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Prueba de Tigoût T3

El horno Tigoût T3 con sus accesorios: cuatro cazoletas y unas pinzas.
El horno Tigoût T3 con sus accesorios: cuatro cazoletas y unas pinzas. (Foto: JLT)

Tigoût quiere ser la Nespresso de la repostería

Por Javier López Tazón
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javierlopezgmailcom/11/11/17
viernes 01 de abril de 2022, 09:00h

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Tigoût es un sistema compuesto por cápsulas de repostería precocinadas y un horno para preparar pequeñas piezas de pastelería, desde un coulant de chocolate hasta un scone o incluso un bocado salado de queso.

Dicen que los desayunos familiares en casa de Rodrigo Córdoba, en Buenos Aires, eran espectaculares. En la web de Tigoût lo cuentan entrecomillado: "Los desayunos en mi casa parecían los de un hotel cinco estrellas, preparábamos cheesecakes, scons, muffins, cookies... de repente vi la máquina de café en cápsulas en la mesada de la cocina y pensé: ¿por qué no hacer lo mismo pero con pâtisserie?".

Pensado y, tras unos años de desarrollo, hecho. Porque eso es el sistema Tigoût, una especie de Nespresso adaptada a cápsulas de repostería. Y escribo sistema porque se compone de dos piezas inseparables: el horno y las cápsulas, un binomio al estilo de los exitosos ejemplos de la propia Nespresso, pero también el iPod y iTunes, el iPhone y la App Store...

Puedes comprar el Tigoût T3, pero sin las cápsulas no harás nada. Excepto que seas un manitas de la cocina y estés dispuesto a crear preparaciones que se adapten a las temperaturas y tiempos de cocinado que emplea el T3 para cada receta. Pero tal vez nos estamos adelantando.

¿Cómo funciona esto?

La idea es preparar la base de unos pastelillos de buena calidad y envasarla en unas cápsulas individuales para congelarla. Una vez congeladas, volcamos el contenido de la cápsula en una cazoleta refractaria y la introducimos en un horno específico que programamos en función de la pieza de pastelería de la que se trate. En unos minutos -entre 4,30 y casi 15- lo tendremos listo para consumir.

De momento, hay seis preparaciones diferentes -cuatro chocolates y volcanes: Dark Explosion, mi favorito; Dark Pleasure, Guilty Caramel y White Blend, probablemente, mi segundo favorito. Uno salado: Cheesy Bomb. Y un scone: British Soul-, que se pueden adquirir en cajas de seis unidades, a nueve euros la caja.

Cada receta necesita una temperatura y un tiempo de preparación específicos, que no se revelan. En el horno, una vez encendido, se nos pide que seleccionemos la receta que vamos a preparar y nos avisa para que introduzcamos el producto. Hay que colocarlo en las cazoletas sin descongelar y utilizar las pinzas que suministran (u otras) para extraerlas una vez preparado. Se pueden preparar por parejas, pero siempre del mismo tipo. No se pueden combinar.

Alguien ha dado un bocado al pastelillo de queso...

El resultado es muy bueno. Salen unos pastelillos calientes y de una calidad bastante buena. Para mi gusto, tal vez por el origen argentino del creador de Tigoût, son excesivamente dulces, y los coulants dejan un toque levemente áspero en la boca.

El horno en sí, el Tigoût T3, es compacto -231x253x323 milímetros y pesa 6,3 kilos- y muy sencillo de utilizar. Tiene dos botones, una rueda y una pantalla en la que indica las instrucciones y el estado y sirve para seleccionar el producto que vamos a preparar.

Cuando se abre la puerta del horno se aprecian dos soportes en los que debemos colocar las cazoletas (ojo, con pinzas para evitar quemaduras). Cuando empieza a hornear, la puerta con los soportes gira 180 grados para trasladar las masas a la zona de cocción, probablemente con calor superior e inferior y ventilación.

Podemos complicarnos un poco la vida para conectar la máquina T3 con la WiFi a través de una app (de momento sólo disponible para Android) en el móvil. La aplicación no aporta funcionalidad, únicamente sirve para consultar información y para pedir suministro de cápsulas. Vamos, lo mismo que la web.

¿Quién es su público?

Rodrigo Córdoba cuenta que se le ocurrió la creación de este sistema por su experiencia en los desayunos familiares de los festivos. Ellos son siete: Rodrigo, su mujer y cinco hijos. Pongamos que cada uno quiere tomar tres pastelillos (son piezas pequeñas, que se pueden comer casi -o sin casi- de bocado). Eso nos pone en 21 piezas. Como se hacen de dos en dos, digamos que 20. Depende de qué se quiera comer, se tarda entre cinco minutos y un cuarto de hora en preparar cada dos porciones. Pongamos una media de siete minutos. Eso nos lleva a una hora y cuarto de cocinado.

Aquí veo uno de los problemas: sobre todo en los volcanes, se trata de comértelos cuando están recién salidos del horno, calientes y con el relleno líquido. Por cierto, otra pequeña pega: para desmoldarlos, se vuelcan sobre la parte superior. La cara "bonita" queda boca abajo y la lisa hacia arriba. Cuando das la vuelta a los coulants, la mayoría de las veces se rompen. Una pena.

Otra pena, sobre todo al que le toca el pequeño, es que muchas veces sube más una de las piezas que la otra. Me ha pasado significativamente en dos de las preparaciones, sobre todo en el Cheesy Bomb.

Este proceso de elaboración de dos en dos y con esos periodos de horneo de hasta 15 minutos me hizo plantearme a quién va dirigido este producto. ¿Un hogar? ¿Una pequeña oficina? ¿Un pequeño negocio de hostelería? Yo no lo veo muy claro, porque, además, es un producto que tiene su precio y su intendencia.

Ya sea negra o blanca, la Tigoût T3 cuesta 339 euros. Cuando se compra -de momento, sólo se distribuye en la Península-, se envía con 36 cápsulas de regalo (una caja de seis de cada uno de los seis sabores). Las cápsulas se pueden reponer pidiendo nuevas unidades (nueve euros por caja), pero también han ideado un sistema de suscripción.

Hay cuatro planes de suscripción. Dos de ellos incluyen la compra de la máquina y otros dos sólo las cápsulas. Los que abarcan la adquisición de la T3 tienen una permanencia mínima de un año. Los planes se pueden consultar aquí.

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