Dos opciones: cápsulas o café recién molido. Philips ha presentado la Barista de L’Or y una competencia interesante a las propias Saeco.
Philips lleva años metida en el mundo del café. Cuando preguntas a un muy, pero muy cafetero cuáles son las mejore máquinas, es más que probable que conteste: Saeco. Pero pocos sabrán que es una marca de Philips.
Hace un par de semanas, la multinacional holandesa Philips mostraba sus “musts“: la plancha de vapor Perfect Care Elite Plus, la afeitadora S9000 Prestige, la maquinilla eléctrica OneBlade ahora con un accesorio para afeitar todo el cuerpo, la depiladora Lumea Prestige y el cepillo de dientes Sonicare DiamondClean Smart. No son novedades, excepto el accesorio para el cuerpo de la OneBlade. Son los focos de atención de la marca. Todo muy Elite, Prestige, Smart…
Sin embargo, sí había novedades. La primera, la L’Or Barista. Se trata de una cafetera diseñada para la competencia de Nespresso. Según parece, el mercado del café está dominado por dos marcas: Nestlé y Sara Lee. La primera tiene las conocidísimas cápsulas Nespresso mientras que la segunda le planta cara con las cápsulas L’Or.
La gama L’Or Barista arranca en los 100 euros -99,99 euros para no cruzar la barrera psicológica de los 100 euros- y llega a los 180. La diferencia entre la gama es básicamente estética, excepto en dos modelos que incluyen un vaporizador de leche para poder preparar capuchinos.
Todas ellas son compatibles con los dos tamaños de cápsula de L’Or, tanto para hacer cafés dobles como preparar dos cafés sencillos simultáneamente. También pueden hacer café de filtro y, según la web -aunque con un asterisco un poco lioso de por medio: “Así como con las cápsulas Nespresso®* y todas sus compatibles. *Marca de una compañía no relacionada con JACOBS DOUWE EGBERTS”-, admiten cápsulas de Nespresso.
Uno de los trucos para obtener un buen café, al margen de la calidad del mismo, es la presión que alcanza la cafetera. En este caso llega a los 19 bares.
Pero esos muy, muy cafeteros, los sibaritas del café, dirán que no les sirven ni las cápsulas, por muy caras que sean, ni las ediciones especiales. Ellos quieren su mezcla o su origen especial y lo quieren molido con cuchillas de cerámica para evitar que el grano se caliente y, además, les gusta un punto de molido y una cantidad mayor o menor de café para cada tipo de uso y más o menos líquido… Eso son palabras mayores. Y, hasta hace poco hablábamos de cafeteras, como las de Saeco, que costaban muy por encima de los 1.000 euros y que los llegaban a duplicar.
Pensadas más para pequeñas oficinas que para una casa -aunque a mí no me importaría montar una en mi cocina-, las cafeteras Series 3200 cumplen casi todas las funciones que se le pueden pedir. Son equipos compactos (24 x 37 x 43 centímetros), admiten café en grano pero también molido, preparan Espresso, Café, Latte macchiato, Cappuccino, Americano, Agua caliente, tiene tres ajustes de intensidad de aroma, hasta 12 posiciones del molinillo, tres de temperatura, se puede ajustar la cantidad de leche y de café, permite dos o una taza y cuenta con el sistema LatteGo. Es un depósito externo de leche (un poco escaso: un cuarto de litro aproximado) que vierte directamente la leche vaporizada en la taza, sin necesidad de circuitos internos muy difíciles de limpiar.
Las preferencias del tipo de bebida, intensidad, cantidad… se seleccionan en un panel táctil e incluye filtro de agua para poder preparar hasta 5.000 tazas sin necesidad de descalcificar. Una cafetera de este nivel, con 15 bares de presión de la bomba, que luciera la marca Saeco -ojo, es también de Philips- rondaría o superaría los 1.000 euros. Solo con el logotipo de Philips, se queda en la mitad: 549,99 euros.
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