La sala de los anticipados, los visionarios
La sala Visionarios de la exposición Motion Autos Art Architecture celebrada en el Museo Guggenheim de Bilbao plasma una serie de automóviles desde mediados del siglo XX, con la introducción de vehículos utópicos, los artistas y diseñadores comienzan a estudiar formas nuevas relacionadas con la velocidad y movimiento. Muchos anticiparon las posibilidades del futuro de la conducción, adelantándose décadas a su tiempo.
Introducción a la exposición Motion Autos Art & Architecture
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Los automóviles, animados por el deseo de la velocidad, difundieron los límites de la tecnología del motor y las líneas aerodinámicas, a través de las nuevas tecnologías de turbinas, motores a reacción, energía nuclear y automatización. Se trata de un homenaje en este lugar a un diverso grupo de vehículos visionarios y a sus diseñadores, elogiando la belleza de las fluidas formas geométricas y sus logros aerodinámicos.
Se exponen juntos por primera vez en la historia los tres prototipos de General Motors, los Firebird I, II y III
Las obras del movimiento futurista junto con los vehículos de alrededor coexisten con afinidades visuales, como los tres prototipos únicos de General Motors expuestos por primera vez juntos. En aquellos años cincuenta también se proyectó la idea o imagen del vehículo sin conductor, hoy muy próximo a la futura realidad.
Se muestra el punto de vista de los genios de la época plasmado en vehículos a motor. Desde el Dymaxion de 1933, cedido por la Norman Foster Foundation, pasando por coches únicos como el Lancia Stratos HF Zero, los prototipos Firebirds I, II y III de General Motors, el Alfa Romeo BAT 7 de 1954 e incluso el Mercedes-AMG F1 W11 EQ Performance Formula One Racing Car de 2020.
Este primer vehículo, el Dymaxion, es un singular automóvil de tres ruedas que fue producido en 1930 por Buckminster Fuller influenciado por catamaranes, yates y aeronaves, con un razonable parecido a un dirigible o zeppelin de la época, de trazos reminiscentes de aviación y náuticos que culminaron con esa rueda trasera a modo de timón. Adelantó la visión de una camioneta aerodinámica para el transporte de personas sobre una base de tres ruedas, de las cuales la trasera era direccional.
En 2010, Foster le rindió tributo fabricando esta cuarta unidad que está expuesta, ciñéndose a los planos y documentos originales de quien había construido los tres ejemplares anteriores.
En frente suyo se halla el famoso Citroën DS “Tiburón”, que nació con el objetivo de convertirse en el coche más sofisticado, por tecnología y diseño. Obra de Flaminio Bertoni, Paul Mages y el ingeniero/piloto André Lefebvre, este automóvil irrumpió en el Salón del Automóvil de París de 1955 como figura de carbono sin ruedas que apuntaba al cielo. La versión Palm Beach exhibida, hecha a mano y en estado original, fue la última que salió del estudio parisino del carrocero Henri Chapron. También fue un vehículo prestado por la Fundación Norman Foster para esta sublime exposición.
Justo en la parte posterior del Citroën se sitúan en fila cuatro maquetas a escala de prototipos Porsche. En paralelo al Citroën se encuentra el Alfa Romeo, concedido por la colección de Rob y Melani Walton, este único ejemplar prototipo fue sugerido de los experimentos aerodinámicos de Studio Bertone, en los inicios de la década de los 50, que atendían a la denominación BAT 7 (Berlinetta Aerodinamica Técnica). La obra de Franco Scaglione, jefe de diseño de Bertone, perseguía la reducción del coeficiente de resistencia aerodinámica que en esa época rondaba entre 0,25 y 0,3 logrando finalmente un coeficiente de resistencia aerodinámica de 0,19 Cd.
También en paralelo, está el “estratosférico” Lancia, otro ejemplar único prestado por Phillip Sarofim con el cual rompió moldes Marcello Gandini, sucesor de Giotto Giugiaro en el estudio Bertone. Con una carrocería extraplana en forma de cuña, obligaba a los ocupantes a entrar por el parabrisas giratorio y plegable. Llama la atención su peculiar forma de triángulo de la cubierta del motor.
La versión conceptual Stratos HF Zero de los años 70, con una visión estética como si de una nave espacial se tratase, presenta un diseño único codiciado por los coleccionistas más selectos. Presentado en el Salón del Automóvil de Turín en 1970 permaneció en la colección privada de Bertone hasta su posterior subasta en 2011 en el Concorso d'Eleganza de Villa d'Este comisada por RM Sotheby's por un valor de 761.600 euros adquirida por su actual dueño prestador.
Así es el nuevo superdeportivo de Bertone, el GB110, una inspiración directa del Lancia Stratos HF Zero
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Frente a su parte posterior enmarcado por cuatro fotografías horizontales de mecánicos en boxes se ubica debajo el Mercedes de Fórmula 1 de la temporada 2020, con el que Lewis Hamilton logró su séptimo mundial de pilotos ganando 13 de las 17 carreras de la temporada, el Mercedes-AMG F1 W11 EQ Performance Formula One Racing Car 2020.
Este monoplaza es un claro ejemplo de que el legado de Mercedes-Benz, entre competiciones y récords de velocidad, se ha mantenido en alza hasta nuestros días, siendo claro exponente de la transmisión de innovación tecnológica del coche de carreras a los vehículos de uso cotidiano. En este, ya se pueden apreciar las siglas EQ que hoy identifican a la gama electrificada de modelos actuales de la compañía. Mientras apreciamos la belleza estética y mecánica de este monoplaza, se puede escuchar el sonido del motor pasando por la recta de línea de meta de un hipotético circuito.
En el extremo izquierdo de la sala y no menos importante, se aprecian tres prototipos o laboratorios rodantes de General Motors cedidos para esta ocasión, que consistian en experimentos de futuro. El Firebird I, única unidad producida por Harley J. Earl en 1954, vicepresidente de diseño de GM, originalmente llamada como XP-21, fue pionero al otro lado del Atlántico como automóvil propulsado por una turbina de gas.
Dos años más tarde, Earl y su equipo dieron a conocer el Firebird II, del que se construyó una unidad con carrocería de titanio y otra con fibra de vidrio, con el habitáculo cubierto por una bóveda acristalada, como su primera versión. Era un concepto de automóvil familiar de cuatro plazas impulsado por un motor de turbina.
Y otros dos años más pasaron cuando el Firebird III mostró lo que significaba un automóvil controlado totalmente por la electrónica. Su impresionante carrocería aeronáutica proyectaba dos aletas hacia abajo por cada lateral, otras cuatro laterales hacia arriba y, de nuevo, un hermoso alerón de cola; dejando al conductor o piloto, y acompañante, bajo sendas cúpulas.
El Firebird III se guiaba por impulsos electrónicos enviados desde unos receptores externos laterales; y para conducción manual y manejo del motor de turbina de gas ofrecía un innovador mando similar a un joystick, ya que esta única unidad carecía de volante, palanca de cambio o pedal de embrague. De manera que, en aquellos años 50, los Firebird constituían los primeros pasos hacia el uso de combustibles alternativos y de cierta conducción autónoma.
Además de los vehículos expuestos, también se pueden apreciar diferentes cuadros y esculturas relacionados con la temática de la sala.
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