Estrella entre los productos de localización, el Garmin Edge 500, que nosotros hemos probado en amarillo aunque este año se ha presentado en rojo, es un equipo de 60 gr de peso fabricado en carbono y equipado con un GPS de alta sensibilidad con tecnología Hotfix, la cual no requiere calibración.
Atractivo a la vista, manejable y de fácil uso, se puede instalar y cambiarlo con rapidez de una bicicleta a otra, sea cual sea el modelo de ésta o la actividad para la que esté pensada.
Con diseño ‘huevo’ equipa pantalla TFT de 1,7 pulgadas donde podemos ver el menú en escala de grises y con contraste suficiente para una perfecta lectura -incluso a la luz del sol-, de todos los datos. Entre éstos se incluyen los habituales de posición y otros como la temperatura ambiente.
Hay que destacar que es resistente al agua (cumple el estándar IPX7) y tiene una autonomía de 15 horas, lo que significa que cubre perfectamente una jornada en carretera, campo o montaña.
Entre sus aplicaciones, incorpora un pulsómetro premium para medir el ritmo cardíaco y un sensor de cadencia/velocidad con el que es posible controlar 
el ritmo de pedaleo; de hecho aporta cinco zonas diferentes de entrenamiento cardíacas y siete en el caso de la potencia. Además, según el fabricante americano, “en combinación con la tecnología ANT+Sport, el Garmin Edge 500 es compatible con medidores de potencia de tercera generación y aparatos de gimnasio de otras marcas como Vector. También puede combinarse con aparatos de las marcas Concept 2, Nautilus, Octane, Fitness, Schwinn, o Woodway para un análisis más exhaustivo del entrenamiento”. Del mismo modo, se comunica con los monitores de frecuencia cardíaca de Garmin, que proporcionan datos sobre las pulsaciones para calcular el número de calorías quemadas en cada carrera.
El pequeño navegador, gestiona la posición GPS con bastante precisión y, en consecuencia, podemos controlar la velocidad, la distancia, el tiempo, la altitud y la pendiente del recorrido. En cuanto al altímetro barométrico, los datos de altitud se pueden combinar con los parámetros de velocidad, cadencia y ritmo cardíaco para el posterior análisis de la carrera.
Otra función llamativa es función Virtual Partner, mediante la cual podemos competir contra un ‘compañero virtual’ y luego es el Edge quien se encarga de comparar los datos reales en función de los objetivos previamente marcados y medir el progreso respecto a entrenamientos anteriores.
Por otro lado, una vez finalizados los entrenamientos o la carrera, se puede conectar mediante cable USB a un ordenador para descargar los datos almacenados sobre los diferentes parámetros (pulsaciones, cadencia, velocidad…), revisarlos, compararlos con otros anteriores o compartirlos a través de Garmin Connect, una comunidad online en la que los usuarios pueden guardar sus rutas y actividades, además de comentarlas (www.connect.garmin.com), e, incluso, visualizarlas en Google Earth.
El precio del dispositivo es de 329 euros y lleva incluidos los cables de carga y conexión.
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