Renault recupera un icono y lo actualiza desde el diseño. El Twingo E-Tech eléctrico vuelve a la ciudad con una lectura contemporánea del “one-box” (cabina adelantada y volúmenes compactos), ruedas en las esquinas, superficies limpias y una mirada que vuelve a sonreír. En CarDesign.es analizamos cómo reinterpreta las claves del Twingo de 1992: proporciones bien asentadas, firma lumínica en media luna y un motivo en forma cápsula que cose exterior e interior. Dentro, HMI clara y CMF alegre conservan la modularidad que lo hizo famoso y la adaptan a la vida eléctrica actual.
El nuevo Renault Twingo sigue una receta sencilla. Mide 3.789 mm de largo y tiene 2.493 mm de batalla. Eso estira el habitáculo y da aplomo. Las ruedas van en las cuatro esquinas (diámetro hasta 640 mm, llantas de 16 o 18 pulgadas). Voladizos cortos y una silueta de monovolumen que recuerda al original sin copiarlo. El resultado es un coche que se planta en la calle con más presencia de la que su tamaño promete.

La aerodinámica nace de la propia forma. Capó inclinado, bajos carenados y pequeñas aletas en la parte trasera, nada de añadidos de última hora. Todo está integrado para usar menos batería y reducir peso. El coeficiente aerodinámico Cx 0,656 simplemente significa menos resistencia al aire y, por tanto, menos consumo.
Menos líneas caprichosas y más continuidad
También hay limpieza en las superficies. Menos líneas caprichosas y más continuidad. Los nervios existen, pero con sentido. Guían el aire, marcan las transiciones del parachoques y alojan grafismos. Con pocos trazos el coche tiene “cara”: ojos grandes, boca que sonríe y hombros suaves sobre los pasos de rueda.
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Exterior: mirada alegre y sonrisa reconocible
La firma lumínica es la gran protagonista. Delante, las luces diurnas DRL en arco —encendidos incluso con faros apagados— construyen una mirada expresiva y amable, alineada con la tradición del modelo. Los faros Full LED afinan el contorno y, encima del proyector, una pieza pintada en el color de la carrocería hace de “ceja”. Detrás, los pilotos repiten esa media luna, así que lo identificas al instante aunque venga de lejos.

La calandra traza una sonrisa que integra el logotipo y el nombre Twingo. Sirve para hacer el frontal más humano y ordenar la parte baja con un motivo de óvalo alargado que se repite en rejillas y protectores. Ese mismo dibujo aparece en la ventana trasera, en los moldurados y en las llantas. Todo habla el mismo idioma y el coche se ve coherente.
De perfil la línea fluye bien pese a las cinco puertas. No hay marcos a la vista en las ventanillas, la caída del pilar C está muy trabajada y el cristal trasero recupera el clásico óvalo del Twingo. La zaga mezcla volúmenes suaves con un monograma de aire digital que actualiza el famoso “alfabeto Twingo”. Unos pequeños alerones sobre los pilotos limpian el aire y añaden un toque de carácter.
Color y CMF: alegría con método
El color vuelve a ser parte de la identidad. En el arranque hay cuatro tonos: Rojo Absoluto, Verde Absoluto, Amarillo Mango y Negro Brillante. Verde Absoluto merece mención porque llega casi tal cual del show-car de 2023. Es vivo, pero con un matiz que juega bien con las luces y las sombras de la chapa. La paleta corta tiene sentido. Menos combinaciones, más control de calidad y un resultado más cuidado.

Por dentro, el CMF —colores, materiales y acabados— crea dos ambientes. Evolution busca luz. Lleva una banda blanca en el salpicadero y tapicerías negras con pequeños “micropíxeles” y pespuntes grises. Techno es más cálido. La banda del salpicadero va en el mismo color que la carrocería y los asientos usan un tejido moteado que pasa de gris a negro con puntadas rojas. El techo muestra las letras del nuevo alfabeto Twingo, así que también se convierte en una pieza de identidad.
Los accesorios de color ayudan a personalizar sin exagerar. Hay alfombrillas con el alfabeto, fundas para la tarjeta y separadores impresos en 3D para ordenar el hueco central. Y el e-pop shifter, ese pomo con forma de pintalabios, añade un toque divertido y agradable al tacto justo donde más lo notas.
Interior y HMI: doble pantalla con personalidad
La arquitectura interior se entiende al primer vistazo. El salpicadero cilíndrico parece flotar y despeja espacio visual. Delante hay dos pantallas en formato horizontal: 7 pulgadas para la información de conducción y 10 pulgadas para el sistema central. Más que sumar pulgadas, la interfaz está pensada para ser clara y optimista. Tiene animaciones propias, una bienvenida sonora creada con Jean-Michel Jarre y gráficos que encajan con el estilo del exterior.
La ergonomía está bien resuelta. Los tiradores se mueven al final del reposabrazos y dejan libre ese módulo oblong pintado en la puerta. Los toques de color repiten el tono de la carrocería y conectan fuera y dentro, como en el primer Twingo, pero con una ejecución más limpia. En el acabado Techno, la función One Pedal se maneja con levas en el volante. Así se asocia la sensación a la función, como haríamos con un cambio, sin distraer de lo importante.
Packaging y modularidad: diseño que sirve
El buen diseño empieza por cómo aprovechas el espacio
El Twingo demuestra que el buen diseño empieza por cómo aprovechas el espacio. Mide 3,79 m de largo y gira en 9,87 m, así que es muy de ciudad. Por dentro juega en segmento B. Hay cuatro plazas reales con dos asientos traseros independientes y deslizantes (recorren 17 cm). Las rodillas ganan hasta 160 mm y el maletero ofrece 305 dm³ VDA, ampliables a 360 litros adelantando la banqueta. Si tumbas el respaldo del acompañante, aparece una longitud de carga de 2 metros. Para un urbano, abre la puerta a usos que antes ni te planteabas.

El orden también suma. Encontramos más de diez huecos abiertos que suman hasta 19 litros de capacidad. La repisa frente al pasajero agrupa lo pequeño. Bajo el piso del maletero hay un doble fondo de 50 litros con alfombrilla de doble apertura pensado para el cable de carga, accesible aunque lleves bultos. El sistema YouClip añade ganchos, una bolsa plegable, un enrollador para cables o auriculares y una lámpara LED. Es una forma sencilla y modular de adaptar el coche a tu día a día.
Grafismo, coherencia y reducción de complejidad
El motivo en forma cápsula es el hilo que lo une todo. Lo verás en los paragolpes, en las rejillas, en los gráficos del interior, en la ventanilla trasera y en las ruedas. Crea un lenguaje visual propio. No es solo adorno. Ayuda a guiar el aire, protege piezas y sirve para alojar elementos. También cuenta quién es. Con un detalle ya sabes que estás mirando un Twingo.

La simplificación se nota. Cuatro colores de salida. Una familia corta de llantas y embellecedores con nombres juguetones —Domino, Diabolo, Mikado, Reverso—. Una climatización pensada sin florituras. La oferta queda más limpia y la marca se percibe más coherente. Menos ruido, más diseño.
Un diseño dinámico y alegre
Paula Fabregat-Andreu, responsable de diseño en Ampere, lo resumió con una frase: “dinámico y alegre, con diseño redondeado y ojos grandes y expresivos”. Y esa alegría no se queda en la foto. La sonrisa del frontal, la mirada en arco, los colores directos y la modularidad son decisiones pensadas para la experiencia diaria, no solo para el estilo. Vuelve también el eslogan histórico, “Inventa la vida que va con él”, cosido en correas y mensajes como “Ouvert d’esprit”, para unir emoción y uso.
Diseñar un Twingo de hoy exigía recuperar la audacia del concepto y su utilidad. Aquí Renault encuentra el equilibrio entre icono y actualidad: proporciones afinadas, superficies limpias, un lenguaje gráfico con reglas claras y una cabina que mezcla claridad y carácter.

Con este lanzamiento, Renault cierra su trilogía de iconos reinterpretados. Tras el R5 y el R4, el Twingo completa el conjunto con un retro-futurismo bien medido: proporciones one-box, firma lumínica con mucha identidad y superficies ordenadas. No es nostalgia, es continuidad de marca escrita con luz, color y volumen. Tres coches que miran al pasado para hablar en presente, con tecnología actual y un enfoque que prioriza legibilidad, simpatía y coherencia.