El fabricante de los Mi, y de decenas de productos más, muestra síntomas de madurez. No es únicamente que revise los precios al alza, también cambia el lenguaje e incluso las maneras.
Hace un par de años, ir a una presentación de Xiaomi implicaba juntarse no solo con un grupo de periodistas, sino con otro grupo añadido de 'mi fans', seguidores de la marca elegidos mediante sorteos o concursos o qué sé yo. Generalmente, los seguidores suelen ser tirando a friquis, en muchas ocasiones más puestos en cuestiones técnicas que parte de los periodistas, algunos de estos más interesados en el diseño-estilo... e incluso en economía.
Así que en las comunicaciones de los productos de este fabricante se habla mucho de características técnicas. Importa saber qué procesador lleva, que tipo de RAM y no únicamente la cantidad de gigas... Ésa era la comunicación en la que más foco ponían en la marca china: en la hoja de características técnicas y, por supuesto, en el precio. Pero parece que ese sarampión informativo de juventud se está apagando y dando paso a nuevas maneras más... adultas.
Apple no sólo ha marcado las líneas generales de lo que son los actuales móviles y ordenadores portátiles, sino que también ha dibujado el sendero de la comunicación y el marketing
Apple no sólo ha marcado las líneas generales de lo que son los actuales móviles y ordenadores portátiles, sino que también ha dibujado el sendero de la comunicación y el marketing que todos desean emular. Y no es fácil hacerlo. Entre otras cosas, porque el actual atractivo y reconocimiento de marca que tiene la manzana mordida se ha ido construyendo sin introducir cambios bruscos desde hace varias décadas.
Por ejemplo, pocos datos técnicos podremos extraer de las presentaciones de los iPhone o los iPad. Nos llevarán de la mano por un laboratorio en el que hablarán de la potencia de los nuevos procesadores, nos contarán lo que se puede hacer con las cámaras... pero sobre todo nos bombardearán con mensajes de diseño, calidad de construcción, ideas sencillas... Construirán el relato de un objeto aspiracional. Y en eso son los mejores.
En esa hoja de ruta que sigue Apple no figuran ni los miliamperios hora de las baterías que montan, ni el tipo de módem que lleva, ni tan siquiera los gigas de RAM. Parece que digan: "¿Para qué quieren saber esto nuestros usuarios? Les vale con saber que este modelo es mejor que el anterior". Pero, eso sí, hablan de las aleaciones que utilizan en la caja, de la protección de las pantallas, de los procesos de pulido...
Y eso es lo que han querido replicar otras firmas, desde Samsung hasta, ahora, Xiaomi. Tal y como le ha funcionado a Apple, no me extraña que lo emulen.
Xiaomi se había movido en un entorno de comunicación más parecido a Huawei. Este gran fabricante siempre tenía el foco apuntando hacia su tecnología, era su fuerte: sus procesadores Kirin, por ejemplo. Pero Xiaomi no fabrica sus propios componentes y si todavía dedica un buen tiempo en sus presentaciones a los procesadores (en esta ocasión de MediaTek) puede ser por los acuerdo que tienen con los fabricantes. Otro cantar es que muestren su cariño hacia Leica, su socio para la construcción de las cámaras. Leica viste mucho. Y, por cierto, llevar Leica a la gama T de móviles está muy bien.
Lo que quiere hacer Xiaomi, además de olvidar eso del precio honesto y dejarlo para la gama Poco, es hablar de sensaciones, de colores, de diseño, de productos aspiracionales, de aleaciones de metales, de los procesos de pulido... Vamos, hacerse un Apple. Aunque, al menos de momento, no se olvidan de enviar las fichas con las características completas.
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