Los deportivos de la postguerra
Durante la postgerra, se dividió el diseño de automóviles en dos: enfocado a carreras y a carretera
Durante la época de prosperidad en 1950 y 1960, las imposiciones técnicas de las altas competiciones, como la Fórmula 1, provocó la división del diseño de automóviles de carreras y para la carretera, llegando a convertirse en disciplinas distintas.
Se extendió el mercado de los vehículos deportivos y los fabricantes tomaron la tecnología de sus asociados en las diferentes competiciones.
El arte y la moda coinciden en sus diseños con el fin de satisfacer el deseo de la velocidad y aventura, son distinguidos y atractivos como objetos de la cultura contemporánea. Los modelos más icónicos compitiendo por la proyección de su potente imagen en la gran pantalla junto a las estrellas de Hollywood. Estos automóviles fueron representados como objetos de culto por artistas como Andy Warhol.
Motion Autos Art & Architecture - Introducción
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Esta sala es la joya de la corona de la exposición, con un Mercedes-Benz 300 SL Gullwing a la cabeza de la entrada acompañado alrededor del mítico Aston Martin DB5 007 James Bond, Jaguar E Type, Porsche 356 Pre-A y el famosísimo Ferrari 250 GTO.
El Mercedes fue el deportivo de serie más rápido de su tiempo, con un chasis tubular de aleación empleado para competiciones heredado del modelo ganador de las 24 Horas de Le Mans, el W194. Además, era bastante conocido por su nombre de Gullwing “alas de gaviota”, haciendo alusión a la forma de apertura de sus puertas hacia arriba en su versión coupe.
El gran éxito de ventas le ha posicionado como uno de los modelos de Mercedes más relevantes en la historia de la automoción. Este modelo ha sido prestado por un coleccionista privado de Bilbao.
A su derecha se sitúa el Ferrari, inicialmente diseñado por Giotto Bizarrini y finalmente creado por Mauro Forghieri fuera del estudio de diseño Pininfarina, una de las joyas de la exposición. Al emblema de la compañía solo podían acceder los clientes previa supervisión personal de Enzo Ferrari. Con una aerodinámica perfeccionada en el túnel de viento de la Universidad de Pisa, la versión 250 GTO “Gran Turismo Omologata” se convirtió en el modelo Ferrari más caro del mundo en una subasta privada en 2018 ascendiendo a la cifra de 80 millones de dólares.
Solamente se produjeron 39 unidades de esta joya de la mecánica, actualmente 36 conocidas, llegando a ser uno de los modelos más codiciados entre los coleccionistas. El modelo expuesto es propiedad de Nick Mason (batería de Pink Floyd) participante en Le Mans, que ha venido compitiendo en pruebas desde su fabricación, hasta salir del museo debido a la celebración del 60 aniversario del modelo en una carrera en Estados Unidos, dejando en su lugar el Ferrari 250 MM “Mille Miglia”. Este último, se presentó en el Salón del Automóvil de París en 1952 llegando a fabricarse una tirada de 31 unidades. El prestador de este último vehículo es Ten Tenths.
A mano izquierda del Mercedes se dispone el Porsche, el primer vehículo producido por la firma de Stuttgart a manos de los diseñadores Ferry Porsche y Erwin Komenda, que lucía una carrocería reconocida entre las más bellas, y debajo de la misma escondía elementos y soluciones adoptadas del deportivo Volkswagen Type 64. Con componentes del Volkswagen Beetle aprovechados para la fiabilidad y calidad de un automóvil bien resuelto sin llegar a ser un deportivo de grandes prestaciones.
A su lado, se encontraba el Jaguar, otro deportivo fundamentado en las carreras, que tomó el diseño del D-Type, ganador de las 24 Horas de Le Mans entre 1955 y 1957. Este modelo E-Type cuenta con una característico morro alargado donde se aloja uno de sus dos enormes motores disponibles basados en la competición. Enzo Ferrari calificó a este modelo como el más bello jamás creado hasta el momento. Un modelo del que se fabricaron casi 80.000 unidades en un periodo de producción de 14 años dividiéndose en dos motorizaciones, 6 cilindros en línea y un pesadísimo V12. Ambos modelos de vehículos fueron prestados por Norman Foster.
Y seguidamente el último automóvil de la sala, el Aston Martin que protagonizó la película de 007 James Bond, Goldfinger, creando un gran impacto en la gran pantalla. Se trata de una versión original del rodaje del lujoso deportivo gran turismo britanico que se hizo popular gracias a la incorporación en la cinta cinematográfica de elementos inventados como parachoques giratorios, asientos ejecutables, escudo antibalas retráctil, parachoques hidráulicos extensibles, entre otros gadgets que incorporaba. Este modelo fue encargado por Aston Martin a la carrocera italiana Touring Superleggera, especialista en carrocerías deportivas ligeras de los gran turismo italianos de la época. Este ejemplar limitado fue traído gracias a Fritz Burkard y su famosa colección The Pearl Collection situada en Suiza.
Además de los coches expuestos, esta sala también cuenta con una vitrina de 9 coches a escala de prototipos de BMW, una serie de cuadros entre los que destacan el Mercedes-Benz 300 SL Gullwing de Andy Warhol y un chasis tubular de color negro expuesto también del mismo modelo a modo de escultura.
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