La gran novedad de Mercedes en el IAA Mobility de Múnich es el modelo GLC eléctrico, un punto y aparte para su superventas que apunta a convertirse en el centro de gravedad de la gama con una parrilla icónica, MB.OS y una HMI que prioriza lo importante además de contar con una estrategia clara: llevar su lenguaje de diseño y la experiencia digital a la columna vertebral de la gama.
Proporciones y lenguaje formal
Desde lejos, el nuevo GLC eléctrico no busca el efectismo; busca coherencia. La carrocería reduce líneas superfluas y limpia juntas para favorecer la aerodinámica, con un volumen superior nítido y hombros marcados que dan aplomo sin caer en la musculatura gratuita. La cabina adelantada y los voladizos contenidos refuerzan la lectura dinámica y dejan claro que aquí la forma sigue a la función.

El gran gesto del frontal es la “parrilla icónica”, nueva cara de la marca: un panel técnico de superficie muy depurada que integra la firma lumínica y condensa la identidad de Mercedes en una pieza mínima pero cargada de tecnología. No es solo estética: reduce turbulencias, ordena el flujo y moderniza el “rostro” sin renunciar al simbolismo de la estrella. Es el primer Mercedes de producción que la incorpora y abre la puerta al siguiente capítulo estético de la casa.
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Diseño exterior: firma lumínica y aerodinámica útil
La firma lumínica delantera abandona el trazo agresivo y opta por grafismos continuos que enfatizan la anchura. En el parachoques se intuye una gestión de aire más inteligente que ornamental: menos tomas vistas, más superficies que sellan el frente cuando la refrigeración no es necesaria. Detrás, la unión visual de pilotos ayuda a limpiar la estela sin recurrir a alerones explícitos.
El resultado es un SUV con presencia elegante y una clara voluntad de eficiencia. La nueva cara icónica no “grita”: susurra tecnología, y eso encaja con el papel del GLC en la gama. En el conjunto, la calidad de superficies (tensión controlada, sin quiebros gratuitos) y el ajuste de paneles confirman que el paso a eléctrico no es excusa para perder refinamiento.
Diseño interior y HMI: MB.OS, Hyperscreen y esencialismo bien entendido
Puertas adentro, el GLC inaugura en el corazón de la gama el MB.OS: una electrónica centralizada con potencia de cálculo de hasta 254 TOPS que habilita asistentes más predictivos y una interacción de voz más natural. Sobre esa base se despliega el MBUX Hyperscreen de 39,1”: una única superficie continua que agrupa instrumentación y multimedia, con lógica de pantallas contextuales que reduce menús en marcha y amplía información en parado.
En CMF (colores, materiales y acabados), hay un guiño de futuro: un Vegan Package certificado por The Vegan Society que reinterpreta el lujo desde materiales alternativos. La iluminación ambiental sube un peldaño con el SKY CONTROL: un techo panorámico cuyo vidrio integra 162 estrellas retroiluminadas configurables, un detalle poético que, usado con medida, suma carácter sin distraer.
Arquitectura: espacio útil y hardware al servicio de la experiencia
Bajo el suelo, una batería de 94 kWh alimenta un módulo de propulsión que, en las versiones de lanzamiento, anuncia 483 CV y transmisión de dos relaciones para combinar empuje y eficiencia a ritmos de autopista. La dirección trasera de 4,5° ayuda a maniobrar en urbano y aporta estabilidad en vías rápidas. En carga, los 330 kW de pico permiten recuperar hasta 302 kilometros en 10 minutos en condiciones óptimas; la autonomía preliminar supera las 643 kilometros en el estándar europeo. Todas son cifras oficiales aún sujetas a homologación por mercado, pero marcan un listón ambicioso para un SUV del segmento D.

El paso a eléctrico no penaliza el uso: hay maletero delantero de 127 litros para cables y pequeños objetos, y con los asientos traseros abatidos se alcanzan 1738 litros de volumen. Es el tipo de packaging que esperamos de un eléctrico pensado para todo: familia entre semana, carretera el fin de semana.
Por qué este GLC importa
Mercedes ha elegido su bestseller para estrenar cara y cerebro digitales. No es casual: si el GLC eléctrico convence, el cliente medio asumirá con naturalidad el nuevo lenguaje y el ecosistema MB.OS. Además, el movimiento llega en un momento clave: el segmento D-SUV es el campo de batalla con rivales como BMW iX3 y propuestas chinas muy competitivas en precio/tecnología. La jugada de Stuttgart pasa por identidad de marca + experiencia premium + eficiencia real, y el GLC reúne esas tres piezas.
En términos de timeline, el estreno mundial en Múnich abre la rampa hacia su llegada a mercado a partir de 2026/2027 según regiones, con el mensaje de “effortlessly uncompromising” como hilo conductor: demostrar que un eléctrico puede ser práctico, bello y fluido en el día a día sin sacrificar ergonomía ni calidad percibida.