Los nuevos terminales de Sony mejoran sustancialmente las cámaras y el sonido, los dos puntos en los que centran sus esfuerzos para diferenciarse, visibilizarse y mantener un pequeño nicho.
Que los móviles no suponen el centro del negocio de Sony es un secreto a voces. Según Statista, las ventas de teléfonos de la compañía japonesa están en el entorno de los dos millones y medio de unidades y mantienen una línea descendente, aunque la caída es mucho menos acusada que en años pasados.
Tan sólo por ser un escaparate de lo que pueden hacer sus cámaras les puede compensar mantenerse en el mercado
Sin embargo, no abandonan el mercado y siguen mejorando en el campo que más les interesa: la fotografía. No en vano, Sony es uno de los suministradores fundamentales de los módulos de cámara que montan muchos de los terminales de cualquier marca y nivel del mercado. Tan sólo por ser un escaparate de lo que pueden hacer sus cámaras les puede compensar mantenerse en el mercado.
Pero un móvil no es únicamente cámara -aunque muchas veces lo parezca-. Los Xperia pueden presumir de factura de alta gama, buenas pantallas, los componentes más avanzados y una preocupación por el sonido que no suele estar muy presente en todas las marcas.
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Los Xperia podrían considerarse como el prurito de Sony. Entiéndase en su primera acepción según la RAE: 1. m. Deseo persistente y excesivo de hacer algo de la mejor manera posible. Sé que la palabra no es bonita, pero el concepto que expresa sí lo es. Incluso, si nos paramos a pensar, es muy japonés.
En esta ocasión, la mejora viene de la mano de un nuevo sensor, el Exmor T para móviles, que cuenta con doble capa de transistores y que además tiene una superficie 1,7 veces mayor que los modelos previos. Lo que se logra son, según la nota de prensa (todavía no lo he probado), es mejorar el rendimiento en condiciones de baja luminosidad, mayor riqueza de colores y mejorar la textura tanto en las personas como en los paisajes.
Otra ventaja es lograr un tele corto-medio, equivalente a un 85-125 milímetros, una distancia focal idónea para retratos que promete una distorsión mínima.
La distribución de las tres cámaras es un ultra gran angular de 16 milímetros, con apertura f/2,2 y sensor de doce millones de píxeles; un gran angular como cámara principal equivalente a 24 milímetros con una buena luminosidad (f/1,9) y 49 megapíxeles, y un tele equivalente a 85-125 milímetros, f/2,3-2,8 y resolución de 12 MP.
El hardware de la cámara se tiene que combinar con otra caracterísica destacable de los Xperia de los últimos años: utiliza la misma inferfaz, adaptada, que las cámaras Alpha, éstas sí, las joyas de la corona y que tantas alegrías ha dado a Sony.
La pantalla es una OLED de 6,5 pulgadas de diagonal, con resolución 4K y 120 hercios de refresco de pantalla que mantiene el formato cinematográfico de 21:9.
Lleva el último procesador de Qualcomm, el Snapdragon 8 de segunda generación. Con 12 gigas de RAM y 256 de almacenamiento (compatible con tarjetas de memoria de hasta 1 tera), el precio del equipo es de 1.399 euros, un precio que me ha sorprendido por conservador frente a las espectaculares subidas que están marcando otras compañías.
Sony Xperia 10 V
El Xperia 1 Mark V viene acompañado por un modelo mucho menos ambicioso, pero también especial. El Xperia 10 V presume de ser el teléfono 5G con batería de 5.000 miliamperios (la misma capacidad que la de su hermano mayor) más ligero del mercado: 159 gramos. La pantalla en este caso es una OLED full HD de 6,1 pulgadas y el resto de los componentes son los que corresponden a un gama media, como el procesador, un Snapdragon 695 5G. Esa rebaja de componentes se nota -y mucho- en el precio: 449 euros con una configuración de 6 GB de RAM y 128 de almacenamiento.
Mientras el Xperia 1 ya está en prerreserva, aunque ambos modelos llegarán bien entrado el mes de junio.
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