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El WiFi de Google es muy sencillo, pero no gana en velocidad
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El WiFi de Google es muy sencillo, pero no gana en velocidad

Por Javier López Tazón
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javierlopezgmailcom/11/11/17
viernes 05 de octubre de 2018, 19:39h

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¿Qué es necesario para que el negocio de internet funcione? Buena cobertura en toda la casa para poder ver YouTube y lo que haga falta en el rincón más lejano. Y a ello se ha puesto Google (y otros muchos) El Google WiFi no es, ni de lejos, el primer sistema en malla que se […]

¿Qué es necesario para que el negocio de internet funcione? Buena cobertura en toda la casa para poder ver YouTube y lo que haga falta en el rincón más lejano. Y a ello se ha puesto Google (y otros muchos)

El Google WiFi no es, ni de lejos, el primer sistema en malla que se lanza al mercado, pero tiene unos cuantos puntos a su favor. Aunque el precio no va a ser uno de ellos.

A pesar de que cada vez los routers wifi que instalan las operadoras cuando contratamos internet son mejores, generalmente, no son capaces de dar cobertura a toda la casa. Aunque su radio de acción sea amplio y con buen alcance, el problema suele ser que la toma telefónica se suele dejar en la entrada de casa, al lado de la puerta, es decir, en un extremo de la vivienda. Si lo miramos desde el punto de vista de la eficacia para los usuarios, tiende a ser cero. El mejor punto para colocar el acceso telefónico debería ser el centro geográfico. Pero, como las cosas son como son, tenemos un router de calidad media, con buen alcance e incluso con cuatro antenas, pero situado en un extremo de la casa. El resultado es que en los otros extremos no hay cobertura WiFi.

¿Cómo lo arreglamos? Colcando el router en el centro de la casa en un lugar bien visible, sin nada delante, evitando espejos, azulejos… una buena idea es elevarlo algo… Vale, imposible si uno no es un friki y vive solo. Estas cosas hay que pactarlas y el equipo de diseño de un router generalmente no se paraba en la estética. Si no queremos / podemos mover el router, podemos colocar un repetidor de señal. No es una solución perfecta porque se pierde por el camino buena parte de la señal. Incluso si acudimos al PLC (Power Line Communication, un sistema que convierte la red eléctrica de la casa en una red de datos por la que circula internet).

Nos queda otra opción: las soluciones en malla, lo que se conoce en inglés como mesh. Suelen ser packs de tres unidades. Una de ellas se conecta por cable al módem y junto con las otras dos (se pueden añadir más piezas para cubrir espacios mayores) crean una red que distribuye la señal inalámbricamente por toda la casa. Las conexiones no funcionan en línea, sino que se entrelazan. De esta forma hay una red única y conforme te vas moviendo por la casa, te va cubriendo uno u otro equipo de forma transparente para el usuario.

Así como cuando colocamos repetidores, por cada uno que pongamos perdemos un porcentaje importante de señal, con la tecnología de malla hay una única pérdida, la misma que con un router wifi convencional. Uno recibe en casa 600 megas y, sin embargo, la señal inalámbrica rara vez, y con todo a su favor, pasará de 400 (esto es un spoiler: la velocidad máxima de descarga que he logrado en todas las mediciones ha sido de 93,2 megas).

Montaje y puesta en marcha

La mejor sorpresa (el diseño ya lo conocía; es discreto y muy neutro. Creo que se puede colocar en cualquier sitio que tenga cerca un enchufe sin llamar mucho la atención) es que se pone en marcha en apenas cinco minutos de reloj.

Trae todo lo necesario: tres unidades con sus respectivos enchufes y cables y un cable Ethernet. Se desempaqueta, se conecta la primera unidad a la red eléctrica y al modem (el equipo proporcionado por el proveedor de internet) con el cable Ethernet (es parecido a los del teléfono pero más gordo y con la clavija mayor); se descarga la aplicación gratuita Google WiFi -disponible en las tiendas de app para Android y Apple- y se siguen unos pasos muy sencillos.

Podemos prescindir, aunque no es aconsejable si se le quiere sacar todo el partido a los equipos, de parte de la instalación, la que hace referencia a la nube. La ventaja es que estaremos menos controlados por el gran hermano Google; la desventaja es también que estaremos menos controlados, es decir, no tendremos actualizaciones automáticas ni un cortafuegos en la nube…

Una vez el primer equipo en marcha, la app nos pregunta si vamos a instalar más, nos sugiere que elijamos sitio y nos guía para ello. La guía son tres pasos. Muy, muy sencilla.
Cada vez que se instala uno de los dispositivos sugiere realizar una prueba y, al final, una comprobación de la red.

La hora de la verdad

He comparado el rendimiento de la red creada por los tres puntos del Google WiFi con mi red doméstica. En ambos casos sobre el mismo contrato de fibra de 600 megas con Telefónica. En módem es un Smart Wifi, antes conocido como HGU, conectado a un videobridge también de Movistar.

Las 36 mediciones han sido realizadas con el test de velocidad Ookla con un iPhone Xs y con un Huawei P20, dos móviles de última generación. He medido velocidades de bajada y de subida en tres puntos diferentes de la casa (siempre cerca de los puntos de acceso) en la red de malla de Google, en la de 2,4 GHz y en la de 5 GHz creada por el Smart WiFi.
La red creada con los Google WiFi sólo ha sido más rápida en una de las mediciones. Pero, sin duda, la que ha quedado campeona ha sido la red de 5 GHz. Con el iPhone ha medido hasta 483 megas por segundo en subida y 365 megas de bajada con el Huawei P20. Es un resultado que me extraña, ya que, una de las características de la red en malla de Google es que elige de forma transparente, sin que el usuario tenga que intervenir, tanto el canal como la banda menos saturados. Lo lógico era que hubiera elegido la banda de 5 GHz que tan buena velocidad de bajada y, sobre todo, de subida, ha conseguido en los terminales utilizados.

El control de la red

La aplicación Google WiFi no sirve exclusivamente para realizar la instalación y la configuración (insisto en la sencillez), sino que ofrece un puñado de buenas herramientas. Para empezar, permite saber cuántos dispositivos están conectados a la red y qué ancho de banda utiliza cada uno. También podemos priorizar un dispositivo sobre los demás: por ejemplo, darle más ancho de banda a la tele si estás viendo una película en 4K.

Permite también establecer controles parentales, establecer horas de descanso, conocer el tiempo de navegación de los hijos, bloquear sitios web con contenido no deseado…
Son herramientas fáciles de utilizar y útiles. Y, como no todo va a ser controlar, también se puede invitar a un amigo de visita para que se conecta a la red.

Al comienzo del texto decía que el precio no iba a ser uno de los puntos favorables. El pack con los tres puntos de acceso que he estado probando, cuesta 359 euros. Si compramos uno sólo el precio es de 139 euros, pero su valor añadido, la tecnología de red inalámbrica en malla, no tiene sentido con un único punto de acceso.

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