Llevo con un Apple Watch en la muñeca desde que lanzaron la primera versión allá por 2015. Lo cierto es que pensaba que eran más de siete años porque se ha convertido en un compañero tan fiel y permanente que parece un amigo de toda la vida.
En todos estos años, la peor experiencia -al igual que sucede con otro tipo de dispositivo como el móvil- es cuando toca cambiar de reloj. Con las distintas versiones tanto de hardware como de sistema operativo, por un lado, se complicaba al tener que sincronizar más ajustes y características -la última vez la e-SIM fue una pesadilla-, pero, por otra parte, los diferentes WatchOS intentaban hacer las migraciones más simples.
No miento si digo que cuando me puse manos a la obra para cambiar de mi Apple Watch al nuevo Apple Watch Ultra estaba con los dedos cruzados (mentalmente) deseándome suerte. Y fue todo como la seda. No he tenido problemas ni con las tarjetas en la aplicación cartera ni con la e-SIM. Afortunadamente, no me tocó llamar ni acudir a Movistar para adjudicar al reloj una de las opciones de mi Multisim, uno de los pasos más engorrosos del último cambio de reloj.
Diseño
El segundo aspecto que me producía un poco de inquietud era el tamaño del Ultra. La caja del Watch es de 45 milímetros y la del ultra mide cuatro milímetros más: 49 x 44 x 14,4 milímetros. Es también cuatro milímetros más altos y pesa casi el doble: 61,3 frente a 38,8 gramos. Un reloj así de grande, ¿va a resultar cómodo? Para complicar el asunto, mis muñecas son más bien finas.
El resultado es que, desde el primer minuto me ha resultado igual de cómodo que el resto de Apple Watch. Así que: segunda prueba superada con éxito.
Batería
Creo que no desvelo ningún secreto diciendo que no soy practicante de deportes extremos: será más que difícil que me encuentren a más de dos metros por debajo del agua (salvo naufragio) o a más de 3.000 metros de altura (salvo en avión). Así que no voy a poder probar este Ultra en las condiciones para las que está pensado. Pero hay otras cosas que sí pueden probarse y comprobarse. La primera es la batería.
He pasado de la serie siete al Ultra. Me he saltado el Apple Watch series 8. La batería me daba para un día: puesta en marcha a las 8 de la mañana, una hora de marcha en modo ejercicio (eso implica GPS en modo ruta, pulsaciones...) y, además, uso como teléfono -dejo el móvil en casa- y reproductor de podcast. Sobre las doce de la noche, el reloj ya descansaba en su cargador con entre un 30 y un 10 por ciento de la carga.
El salto al Ultra ha sido multiplicar por dos la duración de la batería. Ya sé que, para otras marcas, 36 horas de batería en uso normal es poca cosa. Pero en un Apple Watch es algo no visto. Y, si tienes cuidado, y activas el modo de bajo consumo, casi se duplica la autonomía hasta las 60 horas.
Así que esta de la batería es también prueba superada.
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Nuevos botones
Otro aspecto que se puede estudiar sin necesidad de someterte a las condiciones de un deporte de aventura es la ergonomía de los nuevos botones.
A los dos botones tradicionales del Watch, para el Ultra se ha añadido un tercero: el botón de acción programable. Y, además, los dos habituales son más accesibles. Para empezar, la corona es bastante mayor y tiene las ranuras más marcadas para poder manejarlas a tientas e, incluso con guantes. El botón lateral sobresale mínimamente de la superficie, muy poco, pero suficiente como para dar con él al tacto. También llevando guantes.
El tercer botón está configurado como botón de acción y marcado con el color naranja internacional. En función de la aplicación, se puede configurar con distintos usos. Por ejemplo, puede activar el entreno, el cronómetro, marcar puntos de referencia, iniciar el retorno según los puntos marcados en una ruta, buceo... Además, se puede configurar una segunda acción. Y, si lo mantenemos pulsado nos muestra una pantalla desde la que podemos acceder a la sirena de emergencia (86 decibelios), los datos médicos o la llamada de emergencia.
Sonido
Por cierto, ha mejorado sensiblemente los altavoces. Con tres micrófonos y el software correspondiente es capaz de eliminar sonido ambiente como el viento y, ahora, con los nuevos altavoces mantener una conversación directamente con el reloj es mucho más factible. No digo que sea lo normal, pero te resuelve la papeleta mucho mejor que antes.
Pantalla
Sinceramente, no me parecía necesaria una pantalla más grande que la de 45 milímetros de los Apple Watch, pero esos cuatro milímetros más de lado se notan mucho. Tanto que la lectura es muchísimo más cómoda, e incluso, el teclado qwerty se puede utilizar para escribir mensajes.
Pero no sólo se trata del tamaño, sino que el brillo tiene ahora un pico de 2.000 nits, en lugar de los 1.000 de la serie ocho. Es decir que se va a poder leer la pantalla en prácticamente cualquier condición de iluminación, algo imprescindible para un reloj que aspira a ser una herramienta útil en condiciones extremas.
Entre esas condiciones se encuentra la escalada, además de otros deportes extremos sujetos a mayores posibilidades de golpes. Para minimizar en lo posible este riesgo, la pantalla en el Ultra está ligerísimamente hundida y protegida por la caja del reloj. Habitualmente, los Apple Watch, como otros relojes smart o no, tienen la pantalla (o el cristal, en su caso) por encima de la caja. Eso la convierte en el receptor principal de cualquier golpe.
Resistencia
Otra ventaja de la pantalla frente a la posibilidad de golpes es que es plana. No sólo no sobresale de la caja ni se derrama hacia los bordes, sino que ni tan siquiera es abombada. Como no podía ser de otra manera, es de cristal de zafiro, material muy resistente a las abrasiones.
Hablando de resistencia, la caja es de titanio de calidad aeroespacial. Un paso más allá del acero inoxidable y, dos más con respecto a las cajas de aluminio.
Si ya por todas las características anteriores se gana de sobra el apellido Ultra, todavía ofrece más. Comparándolo con un Apple Watch, ojo, uno de los primeros relojes inteligentes resistentes de verdad al agua y aptos para deportes acuáticos, lleva el límite hasta los 100 metros en lugar de los 50 (100 metros certificado por la norma ISO 22810) y, además de ser apto para nadar también lo es para buceo hasta los 40 metros (certificación EN13319). Para complementar esa resistencia a las profundidades, cuenta con nuevos sensores, como el profundímetro y el de temperatura del agua, y la app Oceanic+, que convierte al Ultra en un auténtico ordenador de buceo.
Localización
Otro plus de este modelo robusto es que no se conforma con una frecuencia para el GPS. A la L1 suma la L5 que permite aumentar sensiblemente la precisión en entornos difíciles, desde la conducción o los trayectos corriendo o en bicicleta en centros urbanos con edificios altos y calles encajonadas hasta las zonas umbrías bajo arbolado alto y frondoso. Esta es la teoría.
Precio
A diferencia de las otras series, en el caso de los Ultra, únicamente se puede optar por un modelo: caja de titanio, tamaño de 49 milímetros y GPS+Cellular, es decir, que sirve como un mini teléfono inteligente autónomo si se equipa con la e-SIM correspondiente. El precio es de 999 euros y se sirve con una correa. En mi caso ha sido la Loop Trail amarilla/beis (creo que es la más fea, pero tiempo habrá).
Si (
No(
