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Prueba de la Sage Bambino

Prueba Sage Bambino, un pequeño lujo para los cafeteros
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Sage Bambino, un pequeño lujo para los cafeteros

Por Javier López Tazón
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javierlopezgmailcom/11/11/17
martes 08 de marzo de 2022, 10:00h

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Para tomarse un café como los de cafetería buena, hay que invertir en una máquina como ésta: una cafetera sin complicaciones centrada en dar una presión y una temperatura constantes para extraer lo mejor del café.

Café solo, cortado, con leche, largo de café, corto de café, con leche fría, de soja, americano, mediana, mitad-mitad, capuchino, expreso, ristretto... Decir que tenemos tantas formas de tomar el café como habitantes igual es un poco exagerado, pero es un mundo.

Y eso que en España no tenemos una tradición de beber buen café. De hecho, lo que más se servía en bares y cafeterías era el torrefacto o la mezcla con torrefacto. Algo que para los amantes del café es un sacrilegio de los gordos.

Para evitar confusiones: en España entendemos el café torrefacto como el café que se tuesta con adición de azúcar (lo regula el Real decreto 1676/2012 y, ojo, admite hasta 15 kilos de azúcar por cada 100 de café); en Italia -gran consumidor de buen café- torrefatto es simplemente tostado. Así que al comprar un buen café italiano y leer torrefatto, traduzcan por tostado, no por torrefacto.

Probablemente, a partir de la eclosión de las máquinas Nespresso y similares fuimos adquiriendo el gusto por el café y se preparó el desembarco de otras cafeteras más complejas. Philips es una de las marcas que más apostó, tanto con su marca propia como con las de Saeco. Las más avanzadas de la multinacional holandesa tienen programadas hasta 12 preparaciones diferentes, como para satisfacer los gustos más variados.

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Los principios de un gran café

Es prácticamente lo contrario de lo que hace la Bambino de Sage que estoy probando -o degustando-. La multinacional de electrodomésticos para la cocina australiana llegó a nuestro mercado para enseñar cómo se debe hacer un café de barista y cómo degustarlo.

Hay cuatro puntos clave para hacer un buen café: la cantidad, la presión, la temperatura y la dosificación

Las normas son pocas y parece que compartidas. Se basan en cuatro puntos: el primero es la cantidad de café que hay que utilizar para una taza. Aquí la norma de Sage -también de casas de café como Hola Coffee- es entre 18 y 22 gramos para 30 mililitros de café cremoso. Cierto que depende mucho del tipo de molienda.

El segundo punto es la presión que se debe ejercer para que el agua caliente empape y atraviese el filtro de café: nueve bares constantes.

La temperatura es el otro aspecto clave: 93 grados para el agua que debe infusionar el café y 130 grados para la vaporización de la leche.

En cuanto a la dosificación, lo ideal es combinar una Bambino con un molinillo de café. No ha sido mi caso, así que he tenido que ir probando para sustituir gramos por volumen. Al final, tampoco ha sido tan difícil: llenar el filtro correspondiente -la cafetera Bambino llega con un juego de cuatro filtros para uno y dos cafés, presurizados y no presurizados- hasta el borde (o un poquito más), presionar con el prensador y probar.

Hace un par de meses no tenía ni idea de que para preparar un buen café habia que usar entre 18 y 21 gramos, que la presión de la bomba debían ser nueve bares o que la temperatura ideal para hacerlo sean 93 grados.

Antes de comenzar a hacer cafés de prueba sin ton ni son, conviene fijarse en que el café haya sido molido para cafetera automática. Y también hay que elegir los filtros adecuadamente. El manual resulta un tanto equívoco en sus indicaciones para elegir entre los presurizados o no presurizados. Básicamente, si uno tiene molinillo propio y muele para cada café puede optar por el no presurizado; en caso de comprar café molido, lo mejor para lograr cuerpo es el presurizado.

En cuanto a la presión, para lograr esos nueve bares constantes, la Bambino cuenta con una bomba de quince bares. Y controlan la temperatura de extracción digitalmente para que sea de esos 93 grados exactos.

Para vaporizar la leche hacen falta mucho más que 93 grados. Para lograr convertir la leche en esa espuma untuosa que convierte un café con leche en una experiencia diferente la Bambino alcanza los 130 grados. Por cierto, en la caja también se incluye una jarra de acero para calentar y vaporizar la leche así como una herramienta para limpiar la propia lanza.

Desembalar, limpiar y listo

El montaje de la cafeterá es simple hasta el extremo. Lo más complicado es la preparación y montaje del filtro para el agua e, incluso contando con que hay que mantenerlo sumergido cinco minutos en agua antes de instalarlo, la Bambino estará lista para los primeros cafés en no más de diez minutos. Yo lavé el depósito, el portafiltros y los filtros presurizados para uno y dos cafés; le pasé un paño a la máquina e hice el purgado de rigor. Y, lo dicho, en diez minutos, todo en marcha.

El primer café

Para la prueba, conté con café premolido de Brasil (Fazenda Boa Vista) de Hola Coffee. Antes de decidirme por el tipo de filtro, les llamé para que me sacaran de dudas. La opción fue el filtro presurizado.

Los primeros cafés me quedaron algo cortos -probablemente puse demasiado café y lo apreté más de lo debido-, pero salían súper cremosos. La única posibilidad de configuración que tiene esta Bambino es la cantidad de café que dispensa: se pulsan simultáneamente los botones de un café y dos cafés hasta que parpadeen, acto seguido se pulsa en el botón de una taza hasta que salga la cantidad de líquido que queramos y se vuelve a pulsar. Ya ha quedado programado. Lo podemos repetir con la selección de dos tazas. Esta es toda la complicación que tiene.

Otra cosa es si nos ponemos exquisitos con la lanza de vapor y la jarra de la leche. Aquí podemos desde calentarla al gusto hasta darle prácticamente la consistencia del merengue. En el manual lo explica bien, pero lo mejor es practicar un poco. Lo de dibujar corazones o palmeras ya lo dejamos para los baristas.

Pero ¿quiénes son Sage?

No es una equivocación. Efectivamente, esto no es una cafetera, es lo último que ha añadido Sage en su catálogo español, una olla para cocinado lento.

Llevo unas 100 líneas de texto hablando de Sage y me doy cuenta de que no los he presentado. En realidad, Sage es la marca con la que se comercializan en Europa los productos de la multinacional australiana Breville, dedicada a la fabricación de electrodomésticos de cocina, desde cafeteras hasta hornos o amasadoras. Tienen incluso una especie de compostadora de restos de alimentos que en cuatro horas los convierte en un residuo inodoro.

Precio

El problema aparece cuando llegamos a esta última línea en la que se destaca en negrita la palabra precio. Adquirir una Bambino para poder tomarse en casa un café que no desmerezca nada del que te sirven en una buena cafetería cuesta 349,99 euros. A los que hay que sumar el café (no baja de los cinco euros el cuarto de kilo) y la luz, claro. Sirve un café en apenas 15-20 segundos con un consumo de 1300-1600 vatios.

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