La marca francesa ha celebrado el centenario de uno de sus modelos más emblemáticos, que marcó un antes y un después en el diseño automotriz y en la competición.
Bugatti siempre se ha distinguido como una marca que preserva el lujo y el confort en coches que buscan establecer cifras nunca antes vistas en cuanto a velocidad y prestaciones. Desde el primer Type 2 hasta el recientemente estrenado Tourbillon, la marca francesa no ha dejado de sorprender a los miembros de la industria automotriz, empezando a cosechar éxitos desde años muy tempranos, como el primer Gran Premio de Mónaco, celebrado en 1929, o las 24 horas de Le Mans en 1939.
EL TYPE 35, LAS LLANTAS Y SU LEGADO EN LA COMPETICIÓN
Este año, uno de los buques insignia de la primera etapa de Bugatti como marca, el Type 35, cumple cien años desde que hiciera su primera aparición en el Gran Premio de Francia de 1924, en Lyon. El coche presentó un concepto innovador que se ha mantenido hasta el día de hoy: las llantas de aleación de aluminio.
Las llantas de aleación de 8 radios presentadas por Bugatti con el Type 35 trajeron consigo una serie de beneficios. En primer lugar, la reducción de peso, ya que las llantas de aleación de aluminio eran mucho más ligeras que las llantas de acero o de hierro que se utilizaban en la época. Esto se traducía en una disminución de la masa no suspendida y una mejora en el agarre en curvas y superficies irregulares.
Además, el aluminio es un material muy resistente que cuenta con muy buenas propiedades de disipación térmica, algo que se traducía en una reducción drástica en la temperatura de los frenos durante las carreras, y una mayor durabilidad. Por último, la estética y el diseño de las llantas llevaron a Bugatti a dar un golpe sobre la mesa y consolidarse como una marca que integraba la elegancia y la deportividad de una manera perfecta.
Además de las llantas, el coche presentaba un chasis y una mecánica muy avanzados para su época. El cigüeñal de su motor de ocho cilindros en línea funcionaba con cojinetes de agujas y rodillos, permitiéndole alcanzar hasta 6.000 revoluciones por minuto y una potencia de 75 CV. Además de las llantas, el chasis entero estaba íntegramente fabricado de aluminio, su eje delantero pesaba únicamente 10 kg, parando la balanza en tan solo 750 kilos.
Más de 1.000 victorias entre 1924 y 1930
Si bien la base sobre la que partía el Type 35 ya era sobresaliente para la época, el coche fue continuamente mejorándose durante sus seis años de existencia, incorporando un motor más grande y un supercharger que aumentó la potencia a los 128 CV y, posteriormente, a 140 CV. Ese afán de la firma francesa por buscar siempre ese paso más allá, se tradujo en lograr más de 1.000 victorias entre 1924 y 1930. Entre todas estas victorias, destacaron las cinco victorias en la icónica Targa Florio desde 1925 hasta 1929. Bugatti no dejó títere con cabeza, llegando a promediar la friolera cantidad de 14 victorias por semana.
No obstante, no todo fue gloria para el Type 35. El Type 35 también fue el coche que vio perder la vida a Pietro Bordino. Bordino había corrido previamente con el Fiat 804, diseñado por Carlo Cavalli bajo la tutela de Giovanni Agnelli, fundador de Fiat, en el que se inspiró Bugatti para fabricar el Type 35. Sin embargo, durante la Targa Florio de 1928, Bordino atropelló a un perro, rompiendo la columna de la dirección y yéndose recto hacia el río. Bordino falleció ahogado.
CELEBRACIÓN EN SALON PRIVÉ: TYPE 35 B #4888, UN TYPE 35 ACONDICIONADO PARA LA CALLE
Salon Privé celebra este año el centenario del Type 35 en los jardines del palacio de Blenheim, en Reino Unido, y la celebración fue encabezada por dos unidades muy especiales. En primer lugar, el chasis #4888 del Type 35 B y, en segundo lugar, una unidad de Type 57 Cabriolet recarrozada por Saoutchik.
El chasis #4888 fue comisionado originalmente como un Type 35 estándar (chasis #4797) en noviembre de 1926 por el abogado holandés Johannes Last. Sin embargo, la especificación se revisaría más adelante, y el coche se modificaría para contar con la configuración del Type 35 B, lo cual llevaría a cambiar el número de chasis a #4888. Este Type 35 B fue el sexto producido, habiéndo entregado los primeros cinco a corredores natos, como Louis Chiron, George Eyston o Elisabeth Junek. Una característica que hizo único a este Type 35 B, es que Last solicitó el Type 35 con luces y un hueco detrás de los asientos para colocar equipaje, ya que estaba interesado en utilizar regularmente el Type 35 por carreteras públicas.
Last nunca corrió con este chasis, y lo cambió en 1931 por un Type 43 A roadster. El Type 35 B se vendería posteriormente al relojero francés Maurice Anguenot, que lo devolvió a la fábrica de Molsheim, donde se le incorporaron una nuevo cárter y bloque motor, aumentando el tamaño de los pistones a 37 milímetros. El coche pasó por las manos de los miembros de la firma francesa Jack Lemon-Burton y, posteriormente, Louis Giron, un ex-mecánico de Bugatti que fue el primero que lo llevaría a competir en varios eventos.
Posteriormente, fue el piloto británico Kenneth Neve quien lo adquirió en 1957, reconstruyendo el motor, supercharger y la caja de cambios, además de quitar todos los elementos de coche de calle que equipaba, con la pura finalidad de competir. Finalmente, el coche se marcharía a Bélgica, donde el Baron d’Huart lo compraría, y lo preservaría en su seno familiar durante 47 años. En 2022, el coche se vendió en la subasta de Bonhams de Mónaco por 2 millones de euros, y el nuevo comprador llevó a cabo una completa restauración del chasis, devolviéndolo a su especificación original.
TYPE 57 SAOUTCHIK, LA ELEGANCIA ELEVADA A LA ENÉSIMA POTENCIA
A esta unidad le ha acompañado una unidad de Type 57 Cabriolet, como bien se ha mencionado, recarrozado por Saoutchik, una empresa de carrocerías francesa especializada en coches de alta gama, que por aquel entonces se encargaba de recarrozar vehículos de la talla de Delahaye, Mercedes Benz o Hispano Suiza, entre otros. Saoutchik se caracterizó por unas líneas y proporciones inusuales para la época, y este Type 57 no es ninguna excepción, con unas líneas muy fluidas y elegantes, detalles cromados y una parrilla más ornamentada.
Esta unidad de Type 57 fue encargada por un cliente de Bugatti en la ciudad francesa de Mulhouse, y fue enviada a recarrozar en abril de 1939. Se desconoce la ubicación de este modelo hasta que apareció en las calles de París en 1957, con el piloto de carreras Gaston Docime a los mandos. Fue entonces cuando el teniente Douglas Walling vio el coche y lo adquirió, llevándoselo a Montana, en Estados Unidos. Posteriormente, se lo vendería al coleccionista británico Arthur Smith, quien estuvo tan interesado en comprar el vehículo que hasta entregó su avión Beechcraft para poder llevarse el coche a casa. Más tarde, sería Jack Becronis quien lo restauraría entre 1983 y 1985, antes de llevarlo al Pebble Beach Concours d’Elegance de 1985, en la que se llevaría el premio al Best of Show.
Finalmente, fue Robert Lee quien compró el coche, llevándoselo al estado de Nevada y presentándolo en el Meadowbrook Concours d’Elegance en 1992, y en Pebble Beach de nuevo, en 2012. Lee falleció en 2016 con el Type 57 en su garaje, pero desde entonces el coche ha estado mostrado de manera pública en su exhibición Antique Firearms and Automobile, en el Nevada Museum of Art.
Andrew Bagley, jefe del concurso, ha expresado su orgullo de que los asistentes de Salon Privé puedan disfrutar en vivo de una unidad tan especial como esta. “Hace cien años, con legendarios pilotos como Tazio Nuvolari y Louis Chiron al volante, y con una técnica y un diseño nunca antes vistos, el Type 35 se convirtió en un referente para todas las marcas de coches de carreras. Además, el Type 57 Saoutchik complementa perfectamente a este Type 35, con líneas más elegantes que reflejan la transición de la marca hacia el lujo, sin dejar nunca de lado la deportividad.”