El puro poder americano
Estados Unidos define su cultura y economía alrededor del automóvil popular
El país donde más se ha percibido el afecto por el automóvil es en Estados Unidos. Se ha visto determinado por este vehículo en numerosas actividades y entornos como su economía, el paisaje, sus ciudades y pueblos, definiendo así su cultura popular hasta límites insospechados e inimaginables. EEUU fue la primera potencia mundial en notar la riqueza del uso masivo de automóviles y en hacer frente a las consecuencias medioambientales de la sociedad basada en el coche.
Introducción a Motion Autos Art & Architecture
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El romanticismo de la carretera, el viaje a través de los inmensos espacios abiertos del gran país y su interminable horizonte, es emblemático de la cultura estadounidense, con sus tradicionales “diners” y sus gasolineras en ruta. El viaje por carretera ha protagonizado fotografías, cuadros, música, cine y literatura. En la sala Americanos de la exposición Motion Autos Art & Architecture del museo Guggenheim de Bilbao, puede apreciarse el contraste entre la precisión de una escultura y los vestigios automovilísticos de obras como telón de fondo de los vehículos.
La amplia gama de vehículos aquí exhibidos pone de relieve los contrastes entre un gigantesco sedan de lujo que posee extravagantes alerones traseros, un típico deportivo de alta potencia, un bólido tuneado de llamativos colores y un Jeep ideado para la guerra y caracterizado por su escueta funcionalidad. Rememorando los coches clásicos icónicos del continente de la época, como el Cadillac Eldorado Biarritz, Ford Mustang Project 50, Ford Pierson Brothers Coupe y el Jeep Willys.
El Ford Mustang ya en la Feria Mundial de Nueva York en 1964 cautivó al público traduciéndose en una cuantiosa cantidad de ventas debido a su diseño precursor de los “pony cars” naciendo uno de los emblemas del automovilismo “made in USA” y que se ha mantenido hasta nuestros días. El primer diseño de John Najjar, Philip T. Clark, John Ash y Jim Oros supuso la puerta de acceso a los deportivos para el gran público, en especial a las generaciones jóvenes. El Mustang, popularizado aún más en la música y el cine, seducía por su largo capó, los festones laterales de su carrocería, los particulares faros traseros en tres hileras y, por supuesto, con ese caballo al galope que impresionaba en la rejilla frontal. Este símbolo de la juventud americana consiguió, en tres años, la friolera cantidad de un millón de ventas comercializadas, que no es comparable a los 10 millones de unidades vendidas hasta el día de hoy. Este icono americano ha sido prestado gracias al Haynes Motor Museum de Reino Unido.
A su izquierda se encuentra el Cadillac, para cerrar la década de los años 50 con un proyecto sobredimensionado, lujoso y extravagante. El Eldorado era paradigma del esplendor que vivió la industria del automóvil en Estados Unidos en esos tiempos. Este Biarritz se caracterizaba por ser la versión descapotable del modelo Eldorado, enfatizando su largura, anchura y también baja posición haciendo alusión de su nombre a la elegancia de la ciudad costera francesa. En su condición de descomunal turismo afloraban formas incisivas de balas y aletas, como en los Firebird. Exhibiendo multitud de detalles de acabado para las que Earl se inspiró en una versión experimental del caza estadounidense Lockheed P-38 Lightning de la Segunda Guerra Mundial, añadiendo posteriores referencias del sector aeroespacial. Este modelo ha sido cedido por la compañía estadounidense General Motors.
También a su izquierda se halla el único modelo de Ford de los años 30 modificado por los hermanos Pierson siendo el puro exponente de los denominados “Hot Rod”. Debutó en competición en 1949 estableciendo el récord de velocidad de 246 km/h. Un año después, este precursor de las preparaciones de coches de calle para las carreras ocupó la portada de la revista Hot Rod. El Hot Rod tan singular expuesto ha sido seleccionado de una amplia gama de automóviles que son propiedad del coleccionista canadiense y ahora prestador Bruce Meyer.
Al final de la sala, detrás de estos tres primeros vehículos, se sitúa el Jeep, el genuino todoterreno americano que ganó su fama a raíz de la Segunda Guerra Mundial. Su aspecto espartano, robusto y básico acrecentó la leyenda de un vehículo polivalente que enamoró a los soldados estadounidenses, llegando a fabricar más de 660.000 unidades en total. La creación de Willys Overland Motors y Ford, como característica estética que lo distinguió fue la estrella del ejército en el capó y los números de identificación bien visibles en el lateral o en el parachoques, que lo llevó desde el éxito en el campo de batalla al éxito comercial internacional en transporte por carretera y offroad. El ejemplar en concreto expuesto fue traído por el prestador Santiago Fuentes Lecue.
Los coches expuestos en esta sala también, como en las anteriores, están rodeados de obras pictóricas y esculturas relacionadas con la temática.
El sonido del movimiento
Seguidamente, hay un largo pasillo donde se despliega una visión general de los coches presentes en la exposición, que adoptan la forma en diferentes sintéticas siluetas minimalistas cronológicamente conjuntadas con una experiencia sonora didáctica ideada por Nick Mason, una selección de los vehículos que han sido grabados en movimiento y su sonido puede escucharse a medida que se recorre el pasillo para la deleite del visitante.
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