para mejorar la estabilidad en apoyo y permitir un eje posterior más colaborador en conducción viva. Que se note la puesta a punto: menos subviraje, más direccionalidad a la salida.

La velocidad máxima sin restricciones de 280 km/h sitúa al VZ5 en un escalón superior frente al Formentor más potente con limitador estándar. No es simple marketing; liberar la punta exige capacidad térmica y gestión de frenos a la altura. Aquí entran los Akebono de seis pistones, anclados tras las llantas de 20”, un hardware pensado para resistencia al “fade” y pedal consistente cuando la carretera se pone cuesta arriba.