El resultado es un MCL39 que funciona como un mosaico de símbolos, recuerdos y gestos estéticos surgidos directamente de los seguidores del equipo. “Nuestros aficionados están en el corazón de todo lo que hacemos, y esta librea especial es otra forma de mostrar nuestro agradecimiento”, explica Louise McEwen, directora de marketing de McLaren Racing.
Con ello, el monoplaza que pilotan Lando Norris y Oscar Piastri se convierte en plataforma para visualizar la creatividad de quienes acompañan al equipo durante todo el año.

Un diseño construido a partir de iconos
La livery incorpora una serie de iconos creados por nueve aficionados del equipo seleccionados en distintos países. Son símbolos que representan momentos, emociones y referencias de la historia reciente de McLaren: detalles de cascos, elementos del box, señales del paddock o patrones vinculados a la estética papaya.
Este tratamiento no se limita a la carrocería. La identidad gráfica se extiende a los trajes de los pilotos, las paredes del garaje y los paneles del equipamiento. McLaren lo plantea como una intervención transversal que se despliega en todos los puntos de contacto del equipo durante el fin de semana. Lo visual se convierte en un lenguaje común entre coche, entorno y afición.
“Esta co-creación es una declaración de cómo los fans están integrados en el viaje del equipo”, señala Luca Angiolillo, responsable global de partnerships en BAT. Para VELO, la estética de la librea refleja la filosofía de autenticidad expresiva que comparten con la escudería.

Un proceso que comienza en Woking
Los nueve aficionados involucrados en la librea vivieron el desarrollo de primera mano. A principios de año, McLaren los invitó al McLaren Technology Centre para participar en una sesión creativa donde descubrieron cómo se construye la identidad visual de un coche de Fórmula 1. Más adelante, regresaron al MTC para ver la versión terminada antes de su debut en Abu Dabi.
McLaren lo describe como una forma de “encarnar el fandom”, un propósito que transforma la decoración en un objeto emocional antes que promocional
Este proceso añade una capa de narrativa al diseño. La livery no nace de un único concepto, sino de un diálogo: el equipo propone, los aficionados interpretan y la estética final emerge de esa conversación. McLaren lo describe como una forma de “encarnar el fandom”, un propósito que transforma la decoración en un objeto emocional antes que promocional.
La presencia del papaya, color emblema de McLaren, sigue siendo el eje de la composición, pero aparece acompañado por trazos, símbolos y micrográficos que modifican su lectura tradicional. La librea busca generar capas que el espectador descubre en distintos planos: desde la distancia, la silueta papaya permanece intacta; de cerca, se revelan los iconos creados por los fans.
La estructura del diseño combina ritmo, repetición y simetría, un enfoque que permite mantener la identidad del MCL39 mientras introduce elementos nuevos. Precisamente en la última carrera de la temporada esta intervención gana protagonismo. Abu Dabi es un escenario donde la arquitectura del circuito, la luz del atardecer y el ambiente del paddock amplifican el impacto visual de cualquier librea. En ese entorno, McLaren apuesta por un diseño que funciona tanto en plano general, donde el papaya destaca contra los fondos oscuros de Yas Marina, como en tomas cercanas, donde los iconos revelan la mano de la comunidad.
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Un cierre de temporada cargado de significado
El Gran Premio de Abu Dabi marca el final de un campeonato especialmente intenso para McLaren. El equipo llega con Lando Norris y Max Verstappen separados por apenas doce puntos, mientras que Oscar Piastri, a dieciséis del líder, continúa dentro de un margen que permite alterar la narrativa del título.