A la hora de hablar del mítico Lotus 78 es imposible no mencionar a Colin Chapman. Aunque éste último es su diseño más famoso, los diseños de Colin entre las décadas de 1960 y 1970 siempre han sido una referencia a seguir. En 1960, Colin dió lugar al Lotus 18 el cual es considerado como el mejor coche con motor trasero de la época (aunque con una mala fiabilidad). Otro gran diseño de Colin es el Lotus 25, cuyo diseño del chasis fue imitado por el resto. Sus diseños llegaron a influir de una competición a otra. De su diseño del Lotus 56 para la Indy se llegó al diseño del Lotus 72 para la Fórmula 1
Gracias a la gran labor de Colin en Lotus, el equipo pudo disfrutar de una época donde sus monoplazas eran realmente competitivos. Sin embargo, cuando llegó el verano de 1975 Lotus se halló en la situación en la que habían alcanzado el rendimiento máximo de su monoplaza. Gran parte de esto se puede atribuir al cambio realizado por Goodyear en el diseño de sus neumáticos, lo cual no benefició a Lotus.
El nacimiento del Lotus 78
Es aquí donde la idea de Colin en desarrollar un coche del estilo del Lotus 78 nació. En momentos de presión como el de aquellos años, muchos se verían atorados y faltos de ideas. Este no fue el caso de Colin Chapman. Colin se paró a analizar la situación, el porqué de que el Lotus bajó en rendimiento. Así es como llegó a la conclusión de que quería un coche en el que las alas (alerones) tuvieran una mayor importancia. Colin, en su camino a diseñar su coche ideal, escribió un documento de 27 páginas el cual presentó a Tony Rudd, ex-ingeniero jefe del equipo BRM que se unió al grupo Lotus en 1969. Según el propio Tony, en aquel documento Colin dejó claro el camino que quería seguir, además de remarcar todo lo que no sabía y que esperaba que junto al resto del equipo obtuvieran a una respuesta.
Tony Rudd, junto a otros dos ex-miembros de BRM, Ralph Bellamy y Peter Wright, montaron un equipo de investigación y desarrollo para el equipo Lotus que trabaja de forma externa. Esto significaba que la presión del trabajo del día a día de la Fórmula 1 no les afectaba y podían dedicar más tiempo a perfeccionar e investigar los diseños propuestos por Colin.
Si bien en aquella época los monoplazas de Fórmula 1 empleaban alerones, tanto delantero como trasero, la finalidad de estos apéndices aerodinámicos no iban más allá de reducir el drag o lo que es lo mismo, tratar de disminuir la resistencia del aire al avance del monoplaza. De este modo, los coches podían ser más rápidos. Por lo tanto, aunque la aerodinámica sí que jugaba un papel en el rendimiento de los coches, no tenía un papel protagonista como sí lo tuvo en el Lotus 78 y en los diseños futuros de los monoplazas.
Es por esta razón que a excepción de Gordon Murray en Brabham y McLaren, nadie prestó atención a cómo se comportaba el aire por debajo del coche. De hecho, trataban de evitar que el aire circulara por la zona inferior de los coches.
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Un detalle que también hay que destacar en el proceso de desarrollo del Lotus 78 es el modo en el que se testeó. En la década de los 70, aunque los equipos de Fórmula 1 empleaban túneles de viento para testear sus diseños, el modo en el que lo hacían no era el óptimo. Por aquel entonces, lo normal era testear los modelos con el suelo estático o con el modelo suspendido en el aire. Éstas prácticas sí que son útiles en el sector de la aeronáutica, pero no en el de la Fórmula 1 o similares. Así, el equipo de I+D de Lotus empleó el túnel de viento disponible en el Imperial College de Londres. Estas instalaciones contaban con un suelo móvil, lo que ayudaba a simular las condiciones del coche en pista. Charlie Prior fue el encargado de producir los modelos que emplearía el equipo de I+D de Lotus para simular su monoplaza.
Durante el periodo de desarrollo del Lotus 78, una parte a la que se le prestó mucha atención fue a la distribución de los radiadores. Tony Rudd decidió usar una disposición que ya había empleado con antelación. Así, se hizo un modelo donde se simulaban radiadores situados en el comienzo de los pontones del monoplaza. Tras los tests, los datos obtenidos eran muy alentadores.
Así pues, dada la forma de los pontones en la que su parte inferior mastaba una forma de ala invertida, los radiadores ayudarían a aprovechar el flujo bajo el monoplaza. En esta zona se generaría zonas de baja presión que acelerarían el flujo circulante. Para que el rendimiento del monoplaza no se viera afectado por el flujo alrededor del monoplaza, se decidió implementar un sistema de faldillas que taparan el hueco en el extremo del pontón con el suelo.
Una vez el diseño final del Lotus 78 quedó cerrado, se comenzó a construir un prototipo con lo que sería la estructura del Lotus 77. Durante estos tests, el chasis no soportó la carga aerodinámica generada y se deformó de forma excesiva. Esto ayudó a que los ingenieros de Lotus vieran las carencias del Lotus 77 , las cuales no solo solventaron en gran parte en el Lotus 78 sino que también ayudó a mejorar el propio Lotus 77 en la parte final de la temporada de 1976, donde Mario Andretti logró una victoria en el GP de Japón.
En esta fase final surgió la gran pregunta, ¿tanto esfuerzo y gasto de recursos valieron la pena? La respuesta es un rotundo y gran SÍ. Aunque en un comienzo los datos de aerodinámica que obtuvo el equipo se desviaba en un 25-30% de los obtenidos en el túnel de viento (algo normal incluso a día de hoy), los datos seguían siendo buenos. Así pues, el 21 de diciembre de 1976 el Lotus 78 vió la luz de forma pública por primera vez en el hotel “London's Royal Garden”.
Rendimiento del Lotus 78
Lotus 78 conquistó hasta 5 Gran Premios
El rendimiento del Lotus 78 una vez llevado a pista donde compitió con el resto fue muy bueno. Con este monoplaza, Mario Andretti logró conquistar hasta 4 GPs (Long Beach, Jaram, Dijon y Monza) y su compañero de equipo Gunnar Nilsson conquistó un quinto para Lotus en Zolder.
No obstante, no todo fue positivo en el nacimiento del Lotus 78. Aunque su rendimiento era muy bueno, superior al del resto de la parrilla, su fiabilidad no lo acompañaba. Tras 5 fallos en el motor así como otros 3 fallos mecánicos, Mario Andretti y el equipo Lotus no pudieron competir por ninguno de los títulos mundiales (de pilotos y de equipos). Aun con todo, las sensaciones no fueron malas. Quedó claro que si Lotus era capaz de solventar este problema en su fiabilidad, el Lotus 78 sería inalcanzable para el resto de equipos.
Así llegamos al año 1978, donde nació el Lotus 79, una evolución de lo que fue el Lotus 78. Este nuevo diseño solventó los problemas de fiabilidad del Lotus 78 y permitió que Mario Andretti conquistara los GPs de Buenos Aires, Bélgica, España, Francia, Alemania, Austria, Holanda y que culminara con una victoria en Italia donde se hizo con el título de campeón del mundo de Fórmula 1.
El diseño del Lotus 78 es de los más revolucionarios que se han visto en Fórmula 1. Fue el que sentó las bases de los monoplazas que empleaban el ahora conocido efecto suelo. Fue el pionero en este campo (dentro de la Fórmula 1) y que revolucionó por completo la manera en la que se emplearía la aerodinámica en el diseño de los Fórmula 1. Fue el diseño donde la aerodinámica pasó de ser un factor más en el diseño de los monoplazas a ser el factor principal.
Aunque es cierto que en cuanto a resultados no es el mejor monoplaza, ayudó a que Lotus dominara en el año 1978. Mentes como las de Colin Chapman y las de su equipo son las que hacen de la Fórmula 1 la categoría reina del automovilismo de competición donde se innova y se emplea la tecnología más avanzada.