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Prueba del LG gram de 16 pulgadas

A pesar de sus 16 pulgadas, se sujeta perfectamente entre dos dedos.
A pesar de sus 16 pulgadas, se sujeta perfectamente entre dos dedos. (Foto: JLT)

LG sube la apuesta: 16 pulgadas y 1.190 gramos

Por Javier López Tazón
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javierlopezgmailcom/11/11/17
miércoles 16 de junio de 2021, 08:30h

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El peso y la calidad de la pantalla con unos marcos reducidos son los puntos fuertes de un portátil, verificado como EVO por Intel, al que penaliza el precio.

Cuando LG anunció su gram, un portátil de 13 pulgadas de pantalla justo por debajo de un kilo de peso, sorprendió a todos. "Será de plástico", "No resistirá ni un arañazo", "Se romperá en un par de semanas de uso"... La sorpresa era que ni estaba hecho de plástico ni se rompía en un par de semanas y aguantaba incluso caídas (dentro de un límite).

Lg ya no está sola en la batalla del peso. Dynabook, con su Portege X30, se apuntó al mismo reto: aleación de magnesio, resistente, 13,3 pulgadas de diagonal... y 989 gramos de peso, a dos gramos del kilo.

El reto de los coreanos es mantener el peso y aumenar la pantalla. Bueno, en realidad, mantener el peso proporcionalmente, porque el LG gram de 16 pulgadas sube el peso hasta los 1.190 gramos. Nada mal para un portátil con una pantalla tan grande.

A ver, una pantalla de 16 pulgadas tampoco es que sea tan grande. De hecho el estándar anterior a la moda de los ultraligeros eran las 15 pulgadas (en realidad, 15,4), pero el triunfo de los equipos de 13 pulgadas nos ha acostumbrado a este tamaño y ahora nos perdemos en una pantalla de 16. Eso sí, tan sólo los primeros minutos. Luego lo que cuesta es regresar a las 13.

Marcos pequeños

Y la pantalla, tras la ligereza, es lo segundo que entra por los ojos. Primero, por su tamaño, después porque han conseguido unos marcos realmente comedidos, sobre todo el marco inferior -lo habitual es que éste sea al menos el doble que los laterales y el superior- y, en tercer lugar, porque se ve muy bien.

No sé cómo lo ha conseguido LG, pero he estado probando este portátil en días con una luz ambiental muy potente y, con sus 300 nits de brillo, se ve perfectamente y mantiene unos niveles de negros y de contraste muy buenos. La resolución de este panel LCD con tecnología IPS es de 2.560 por 1.600 píxeles y el formato es 16:10, un poco más apaisado que el habitual 4:3 (en realidad, si antenemos la proporción, sería un 4:2,5) y, a la vez, un poco más vertical que el 10:9 también bastante común. Tal vez la clave de la claridad de la pantalla es que no es táctil.

Además de ser en parte responsable de que el volumen total del portátil sea como el de un portátil de 15" o algo menor (35,5 x 24,3 x 1,68 centímetros), la reproducción del color es también acertada: el 99% de los colores representados en el DCI-P3, uno de los estándares para mostrar tonos de color, publicado en el estándar RP 431-2 de la Sociedad de Ingenieros de Cine y Televisión.

Supervisado por Intel

Tampoco hace falta ser un lince para ver el logo "intel evo" nada más abrirlo. ¿Y eso qué quiere decir? La versión breve es que es el sello de que el equipo cumple con ciertos criterios exigentes de Intel. Por ejemplo, para que Intel te dé esa etiqueta, el portátil debe salir del reposo de manera instantánea (menos de un segundo), la batería tiene que ser suficiente para más de nueve horas, contar con alguno de los procesadores de Intel de la última generación (la undécima), ser ligero, tener una gran conectividad...

La unidad que he probado tiene el modelo más potente de procesador, el i7, que se acompaña de 16 gigas de RAM integrada en placa y un disco duro de memoria sólida de 512 gigas.

Es capaz de desempeñar las tareas habituales con soltura, incluyendo trabajar con fotografías y vídeo, aunque no es un portátil específicamente diseñado para ello. Tampoco para jugar con él. Y no sólo por su aspecto "serio", sino porque la gráfica es la propia de Intel, la Iris Xe. Es más que suficiente para el día a día, pero queda lejos de las tarjetas dedicadas a vídeo.

Buen teclado y touch pad

Para quienes nos dedicamos a juntar palabras, el teclado es importante. Teclas grandes y con un recorrido un poco más amplio que lo habitual: han pasado de 1,5 a 1,65 milímetros. Es una diferencia que se puede notar tras estar escribiendo un par de horas. De hecho, aunque yo utilice ahora normalmente un portátil, lo uso con un teclado externo.

Lo mismo me sucede con el ratón. Es lo que empleo en casa y lo echo de menos cuando salgo y no lo llevo conmigo. En el caso de este LG gram, bajo una pantalla de 16 pulgadas se puede ocultar un teclado generoso, pero también un touch pad bastante grande.

La batería supera ampliamente las nueve horas que le pide Intel, pero por el uso y por los test que he podido ver queda algo lejos de las 16,5 horas que proclama LG. Dejémoslo en unas 12. Es una batería de 80 vatios compatible con carga rápida a 100 vatios a través de un purto Thunderbolt.

Qué pena de precio

En conectividad está bien dotado. A pesar de que tiene un perfil fino (1,68 centímetros), cuenta con dos puertos USB 3.2 tipo A, otros dos USB 4 Thunderbolt, un HDMI y toma de auriculares.

El lector de huellas está integrado en el botón de encendido, de una forma tan transparente que, al principio, pensé que no lo tenía. No sé por qué no lo tienen todos así. Es muy cómodo y funciona muy bien.

El punto fuerte de este portátil es su ligereza bien compensada con resistencia (ha superado siete de las pruebas de los test Mil-STD-810 G) y el punto débil, su precio. Cuesta 1.798,88 euros con la confuguración de 16 gigas de RAM y 512 de memoria y con el i7 de Intel. Un precio alto para un portátil de diseño convencional, quiero decir, que no es híbrido ni se convierte en tableta. Está pensado para viajeros que necesitan una pantalla grande y de calidad.

Se puede consultar la ficha completa aquí.

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