Los OpenRock están diseñados desde que la marca era un proyecto para conjugar dos principios casi incompatibles: la práctica deportiva segura y mantener la calidad de sonido. La vía por la que optó OpenRocck fue unir las virtudes de los auriculares de conducción ósea con las ventajas de la conducción aérea. Y así aparecieron los OpenRock X, los Pro... y ahora los S2.
Con los auriculares de conducción ósea estoy viviendo últimamente una especie de fenómeno Baader-Meinhof. Es cuando descubres algo o te sucede alguna cosa y, de pronto, eso que te parecía excepcional te lo encuentras en todas partes. Pues fue probar un par de auriculares de conducción ósea de nueva generación y de repente unos cuantos de los que me cruzo corriendo por El Retiro llevan modelos de este tipo.
Es verdad que por varios motivos son bastante convenientes para realizar deporte al aire libre. El fundamental es que al no taponar el canal auditivo te permiten estar al tanto de lo que sucede a tu alrededor de forma natural. Además, como tienen que estar en contacto constante con el hueso para transmitir el sonido, llevan un sistema de enganche que se fija muy bien y que permite realizar deporte sin que haya riesgo de perder los auriculares.
El problema de la conducción ósea es que compromete la calidad del sonido. Es mejor la tradicional conducción aérea si se pretende escuchar, por ejemplo, música con un nivel de reproducción adecuado.

A medio camino han aparecido en los últimos años auriculares de botón de diseño abierto. Tal vez el caso más icónico sean los LinkBuds de Sony, donde la compañía japonesa diseñó un diafragma con un hueco en el centro.
Jack Lee, el fundador de OpenRock, se empeñó en conseguir unos auriculares de conducción aérea con un diseño similar al de los de conducción ósea, que fueran de campo abierto y que minimizaran al máximo la pérdida de calidad. Tardaron tres años, desde 2018 hasta 2021 en tener lista la tecnología.
Experiencia y diseño
¿El resultado merecía el esfuerzo? La verdad es que son resultones y además están bien de precio. Yo les encuentro un par de pegas, pero son de las leves. La primera es la colocación. Hay que seguir las indicaciones que hace el fabricante para que los auriculares queden bien colocados. No sólo para que no se salgan de su sitio, sino para que encajen en el lugar en el que deben y el sistema de sonido cumpla su función.
Te acostumbras a colocártelos bien en unos días y cuando lo haces quedan perfectos... salvo que la forma de tus gafas no sea compatible 100%. Hay que tener en cuenta que en este tipo de auriculares el módulo de audio está conectado con la batería por un cable que discurre justo por encima de la parte alta de la oreja para colocarse entre ésta y el cráneo, justo el mismo lugar en el que se apoya la patilla de las gafas. Ponte primero el auricular y luego las gafas.

Precisamente, la forma en la que se adapta el OpenRock al contorno de la oreja y los puntos en los que se apoya son uno de los avances de esta marca. Mientras el auricular se encaja en la concha de la oreja, el cordón de silicona se apoya en la parte superior y el otro extremo, en el que se aloja la batería y el botón físico de control se sujeta en la parte trasera. Bien colocados, quedan firmes y seguros y en un ángulo perfecto para proyectar el sonido hacia el interior del canal auditivo, lo que llaman el ángulo dorado de los 20 grados.
El segundo inconveniente es que evidentemente hay algo de fuga de sonido ya que son abiertos, es decir, el auricular no tapona el canal auditivo externo. Eso implica pérdida para el usuario, pero una leve molestia para un compañero de asiento, que escuchará como un cuchicheo un poco metálico, pero tampoco es grave. Y más teniendo en cuenta que el ámbito específico para estos OpenRock S2 es el deporte.

Sonido y calidad de audio
La calidad del audio es el otro compromiso de OpenRock. Ya hemos visto la importancia de un diseño que conduce a una colocación perfecta que enfoque la proyección del audio adecuadamente. Pero no sólo la ubicación cuenta. El OpenRock S2 emplea una tecnología propia, que han bautizado BassDirect, para reforzar los graves que genera un diafragma de 12 milímetros de diámetro capaz de servir hasta 30 milivatios de salida.
Además, cuenta con Bluetooth 6.0 y es compatible con LDAC, lo que le permite la transmisión de audio en alta resolución a través de BT. De hecho no hay muchos equipos de este tipo que luzcan el sello de “Hi-Res Audio Wireless”. Y mucho menos en su rango de precio: ¡90 euros!
Y en ese precio han logrado encajar un producto con buenos materiales y terminaciones. La cuna de transporte es un poquito voluminosa -aprox, 6x7x2 cm- pero es que los auriculares de este estilo ocupan más que los de botón. Está construida en un plástico con incrustaciones y con muy buen agarre. El conjunto pesa 58 gramos incluidos los auriculares, que apenas marcan siete gramos cada uno en la báscula. Por cierto, el peso está muy bien balanceado.
También son de buena calidad los materiales de los propios auriculares: el cable interno es de titanio de 0,6 milímetros de diámetro. Y son resistentes al agua IPX5. No es la mejor resistencia, pero sí soportan lluvias y sudor. Evidentemente, no son sumergibles ni se puede nadar con ellos.

Autonomía y conectividad
La batería interna les da ocho horas de autonomía y la caja de transporte tiene energía para otras tres cargas. En total, 32 horas de autonomía. En caso de quedarte sin pilas, en cinco minutos recarga para una hora de uso. El tiempo total para llenarla a tope es de una hora y media. Por cierto, la cuna no tiene carga inalámbrica ni se entrega con el cable USB.
Entre otros detalles positivos más, se maneja con dos botones físicos colocados en el extremo de cada pieza. Y cuando digo físicos quiero decir que hay que apretarlos y notar que haces clic. A mí me parece todo un acierto. Primero, para evitar pulsaciones no deseadas al ponértelos y quitártelos, pero, además, cuando no ves lo que estás pulsando es mejor que haya un desplazamiento físico que te confirme que realmente has hecho clic. Por cierto, a las instrucciones habituales de aceptar y rechazar llamadas, subir y bajar el volumen o avanzar y retroceder en la escucha, han añadido el control de la cámara: cuatro pulsaciones y el móvil con el que está conectado saca una foto.
Se trata de un equipo multipunto que puede estar conectado simultáneamente a dos fuentes de audio
Hablando de conexiones, se trata de un equipo multipunto que puede estar conectado simultáneamente a dos fuentes de audio y con la app (para Android y Apple) se pueden seleccionar tres modos de reproducción, configurar los gestos, activar el sonido espacial...
He probado a hablar por teléfono con ellos en diferentes ambientes. En espacios cerrados, sin problema. Al aire libre, a pesar de los cuatro micrófonos para aislar la voz había momentos en los que el viento se colaba en la conversación. En las llamadas telefónicas, estos dispositivos de campo abierto tienen la ventaja adicional de que oyes tu propia voz de forma natural lo que te permite regular tu volumen y hacer las conversaciones más fluidas.

Conclusión
Son cómodos, tienen una buena sujeción, una batería más que suficiente, la calidad del sonido está bastante mejorada en comparación con la conducción ósea y ofrece el mismo nivel de seguridad ya que permiten estar atentos al entorno... y el precio justo por debajo de los 90 euros está realmente bien. En definitiva, para ser mi primera aproximación a unos OpenRock, estos S2 pasan el corte con nota.
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