Energy Sistem camufla sus altavoces detrás de los cuadros

La comparación que se hace en la entradilla de este tema tiene fallas importantes. A nadie se le puede escapar que un televisor como el Frame de Samsung tiene la ventaja inestimable de que cambia la imagen que muestra y el usuario incluso la puede personalizar. En el caso de Frame Speaker, de Energy Sistem, la imagen es fija. Aunque se puede elegir entre tres modelos: East Beach, Flamingo y Forest.

El que yo he probado es el primero, un altavoz montado en un cuadro de Antonyo Marest. Es, sin duda, el más arriesgado de los tres y exige contar con un ambiente adecuado. En concreto es el número 770 de una serie de 1.000 unidades.

El resultado, más allá de los gustos pictóricos personales, es un altavoz casi convencional: una caja de madera con cierto volumen, con la parte frontal entelada que oculta en su interior varios altavoces y la circuitería necesaria para emparejarse con una fuente de sonido Bluetooth, puertos microSD y microUSB para ficheros MP3, WAV y WMA y radio.

Mide 47 centímetros de alto por 37 de ancho y cinco y medio de profundo, más que suficiente para meter todos los componentes citados más tres conos; uno de de cuatro pulgadas y 30 vatios de sonido para graves y otros dos para medios de 10 vatios y dos pulgadas de diámetro. Todo ello está alimentado por una batería de iones de litio de 4.400 miliamperios que le da una autonomía de 20 horas.

En este tipo de equipos, la batería tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por un lado está la obvia: no hay que ponerlo obligatoriamente donde haya una toma de corriente, pero, por otra parte hay que estar pendiente del nivel de carga de la batería y proceder a cargarlo cuando se necesite. El proceso de carga es de siete horas…

En marcas como Energy Sistem el precio es uno de los apartados fundamentales. Uno no espera el mejor sonido del mercado, pero sí un precio muy contenido. En este caso, el Frame cuesta 139 euros para un equipo Bluetooth 2.1 de 50 vatios.

Afortunadamente, viene con un mando a distancia para controlarlo, porque el manejo desde la botonadura lateral va a resultar más que incómodo si lo colgamos de la pared -está preparado para hacerlo ya que, en definitiva, es un cuadro-. El control, a pesar de que ya nos hayamos acostumbrado a las pulsaciones cortas y largas, no es nada intuitivo y se echa de menos una app completa para la gestión.

Y más vale que el mando tiene un botón dedicado para el emparejamiento de dos Frame Speakers para que trabajen en estéreo. No me resisto a copiar la descripción del manual: “Enciende tus dos dispositivos y selecciona el modo Bluetooth, sin emparejar tu smartphone o Tablet. Para ambos dispositivos, debes pulsar dos veces rápidamente el botón Cambio de Función (12), o el botón emparejamiento True Wireless (19) del mando a distancia. Verás que el LED indicador de modo (3) parpadea a una mayor velocidad, y finalmente se realiza el emparejamiento”. Y sigue “Una vez emparejados ambos dispositivos, el control del volumen será común. Para finalizar el emparejamiento TWS, vuelve a pulsar dos veces rápidamente el botón Cambio de función (12)…”.

Más arriba decía que está diseñado para ser colgado y no sólo por la forma de cuadro o por los dos enganches que lleva en la parte trasera. Supongo que para mantener la simetría, han colocado el sensor de infrarrojos para el mando a distancia sobresaliendo en el marco inferior, de tal forma que no se puede apoyar de pie sobre una superficie recta.