Historia y Diseño del Pegaso Z-102 Cúpula

El superdeportivo español

Bajo la supervisión del ingeniero español Wifredo Ricart y fabricado en Barcelona, el Pegaso Z-102 fue presentado en el Salón del Automóvil de París en 1951 cosechando un gran éxito y recibiendo excelentes críticas de las revistas internacionales más prestigiosas del momento. La empresa española encargada del diseño, desarrollo y fabricación de los Pegaso, llamada Enasa, junto con su diseñador, decidieron encargar diferentes versiones del modelo original a los mejores carroceros del momento: Touring Superleggera, Farina y Saoutchik.

Creado por Enasa durante la posguerra pare demostrar el potencial automovilístico español.

El coche fue creado durante la posguerra con los medios que había en Enasa, una empresa del estado dedicada a la fabricación de camiones que quería demostrar el potencial automovilístico español. Wilfredo era un genio y le dieron rienda suelta, tomando soluciones revolucionarias, después copiadas por otros fabricantes.

De la versión de calle, a Le Mans

Concretamente el modelo Berlineta Cúpula, presentado en el Salón de París en otoño de 1952, fue carrozado por Touring Superleggera específicamente para Le Mans, junto con su hermano Berlina Extra Ligera. Con un motor V8 a 90 grados de 2,5 litros con doble árbol de levas en cabeza y 170 cv, ha sido uno de los más llamativos y perseguidos por coleccionistas, ganando así varios concursos de renombre como el Concorso d’Eleganza de Villa d’Este en 2015 o el Concours d'Elegance de Amelia Island en 2016. Posteriormente, una de las dos únicas piezas existentes de esta versión se ha incluido en la exposición comisada por el arquitecto Norman Foster en el Museo Guggenheim de Bilbao junto con otras joyas emblemáticas como el “Bugatti Type 57SC Atlantic”, el “Lancia Stratos Zero”, “Alfa Romeo BAT 7”, “Ferrari 250 GTO” y los famosos “Firebird” de General Motors.

Como era típico de la época, los nuevos modelos de coches participaban en concursos de elegancia y en competiciones deportivas internacionales para demostrar sus cualidades. El Pegaso original, el Z-102, en alguna de ellas demostró que la carrocería original era demasiado pesada, la cual le impidió participar en el Gran Premio de Montecarlo, momento crítico en el cual Touring Superleggera tomó las riendas para solucionar el problema, desarrollando una versión elegante spider y otra berlinetta que solucionaba el problema de la rigidez del chasis diseñando unas puertas con el borde inferior relativamente alto. Más adelante se realizaría la versión específica de Le Mans. Estas dos versiones no tenían el frontal de barras horizontales con la cruz, punto característico de la Berlina Especial Le Mans 1953 Cúpula.

Fabricado parcialmente en aluminio, el Pegaso Z-102 sufría problemas funcionales y estructurales graves debido a la aluminosis, que afectaba principalmente al circuito de refrigeración y la culata, que con el paso de los años se descomponía el aluminio. Es por esto que se decidió utilizar un ánodo de sacrificio colocado en la batería para que ésta se estropeara y así evitar el deterioro de estas partes del vehículo.

La característica que lo definía como el Ferrari español

En cuanto al diseño, su peculiar frontal largo y línea tipo berlinetta se debe a una iniciativa de la empresa Enasa, que solicitó a estudiantes de la época que esbozaran lo que ellos pensaban que podría ser el automóvil del futuro.

Bajo la revisión de Ricart, el joven Agustí Masgrau (A.M.) fue el diseñador encargado de realizar el diseño general del coche. Gracias a este proyecto junto con otros muchos, se le consideró a Masgrau como uno de los mejores diseñadores del momento.

Tiene una línea deportiva clásica de los años 50, ligada a los prototipos de la época.
Su icónica delantera con su superficie frontal reducida, sus dos faros y su característica parrilla hacían en su conjunto un parecido a los Ferrari clásicos de la época llevando a veces el apodo de “Ferrari español”, además de contar con su característico morro estilo “long nose”.

La espectacular aerodinámica del momento

A ambos lados, presenta unas llantas radiales cromadas muy parecidas a las de los Jaguar, que denotaban glamour y exclusividad. Sin embargo carecía de espejos retrovisores exteriores lo que le daba más aerodinámica junto con sus anchos pasos de ruedas. Únicamente utilizaba un espejo retrovisor interior.

Justo debajo de cada puerta presentan dos tubos de escape laterales cromados orientados hacia abajo, muy similares a los escapes del Shelby Cobra 427 del 65. Ambos están recubiertos por un embellecedor cilíndrico agujereado que disipa el calor. Además, cuenta con salidas de aire en la parte superior del comienzo de los tubos de escape. Las llantas posteriores se encuentran carenadas, tapadas a media altura por unas aletas desmontables para poder quitar y poner de manera sencilla las ruedas y que a su vez, funcionan como entradas de aire para refrigerar los frenos traseros. Gracias a este carenamiento, el flujo de aire por el lateral del coche es más estable.

La cúpula de cristal, su elemento característico

Su parte trasera presenta una forma curva en su parte central , dejando seguir la silueta del coche a ambos lados con sus ópticas traseras. La silueta trasera en forma de cúpula completa, hecha de plexiglás, sin ningún tipo de marco o montante justifica el nombre al modelo. Esta parte del vehículo era relativamente alta con respecto al resto del coche, cosa que se buscó que fuera así para evitar turbulencias y aumentos de resistencia aerodinámica e incluso funcionando como un freno aerodinámico gracias al sistema de apertura hidráulico que permitía levantar la “cúpula” hasta 15 cm ofreciendo una gran resistencia.

Debajo de la parte final de la cúpula viene incrustado un logo con el nombre de la marca más abajo y a ambos lados dos paragolpes embellecedores cromados con forma de barra inclinada. Los pilotos traseros son pequeños y de forma ovalada situados a cierta distancia de los paragolpes.

Un interior de época

Su interior, elegante y sencillo, utiliza materiales como madera, cuero, metal y nácar, es decir, materiales nobles. A primera vista, se puede ver un volante de grandes dimensiones fabricado en madera con tres radios de metal. Enfrente del mismo se encuentran tres indicadores circulares, los de los laterales más grandes que el central. En la parte central hay una radio de época y justo debajo los botones funcionales separados por el contacto de la llave. Detrás de la fina palanca de cambios, en la parte posterior de ambos asientos de tipo cuenco, se habilita un espacio para las maletas o equipaje que se vaya a dejar, que cuenta con cinco barras cromadas antideslizantes para dar mayor seguridad a la carga. También el uso de elementos cromados como el retrovisor o los marcos de las puertas hace de este auto clásico una belleza rodante.