Este invento de Sony puede refrescar en verano y calentarnos un poco en invierno (esta función me la he ahorrado en esta ocasión). Viene a ser un sustituto de mojarse la nuca con agua fresca cuando aprieta el calor, pero con un efecto prolongado. Lo mejor es que sí, funciona. Lo peor es que es un poco caro y no pasa desapercibido.
La primera vez que vi al antecesor de este Reon Pocket Pro pensé que era un sistema de “aire acondicionado” personal. Muy complicado... Luego pensé en un nebulizador de agua.. Más sencillo, pero muy poco común. No es ninguna de estas dos opciones. Ni tampoco algo tan anodino como un ventilador. Es un sistema diferente. Básicamente, se trata de un aparato que enfría (o calienta, cuando llegue el invierno) una plancha metálica que estará en contacto con la piel de la espalda.
El Reon Pocket se basa en una característica bien conocida de la electricidad: el efecto Peltier que consiste en que cuando una corriente eléctrica atraviesa un circuito compuesto por diferentes materiales puede producir frío o calor. Y, cuando lo hace a la inversa, calor o frío. En este aparato no hay minicámaras de vapor como en móviles u ordenadores, sino un circuito eléctrico con dos materiales diferentes. El frío que produce se conduce a través de una doble placa de acero inoxidable SUS316L -nomenclatura japonesa para un acero de gran resistencia a la corrosión-, mientras que el calor derivado de la generación de la electricidad -trabajo de la batería y la electrónica- se dirige al exterior por un ventilador.
Diseño y experiencia de uso
La placa metálica rectangular tiene una superficie de unos 45 centímetros cuadrados y cuando se coloca el Reon Pocket Pro queda en contacto con la piel en la zona alta de la espalda. Un collar metálico adaptable forrado de silicona se encarga de que quede centrado y en su lugar. El problema aquí es que no se trata de un equipo pequeño ni discreto: mide 134 milímetros de largo por 58 de ancho y 36 de grueso. Y pesa 194 gramos sin contar el collar y la boquilla para la salida del aire caliente. Completo pesa unos 247 gramos. Y se pone en unos 19 centímetros de largo. Eso hay que llevarlo en la espalda, debajo de la camisa (blusa, camiseta...) en contacto con la piel. Dicen que es discreto, pero no lo es. Pero esta es la parte en la que hablo de los inconvenientes.

Si pasamos a la zona de las ventajas, a pesar del tamaño y la zona en la que se coloca, no resulta incómodo, pero lo mejor es que funciona. Al menos, en cuanto a bajar la temperatura corporal. La verdad es que en estas semanas no se daban las mejores condiciones para probar cómo combate el frío. Los sensores decían que nanay.
El efecto es como cuando es esos días tórridos te mojas las muñecas y detrás del cuello y sientes un alivio inmediato en todo el cuerpo. Pero en este caso, el refresco es mantenido y se adapta a las condiciones de temperatura, luz y humedad para enfriar más o menos.
Cómo funciona
Si el sistema para refrescar basado en el efecto Peltier es un poco complicado, los ingenieros de Sony han hecho un trabajo minucioso para adaptar el funcionamiento del Reon Pocket Pro a las condiciones meteorológicas. Han metido en su interior sensores de movimiento para saber el comportamiento del usuario, de contacto para saber si lo lleva puesto o no, de temperatura y humedad del portador y ambientales... Además, cuenta con el apoyo del Reon Pocket Tag, un pequeño dispositivo externo que se puede llevar prendido a la ropa y que tiene sensores de luz, temperatura y humedad.
Con todos esos datos, el algoritmo desarrollado por Sony ajusta la temperatura de funcionamiento cuando el climatizador personal está en modo Smart. En este modo -puede ser Smart Cool o Smart Warm, para enfriar o calentar- trabaja de forma automática, pero también se puede controlar manualmente. Cuenta con un botón de encendido y apagado y otro para seleccionar el modo en el lateral izquierdo. En el derecho está el botón para seleccionar el modo Smart y los de aumentar y disminuir. Se puede optar entre cinco niveles de refresco y cuatro de calentamiento.
También se puede gestionar desde la app Reon Pocket en donde se configura el modo automático o manual, calor o frío y los niveles: del uno al cinco en frío y del uno al cuatro en calor.
Autonomía
En cuanto a la autonomía, el reclamo son las 34 horas que puede funcionar en el nivel más bajo de enfriamiento, pero se resiente mucho en función de la exigencia de más frío, hasta llegar a una autonomía de unas cinco horas y media al máximo, en el nivel 5. En modo calor es sensiblemente menor: unas 10 horas en el nivel 1. Para recargar la batería al máximo se necesitan 200 minutos y alcanza el 90% en algo más de dos horas con un cable USB tipo C (se incluye con el equipo).
Además de la unidad y del cable de alimentación y un manual de uso, en la caja se adjuntan dos boquillas para disipar el aire del ventilador, el collar para colocárselo a la espalda y una especie de llavero. La diferencia de las boquillas es el tamaño. Una es más larga que la otra y permite, por ejemplo, asomarse por encima del cuello de la camisa. El collar no tiene más misterio, pero esa especie de llavero es una pieza clave. El Reon Pocket puede funcionar sin el Reon Pocket Tag, pero éste ayuda mucho. En su interior se integran tres sensores que permiten un mejor funcionamiento del sistema.

Precio
Hay un pequeño problema y es que hay que vincular las dos piezas: el Reon Pocket y el Tag por separado.
El otro problema que hay es el precio. El equipo cuesta 229 euros e incluye la unidad central, el cable de carga USB-C (con conector en forma de L), el collar, manual y garantía, dos boquillas para la salida del aire, el Reon Pocket Tag y la pila de botón que necesita este último.