La nueva era de Audi se ha presentado en Milán con un gesto tan sencillo como contundente: el Concept C, un roadster eléctrico biplaza que condensa la filosofía de “radical simplicity” de la marca. Frente a la saturación visual del mercado, este prototipo apuesta por la pureza formal, la precisión técnica y una presencia serena, estrenando un nuevo rostro para Audi articulado en torno a un marco vertical y una firma luminosa de cuatro elementos. Es, en palabras de la propia casa, el comienzo de una etapa guiada por la claridad que llegará a carretera en forma de modelo de producción.
Claridad radical: el nuevo rostro de Audi
Audi enmarca este viraje bajo el lema “Strive for clarity”: reducir a lo esencial para recuperar identidad y coherencia. Massimo Frascella, Chief Creative Officer desde 2024, lo resume así: “La simplicidad radical está en el corazón de nuestro enfoque. Alcanzamos la claridad eliminando lo superfluo”. El Concept C es la primera manifestación tangible de ese ideario y establece las bases de un lenguaje que prioriza lo claro, técnico, inteligente y emocional.

El marco vertical define el frontal y desde él se desarrolla el volumen del vehículo. Es una lectura progresiva de la herencia de la casa —Auto Union Type C (1936) y Audi A6 (2004)— actualizada al contexto eléctrico, donde ya no son necesarias grandes tomas de aire. El resultado es presencia sin agresividad y identidad sin ruido, una solución que además fija un anclaje visual inequívoco para los futuros modelos de la marca.
Proporciones y arquitectura eléctrica
La batería en posición central libera al diseño de los condicionantes clásicos (bloques térmicos, túneles, refrigeración frontal) y permite un planteamiento más escultórico: hombros muy marcados, cabina atrasada y bien “asentada”, y superficies llenas y contenidas que generan tensión con una única línea maestra. En la zaga, planos limpios y lamas horizontales subrayan el carácter deportivo sin recurrir a efectos grandilocuentes.

La nueva firma lumínica —cuatro elementos horizontales en cada faro y cada piloto— será el sello diurno y nocturno de Audi. El exterior se presenta en color Titanium, un tono cálido y técnico inspirado en el brillo del metal homónimo, que refuerza la idea de precisión, ligereza y solidez en la lectura del conjunto.

Techo rígido retráctil: coupé y descapotable en un gesto
Por primera vez en un roadster de Audi, el Concept C utiliza un techo rígido eléctrico de dos elementos que permite disfrutar del cielo abierto sin renunciar a la pureza monolítica cuando está cerrado. La solución evita las “cicatrices” habituales de muchos descapotables y mantiene intacta la lectura del volumen en ambas configuraciones, reforzando la coherencia del lenguaje exterior.

Este planteamiento no es un mero capricho de ingeniería, es parte del mensaje de claridad funcional. Abierto o cerrado, el coche siempre “lee” igual, sin interrupciones visuales, y convierte la experiencia a cielo abierto en un acto reversible que no penaliza ni la estética ni la arquitectura.
Interior esencial: más tacto, menos ruido
Dentro, la prioridad vuelve a ser el tacto. Los controles físicos en aluminio anodizado —con el inconfundible “clic Audi”— conviven con una pantalla central plegable de 10,4” que aparece cuando aporta valor y desaparece cuando no. Es la definición de “shy tech”: tecnología siempre cerca, nunca dominante. La iluminación ambiental indirecta en tonos naturales revela materiales honestos y enfatiza la solidez del conjunto.

El volante redondo con aros metálicos reales y la consola central con un elemento cilíndrico mecanizado ejemplifican el esencialismo: interacción clara, precisa y exactamente donde esperas. La paleta interior —de inspiración Titanium— combina textiles naturales con precisión industrial, logrando calidez sin ornamento y continuidad con el exterior.

Historia, legado y (posible) rol en la gama
El Concept C dialoga con la historia de Audi sin caer en el retro: evoca la valentía de los Grand Prix de Auto Union y la disciplina geométrica del TT, pero lo hace con un lenguaje nuevo y más maduro. Se prevee su versión de producción en el entorno de 2027, como relevo espiritual del TT en clave eléctrica y con posicionamiento entre el antiguo TT y el R8.
Ahora bien, desde la dirección se insiste en que no es “el sucesor del TT” oficialmente, sino el primer exponente de una familia que estrenará esta identidad —nombre comercial por definir— y que pretende concentrar el papel de deportivo biplaza eléctrico dentro de la gama. Ese matiz no impide que la conexión emocional con el TT esté muy presente en el relato y en la lectura pública del proyecto.

Estrategia de marca: claridad también en la empresa
El evento de Milán no se quedó en el coche: Gernot Döllner (CEO) y Frascella enmarcaron el Concept C en una renovación profunda de la oferta y de la propia organización, con foco en la claridad para ganar velocidad de ejecución y responder a un mercado exigente. Audi ha acelerado la actualización del porfolio con más de 20 nuevos modelos entre 2024 y 2025, combinando vehículos eléctricos, híbridos enchufables y nuevas generaciones de combustión de alta eficiencia.
En tecnología, la marca ya ha desplegado bases comunes como la arquitectura PPE de 800 voltios, con carga ultrarrápida y autonomías líderes en sus últimos eléctricos (según versión y homologación), lo que ofrece un horizonte verosímil para el futuro deportivo de producción derivado del Concept C. Que el diseño sea claro no significa simplista: implica una ingeniería depurada al servicio de una experiencia humana y directa.