General Motors ha presentado en California el segundo de los tres ejercicios de diseño que dedicará este año a imaginar el futuro del Corvette. Concebido por el Advanced Design Studio de Pasadena, este prototipo reinterpreta las proporciones de un superdeportivo de motor central con una carrocería de líneas afiladas, una cúpula delantera de una sola pieza y una arquitectura eléctrica pensada para sentar al piloto muy abajo y dejar respirar a la aerodinámica. La propia GM confirma que es la segunda entrega de su “trilogía” de concepts de 2025, tras el estudio mostrado en abril por su nuevo centro británico, y que todavía queda un tercero por descubrir antes de fin de año.
De Pasadena al mundo: la estrategia de GM
El llamado California Corvette Concept nace en el corazón de la cultura automovilística del sur de California. No es casual: el equipo de Pasadena de GM Advanced Design firma este ejercicio como escaparate creativo y como guiño a una comunidad donde lo radical y lo funcional conviven desde hace décadas. La marca subraya que no hay “intención de llevarlo a producción”, sino de explorar caminos, materiales y soluciones que podrían inspirar futuros modelos.
Este proyecto forma parte de una ofensiva global: en abril de 2025, GM inauguró un nuevo estudio avanzado en el Reino Unido y lo celebró con otro Corvette conceptual, primera pieza de la serie. Con el californiano ya en escena, falta un tercer concept para completar la trilogía durante 2025, lo que revela hasta qué punto Chevrolet está probando geometrías, tecnologías y lenguajes formales con una visión de largo recorrido.
Diseño: agresividad útil y desmontable
A primera vista manda la proporción de motor central: morro muy bajo y largo, cabina estrecha, hombros y pasos de rueda poderosos, y un volumen trasero cortante. La seña más llamativa es la cúpula delantera de una sola pieza, articulada en el frontal, que permite abrir de par en par techo y ventanillas para acceder al habitáculo como si fuese un avión. Esa misma “carlinga” superior puede retirarse por completo y convertir el coche en un biplaza de conducción a cielo abierto con sabor de circuito. No se trata de un targa al uso, sino de una solución integral que cambia la experiencia de uso sin añadir piezas voluminosas.

La carrocería propone una lectura bicolor: una “capa” superior más limpia, pensada para el flujo, y una zona inferior roja donde se exhiben elementos técnicos, canales y superficies que trabajan el aire. El conjunto se apoya en un escalonado de llantas –21 pulgadas delante y 22 detrás– que visualmente ensancha la pisada y, en marcha, ayuda al balance en apoyo. En dimensiones, el prototipo ronda los 4,64 metros de longitud, 2,18 de anchura y apenas 1,05 de altura, a partir de cifras publicadas en pulgadas (182,5/86/41,4). Es decir: bajo, ancho y muy plantado, como corresponde a un hiper GT del futuro.
Aerodinámica y estructura
Bajo la piel, el California Corvette apuesta por una bañera de fibra de carbono y por un suelo canalizado estilo túnel Venturi, con difusor y aerodinámica activa: alerón que actúa como freno de aire y elementos móviles que se ajustan según la velocidad. La idea no es tanto añadir alas como esculpir el aire que pasa por debajo y a través de la carrocería para generar carga sin penalizar la resistencia. Es un enfoque que bebe de la competición y de los hipercoches más avanzados, pero aquí se reinterpreta desde la limpieza formal que reclama un Corvette.

Una clave del concepto es que la estructura eléctrica condiciona (para bien) la aerodinámica: en lugar del clásico “patín” de baterías bajo el suelo, GM imagina un paquete prismático en T. Esta disposición deja al piloto muy abajo, libera el túnel central para flujos de aire y permite tallar grandes canales sin recurrir a un gigantesco alerón fijo. El resultado es un coche que respira y rinde por sus bajos.
Cabina: minimalismo, proyección y volante tipo yugo
Dentro, el guión es minimalista: pocas superficies, materiales estructurales a la vista y la misma lógica de “menos es más” aplicada al número de mandos. La instrumentación se apoya en una proyección de realidad aumentada en el parabrisas, que superpone información útil sobre la carretera, y en una pantalla integrada en un volante tipo yugo. El objetivo es despejar el campo visual y reducir distracciones: que el piloto mire fuera y reciba solo lo necesario, donde lo necesita.

Los asientos anclados al monocasco y la posición baja refuerzan la sensación de ir incrustado en el chasis, casi como en un prototipo de resistencia. Y detalles como la entrada por cúpula o la opción de retirar la “capucha” superior apuntan a una experiencia de uso que alterna entre el gran turismo del día a día y el “día de tandas” a cielo abierto, sin cambiar de coche.
¿C9, C10… o laboratorio rodante?
Aunque Chevrolet insiste en que no hay plan de producción, el concept californiano luce un distintivo “C10” que lanza un mensaje: las formas y soluciones aquí probadas miran más allá del reemplazo inmediato del C8. Algunas publicaciones sitúan la temporalidad conceptual de este diseño en torno a la próxima década y media, como una visión de Corvette a 2040, más que una fotografía del inminente C9.

La lectura de mercado es clara: el deportivo eléctrico madurará a base de aerodinámica eficaz, control de peso, gestión térmica inteligente y una electrónica que aumente la confianza sin robar protagonismo al conductor. Si el próximo C9 refina el planteamiento del actual motor central y el C10 termina abrazando por completo esta filosofía eléctrica, este concept habrá cumplido su función como farola que ilumina el camino.
Lo que viene: tercer concept y conversación con la comunidad
Si algo nos dice esta trilogía es que no hay una sola respuesta para el futuro Corvette. Tras el estudio británico de abril y este californiano, GM promete un tercer concept en 2025 dentro del mismo proyecto global. Queda por ver si lo firma Detroit, Seúl, Shanghái u otro centro de su red creativa; en cualquier caso, el conjunto permitirá leer tendencias comunes y códigos que podrían consolidarse en los próximos años. Estaremos atentos a esa última pieza para cerrar el tríptico.
Mientras tanto, este California Corvette deja varias ideas potentes: la cúpula frontal desmontable como experiencia, la aerodinámica “de dentro hacia fuera” y una arquitectura eléctrica que no copia la receta de todos. ¿Te convence este enfoque más radical y “de aire” que de alerón? ¿Crees que el Corvette debe abrazar por completo la electricidad o mantener un puente híbrido durante más tiempo? Os leemos.