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Renault Emblème: El laboratorio rodante que reinventa el diseño automotriz
Renault Emblème: El laboratorio rodante que reinventa el diseño automotriz

Renault Emblème: El laboratorio rodante que reinventa el diseño automotriz

Más que un concept car: Un laboratorio de tecnologías del futuro

Por Álvaro Muro Duñabeitia
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alvaromurocardesignes/10/10/20
jueves 03 de julio de 2025, 14:00h

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El Renault Emblème no es el típico concept car que vemos en los salones del automóvil o en concursos de elegancia y luego desaparece para siempre sin dejar ningún impacto en la sociedad. Este modelo es algo mucho más ambicioso: un laboratorio rodante donde cada componente, cada línea de diseño y cada tecnología están pensados para resolver uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo: crear movilidad sin dañar el planeta.

A diferencia de otros prototipos futuristas, el Emblème está sorprendentemente cerca de poder fabricarse en serie. Renault asegura que podrían producirlo mañana mismo, aunque todavía existen algunos obstáculos que superar. La diferencia clave está en su enfoque: en lugar de imaginar tecnologías imposibles, han trabajado desde el primer día con proveedores reales para crear soluciones viables.

Un coche familiar que piensa en verde

El Emblème mide 4,80 metros de largo y tiene espacio para toda la familia, con un maletero de 556 litros más otro adicional delantero de 74 litros. No es un deportivo impracticable: es un coche pensado para la vida real, para llevar a los niños al colegio o irse de vacaciones. Pero aquí está la magia: mientras haces tu vida normal, estás conduciendo una de las máquinas más avanzadas y respetuosas con el medio ambiente jamás creadas.

Frontal del Renault Emblème

Su silueta combina la elegancia de un coupé con la practicidad de un familiar, creando lo que se conoce como "shooting brake". Con una altura de solo 1,52 metros, pero una distancia entre ejes generosa de 2,90 metros, el coche parece fluir sobre la carretera. Su color verde dicroico cambia de tonalidad según la luz, como si fuera un camaleón metálico que simboliza la transformación constante hacia un futuro más sostenible.

Aerodinámica inteligente inspirada en la Fórmula 1

La aerodinámica del Emblème no es solo eficiente: es inteligente. El coche "respira" según sus necesidades, adaptándose constantemente para minimizar la resistencia al aire. En el frontal, lo que parece una rejilla tradicional es en realidad un panel que se abre y cierra automáticamente. Cuando no necesita aire para refrigeración, se mantiene cerrado para mejorar la aerodinámica, pero cuando el motor o las baterías requieren enfriamiento, se abre justo lo necesario.

Delantera del Renault Emblème

En la parte trasera, un difusor activo inspirado en la Fórmula 1 se despliega automáticamente a velocidades de autopista, mejorando aún más el flujo de aire. Es como si el coche tuviera pequeñas alas que se ajustan constantemente para volar mejor por la carretera.

Trasera del Renault Emblème

Los espejos retrovisores han desaparecido completamente, reemplazados por cámaras aerodinámicas integradas que ofrecen una visión de 360 grados sin crear turbulencias. Hasta los limpiaparabrisas se esconden bajo el capó cuando no los necesitas. Cada detalle cuenta: el resultado es un coeficiente aerodinámico (Cx) de sólo 0,25 puntos.

Cámaras aerodinámicas integradas en el Renault Emblème

El sistema híbrido revolucionario: Electricidad e hidrógeno trabajando juntos

Una de las innovaciones más elegantes del Emblème está literalmente sobre nuestras cabezas. Su techo amplio y plano no es solo estéticamente atractivo: está cubierto de paneles solares integrados con forma de diamantes. Mientras conduces bajo el sol o dejas el vehículo aparcado, estos paneles van recargando silenciosamente la batería de energía gratuita y limpia.

Paneles solares en el techo del Renault Emblème

Aquí es donde el Emblème se vuelve realmente interesante. No es simplemente un coche eléctrico: es un híbrido de nueva generación que combina lo mejor de dos mundos tecnológicos.

Por un lado, tiene una batería de 40 kWh ubicada bajo el suelo del vehículo, como cualquier coche eléctrico moderno. Esta batería te da unos 200 kilómetros de autonomía, perfectos para el uso diario: ir al trabajo, hacer la compra, llevar a los niños a sus actividades.

Pero lo más emocionante y revolucionario es que también incorpora una pila de combustible de hidrógeno de 30 kW. Imagínate una pequeña fábrica de electricidad dentro del coche que funciona con hidrógeno y aire, produciendo energía limpia mientras conduces.

La magia de la pila de hidrógeno

El funcionamiento es realmente simple y elegante. El coche tiene un depósito con 2,8 kilos de hidrógeno a presión. Una turbina introduce aire del exterior, y dentro de la pila de combustible es donde ocurre la magia.

Lo primero de todo, el hidrógeno entra por un lado y se encuentra con una superficie recubierta de platino. Allí se "separa" en dos partes: protones (con carga positiva) y electrones (con carga negativa).

Los electrones, al no poder atravesar una membrana especial, se ven "obligados" a circular por un cable, creando electricidad. Mientras tanto, los protones sí atraviesan la membrana y se encuentran con el oxígeno del aire. ¿El resultado? Electricidad limpia para recargar la batería y como único "desecho", vapor de agua pura.

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Es decir, mientras conduces, el coche está literalmente convirtiendo aire e hidrógeno en electricidad y agua. No hay humo, no hay gases tóxicos, no hay ruido.

Con este sistema dual, el Emblème puede recorrer hasta 1.000 kilómetros con solo dos repostajes de hidrógeno de 3 minutos cada uno. Para viajes largos, como ir de Barcelona a Madrid, usas principalmente el hidrógeno. Para el día a día, cargas la batería en casa como cualquier coche eléctrico. Es lo mejor de ambos mundos.

Un interior que cuenta historias

El interior del Emblème sigue una filosofía llamada "Shy Tech" (tecnología tímida). En lugar de bombardearte con pantallas y botones, la tecnología se integra discretamente en el ambiente. La impresionante pantalla panorámica de 1,2 metros se extiende como un horizonte digital, pero su presencia es tan natural que parece parte del paisaje interior.

Interior del Renault Emblème

Los controles táctiles se esconden bajo tejidos naturales, apareciendo mágicamente cuando acercas la mano. Es como si el coche leyera tus intenciones y respondiera sutilmente a ellas.

Cada superficie interior cuenta una historia de sostenibilidad. Los asientos combinan fibras de lino cultivado en Normandía con "piel" hecha de fibras de piña, creando texturas que son táctilmente placenteras y ambientalmente responsables. Estos materiales naturales no solo evitan contaminar: activamente absorben CO2 del ambiente, convirtiéndose en pequeños sumideros de carbono.

Los tejidos de poliéster son 100% reciclados y han sido coloreados usando una técnica revolucionaria: con solo cuatro hilos base (cian, magenta, amarillo y negro) se pueden crear hasta 62 tonalidades diferentes sin usar colorantes químicos tradicionales.

Interior del Renault Emblème

La revolución de los proveedores: cambiando toda la industria

Una de las innovaciones más relevantes del proyecto Emblème no está en el coche en sí, sino en cómo se ha fabricado. Renault ha colaborado desde el inicio con una red de 20 proveedores especializados, que abarcan desde fabricantes de llantas hasta productores de componentes electrónicos. Todos ellos compartían un mismo objetivo: diseñar sus productos minimizando al máximo las emisiones de carbono.

Este enfoque representa un cambio radical en la industria del automóvil. Tradicionalmente, las marcas desarrollaban primero el vehículo y luego buscaban proveedores que se adaptaran a sus necesidades. En el caso del Emblème, la sostenibilidad se colocó en el centro desde el primer día, lo que permitió crear una cadena de suministro completamente nueva, mucho más consciente y responsable con el medioambiente.

Algunos de los resultados más llamativos de esta colaboración se traducen en soluciones concretas e innovadoras. Las llantas, fabricadas por Dicastal, están hechas con un 70% de aluminio reciclado y pesan sólo 16,5 kg cada una, lo que ayuda a reducir el peso total del vehículo. Los tiradores de puertas, desarrollados por AKWEL, son táctiles, un 60% más ligeros que los convencionales y están compuestos en un 65 % por materiales reciclados.

Renault Emblème

Michelin, por su parte, ha contribuido con unos neumáticos de altísima eficiencia: su resistencia a la rodadura es tan baja que mejora el rendimiento del coche en un 55%. Finalmente, la batería, fabricada por Verkor, está diseñada para emitir un 72% menos de CO2 durante su producción en comparación con una batería convencional.

Neumáticos y llantas del Renault Emblème

En conjunto, estas colaboraciones no solo mejoran el producto final, sino que sientan las bases de una nueva forma de fabricar coches: una industria que avanza con pasos firmes hacia la sostenibilidad real.

Diseño modular: un coche que evoluciona contigo

Una de las ideas más inteligentes del Emblème es su diseño modular. Igual que actualizas las aplicaciones de tu móvil para tener siempre lo último, este coche te permitirá renovar ciertas partes sin tener que cambiar todo el vehículo. El sistema multimedia, algunos elementos del interior o incluso tecnologías más complejas podrán sustituirse o mejorarse de forma individual, sin necesidad de tocar el resto del coche.

Esto no solo es práctico para el conductor, también es una gran noticia para el planeta. En lugar de desechar un coche completo solo porque una tecnología ha quedado anticuada, bastará con actualizar lo que haga falta. Menos residuos, menos consumo de recursos y una vida útil mucho más larga para cada vehículo. Una forma de pensar en el futuro, sin renunciar al presente.

Silueta lateral del Renault Emblème

El reto del hidrógeno: una gran idea que necesita apoyo

Por muy avanzada que sea la tecnología del Emblème, hay un problema que no se puede ignorar: la falta de infraestructura para repostar hidrógeno. Hoy en día, en Europa apenas existen estaciones que lo ofrezcan. Es como tener el móvil más moderno del mundo… pero sin cobertura para usarlo.

Renault lo sabe, y por eso no ha tomado aún una decisión definitiva sobre producir el coche en masa. Están esperando a ver cómo evoluciona la red de repostaje. El dilema es evidente: sin estaciones, no hay coches; sin coches, no se construyen estaciones. Es el clásico problema del huevo y la gallina.

Pensado para todo su ciclo de vida: del primer tornillo al último reciclaje

Lo realmente interesante del Emblème es que no se han centrado solo en las emisiones durante la conducción. El equipo ha analizado a fondo cada etapa de la vida del coche, desde su fabricación hasta su retirada, para minimizar el impacto ambiental en todo el proceso.

Desde el principio, se ha priorizado el uso de materiales reciclados y provenientes de fuentes renovables, reduciendo la dependencia de recursos vírgenes. En la etapa de fabricación, las plantas que participan en la producción del Emblème funcionan con energías limpias y emplean métodos optimizados para reducir aún más su huella de carbono.

Durante el uso diario, el sistema híbrido que combina electricidad e hidrógeno garantiza cero emisiones directas, lo que significa que el coche no contamina mientras circula. Y cuando llega el final de su vida útil, más del 90% de sus componentes pueden reciclarse, facilitando su reintegración en futuros procesos industriales.

Pantalla infoentretenimiento del Renault Emblème

¿El resultado de todo esto? Mientras que un coche convencional emite unas 50 toneladas de CO2 a lo largo de su vida útil, y un eléctrico tradicional genera unas 25 toneladas, el Emblème reduce esa cifra a solo 5 toneladas. Una mejora del 90% que demuestra que sí se pueden hacer las cosas de otra manera, repensando el coche desde la raíz.

El futuro es hoy

El Renault Emblème nace con una ambición clara: demostrar que se puede repensar la forma en que hacemos coches sin renunciar a la belleza, la tecnología o el placer de conducir. Es una propuesta que une diseño, innovación y sostenibilidad en un mismo vehículo, y lo hace con una coherencia poco habitual en la industria.

Es cierto que todavía hay obstáculos por superar, como la escasa infraestructura de hidrógeno, pero muchas de las ideas que han nacido con el Emblème no se quedarán en el papel. Algunas ya están listas para dar el salto a los modelos de producción que Renault lanzará en los próximos años. Y cuando empieces a ver coches con paneles solares integrados, materiales reciclados con diseño atractivo o aerodinámica que se adapta en tiempo real, sabrás que mucho de eso empezó aquí.

Renault Emblème: El laboratorio rodante que reinventa el diseño automotriz

Ahora bien, la gran pregunta: ¿llegaremos a ver el Emblème tal como lo conocemos en los concesionarios? Lo más probable es que no, al menos no en su forma exacta. Pero su legado sí llegará. Veremos sus ideas, su filosofía de diseño y su manera de entender la movilidad reflejadas en los coches del futuro. Porque el Emblème no se ha creado solo para impresionar: ha nacido para marcar un camino.

En un mundo donde cada compra tiene un impacto, este coche nos recuerda algo esencial: elegir sostenibilidad no implica renunciar a lo que nos emociona de la tecnología o del diseño. Solo implica hacerlo de manera más inteligente. Y quizás, en el fondo, más humana.

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