Cinco años después del debut del MC20, Maserati ha presentado el MCPura como una evolución precisa y controlada. No es un rediseño radical, sino un ejercicio de consolidación.
La firma de Módena toma como base un superdeportivo ya exitoso y reinterpreta su carácter con un enfoque aún más técnico en la forma, materiales y lenguaje estético, sin modificar la arquitectura ni el propulsor. El resultado es un modelo que, lejos de romper con su antecesor, lo perfecciona.
El estreno mundial ha tenido lugar en el Festival de la Velocidad de Goodwood de este año y llega con una estética refinada, un interior actualizado y un nombre que enfatiza la “pureza” mecánica y formal, el MCPura revalida la identidad de la marca en el terreno que más le pertenece: el de los deportivos italianos de combustión bien diseñados y técnicamente fundamentados.

La estructura se basa en un monocasco de fibra de carbono desarrollado en colaboración con Dallara, lo que permite mantener la rigidez torsional y reducir el peso sin sacrificar la seguridad. La plataforma no se ha modificado, pero su integración con el conjunto aerodinámico y la suspensión adaptativa permite que el coche se mantenga competitivo frente a rivales más nuevos.
El modelo se ofrece en versión coupé y en configuración Cielo (descapotable), esta última con un techo retráctil electrocrómico que puede oscilar entre opaco y transparente en 12 segundos. Ambas versiones comparten tren motriz, chasis y planteamiento de diseño, aunque el color Aqua Rainbow se presenta en acabado mate para el Cielo y brillante para el coupé.

Revisión del lenguaje visual: función y sobriedad
El trabajo de diseño exterior, firmado por Klaus Busse y su equipo, opta por una continuidad consciente. El frontal incorpora un paragolpes y un difusor derivados del MCXtrema, la variante de circuito presentada en 2023. En la zaga, el nuevo difusor adopta un diseño más limpio y menos decorativo, en línea con la filosofía visual que Busse resume en una frase: “No es diseño decorativo; cada línea tiene una función”.

Este principio guía toda la revisión. Se mantiene el equilibrio de proporciones que definió al MC20, pero se ajustan elementos de detalle para optimizar aerodinámica, refrigeración y legibilidad formal. El modelo renuncia deliberadamente al exceso estético: puertas mariposa, transiciones suaves, superficies tensas y entradas de aire integradas.

Además, se introduce una nueva gama de colores, entre ellos el Ai Aqua Rainbow, una pintura tricapa con efecto interferente, que modifica su tonalidad en función de la luz. Las nuevas llantas, con diseño de doble radio, recuperan el lenguaje del Maserati A6 GCS de 1953, estableciendo un puente visual entre pasado y presente sin caer en el retrofuturismo superficial.
Interior: nuevos materiales y foco en el conductor
El interior también sigue el principio de contención y refinamiento. Se reemplaza el cuero por Alcantara en diversas zonas, se rediseña el volante —ahora con partes planas arriba y abajo, inspirado en el MC20 GT2— y se incluye opcionalmente un sistema de LED para indicar el cambio óptimo de marcha, todo ello con el fin de centrar la atención del conductor, eliminar distracciones y mejorar el agarre y la ergonomía.

Se mantienen los asientos deportivos integrados, el salpicadero con fibra de carbono estructural visible y el sistema multimedia MIA, junto al cuadro de instrumentos digital. La instrumentación se complementa ahora con menús derivados del GT2 Stradale, pensados para monitorizar el rendimiento en conducción deportiva. También permanece el selector de modos (Wet, GT, Sport, Corsa y ESC Off), que ajusta parámetros clave de chasis y motor. 
Motor Nettuno: precisión sin electrificación
El corazón del MCPura sigue siendo el V6 Nettuno de 3.0 litros, íntegramente desarrollado por Maserati. Con 630 CV y 720 Nm, no incorpora asistencia eléctrica ni hibridación, en contraste con rivales como el Ferrari 296 GTB o el McLaren Artura. Esta decisión no es técnica, sino conceptual: Maserati ha optado por mantener la combustión pura como argumento identitario.

El propulsor incluye tecnología de precámara con doble bujía, derivada de la Fórmula 1, que mejora la eficiencia de combustión y permite mayores presiones sin comprometer la respuesta. La transmisión Tremec de doble embrague y ocho relaciones envía toda la potencia al eje trasero mediante un diferencial autoblocante mecánico. Con un peso inferior a 1.500 kg en la versión coupé, el MCPura ofrece una relación peso-potencia de 2,33 kg/CV, que se traduce en cifras como 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y velocidad máxima de 325 km/h.
El Maserati MCPura no busca reinventar lo que consideran que ya funcionaba. Maserati reivindica así una idea más clásica: un coche proporcionado, aerodinámicamente limpio, mecánicamente puro y centrado en el placer de conducción.