Durante los meses de verano, las altas temperaturas y el uso intensivo del vehículo convierten esta época en una de las más exigentes para la mecánica automotriz. Más allá de las evidencias visibles, como el deterioro de materiales interiores por exposición al sol, el calor afecta de forma directa al rendimiento del motor, los sistemas de refrigeración y componentes clave como los neumáticos o la batería. Una preparación adecuada puede evitar averías que comprometan la seguridad o el disfrute del viaje.
Desde la compañía de suscripción de vehículos Bipi, se han identificado cinco puntos críticos que todo conductor debería revisar antes de emprender un desplazamiento prolongado bajo condiciones climáticas extremas.
Sistema de refrigeración, la primera línea de defensa
Uno de los sistemas más vulnerables al calor es el de refrigeración. Cuando las temperaturas ambientales superan los 30°C, el motor puede sobrecalentarse con facilidad si este sistema no está en condiciones óptimas.
En este sentido, se recomienda comprobar el nivel y estado del refrigerante, revisar posibles fugas en manguitos o radiador y confirmar el correcto funcionamiento del termostato. Un fallo aquí no solo puede derivar en una pérdida de potencia, sino en daños mayores al propulsor.
Neumáticos: presión y desgaste bajo control
Los neumáticos sufren alteraciones significativas con el calor. Según datos proporcionados por Bipi, las temperaturas elevadas pueden provocar un incremento del 10 al 15 por ciento en la presión de inflado, alterando la superficie de contacto y elevando el riesgo de reventones.
Antes de cada viaje se recomienda revisar no solo la presión, sino también el desgaste de la banda de rodadura y considerar la rotación periódica para alargar su vida útil. La integridad del neumático es esencial para una conducción segura, especialmente en desplazamientos largos con carga.
Batería, el impacto térmico en un componente clave
Aunque muchas veces se asocia la batería con problemas invernales, el calor también afecta directamente a su rendimiento. Las temperaturas superiores a los 40°C pueden acelerar el desgaste interno, favorecer la corrosión de los terminales y provocar fallos inesperados. Limpiar los bornes, asegurarse de que la batería esté bien fijada y realizar una prueba de carga si tiene más de tres años son acciones recomendadas. La batería, además, suele ser uno de los elementos más costosos de sustituir sin previo aviso.
Sistema de climatización: confort y seguridad
El sistema de aire acondicionado no solo garantiza confort; también es un factor de seguridad en trayectos prolongados. Un habitáculo excesivamente caluroso reduce la concentración y el tiempo de respuesta del conductor. Por eso, se aconseja revisar el sistema con antelación, recargar el gas si es necesario y limpiar o sustituir filtros. Además, el uso intensivo puede derivar en pequeñas fugas o fatiga de componentes, que solo se detectan con revisiones preventivas.
Temperatura interior y materiales del habitáculo
Las temperaturas en el interior de un vehículo expuesto al sol pueden superar los 60°C. Esto afecta al confort, pero también a materiales como gomas, vinilos, pantallas o componentes electrónicos, acelerando su envejecimiento. Para evitarlo, se recomienda estacionar en sombra siempre que sea posible, utilizar parasoles térmicos y ventilar el interior antes de iniciar la marcha. La protección del interior forma parte también de una buena conservación del diseño original del coche, algo que cada vez más conductores valoran.