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La Xiaomi Smart Air Fryer (6,5L) se puede controlar directamente desde la app del móvil
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La Xiaomi Smart Air Fryer (6,5L) se puede controlar directamente desde la app del móvil (Foto: JLT)

Prueba de la Xiaomi Smart Air Fryer (6,5L), a estas máquinas les falta todavía un hervor

Por Javier López Tazón
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javierlopezgmailcom/11/11/17
jueves 01 de febrero de 2024, 09:00h

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Se llaman freidoras por aire y llegan con el reclamo de hacer más saludables las frituras. Pero aún les falta recorrer un largo camino. La Xiaomi Smart Air Fryer cocina de manera aceptable con algún aspecto mejorable.

Me permito comenzar con una perogrullada: a pesar del nombre y por más que quieran, ni son freidoras ni fríen por aire. Si nos atenemos a la definición de la RAE: "Hacer que un alimento crudo llegue a estar en disposición de poderse comer, teniéndolo el tiempo necesario en aceite o grasa hirviendo", no fríen. Y tampoco prescinden del aceite añadido. Y tampoco esperen el mismo resultado de una fritura. Aunque lo intentan.

Segunda perogrullada: si tienes un horno con función de ventilación de aire caliente y lo puedes regular desde los 40 grados hasta los 200 o más, ya tienes una freidora de aire caliente en casa. En el cara a cara entre horno y freidora de aire cada cual tiene su ventaja y su inconveniente. El horno necesita algo má de potencia y más tiempo que la freidora. El motivo es simple: el tamaño. No es lo mismo calentar un espacio de 70 litros (horno) que una cubeta de 6,5 litros, que es lo que tiene esta air fryer de Xiaomi. Vamos, que la freidora consumirá algo menos y tardará también menos, pero así como en el horno puedes cocinar para seis, ocho... en este pequeño electrodoméstico calcula que te dará para dos.

Digital y conectada

Si seguimos con la comparación, el equipo de Xiaomi lleva el apellido de Smart y es que tiene funciones y recetas preconfiguradas que se pueden poner en marcha seleccionándolas en la app Xiaomi Home. También puedes programarlas: dejas la receta preparada en la cubeta y la pones en marcha desde el móvil.

Es una ventaja frente a la mayoría de los hornos, pero los de última generación también comienzan a contar con recetas preconfiguradas, temporizadores, puesta en marcha en la nube...

En definitiva: un horno puede hacer lo mismo que una freidora por aire caliente y en mayores cantidades. Generalmente, el rango de temperatura que puede alcanzar es también mayor. Así que, antes de adquirir un freidora de este tipo, si tienes un horno en condiciones, piénsatelo. Si no lo tienes, te cuento lo que ofrece el modelo de Xiaomi.

La máquina que yo he probado es la de 6,5 litros, pero tiene otro modelo en oferta de 3,5 litros. La diferencia de precio es tentadora: 129,99 euros frente a 69,99, pero hay que pensar en la cantidad que se puede cocinar, que no es mucha. Para hacernos una idea, las recetas que incluye la aplicación en el caso de la primera son para cuatro chuletas de cordero o dos de cerdo, un filete de 200 gramos... Con las patatas son más generosos, llegan a los 600 gramos.

Experiencia de uso

Hay que tener en cuenta que para que se cocinen bien los productos que elijamos deben permitir que el aire circule a su alrededor para que se asen-frían adecuadamente. Por ejemplo, cometí la torpeza de intentar hacer un bizcocho sin contar con un molde que cupiera en la bandeja de la Xiaomi. Pensé: coloco papel de horno en la bandeja y ya está, hará el efecto del molde. En cuanto la masa subió por encima de la altura de la bandeja el aire no circuló. Se creó una costra superior (le había puesto papel de aluminio, pero luego lo retiré) y el interior quedó crudo... incomible. Cuando fui consciente del fallo anoté pedir a Xiaomi que acompañe su air fryer de un par de complementos: uno de ellos un molde para tartas. El otro, unas pinzas.

Estéticamente, ambas freidoras son un cubo -blanco o negro- que muestra un botón y un asa en la parte frontal y el cable (por cierto, el cable es un tanto corto para mi gusto) en la trasera. El aislamiento es bueno: aunque no se debe hacer, moví deliberadamente la máquina mientras estaba cocinando y las paredes se habían calentado, pero no quemaban.

También es relativamente silenciosa. Y hay que tener en cuenta que el funcionamiento de estos aparatos se basa en una resistencia que genera el calor y un ventilador que distribuye el aire a una velocidad que puede superar las 2.000 revoluciones por minuto.

El rango de temperatura alcanza desde los 40 grados hasta los 220. Con esta horquilla y la posibilidad de programar que trabaje hasta 24 horas seguidas, se pueden establecer modos desde yogurtera hasta asar un pollo.

Se puede manejar directamente desde el botón central en modo manual seleccionando la temperatura y el tiempo de cocinado o eligiendo entre las opciones que aparecen en la pantalla digital del botón. Es más versátil acudir a la aplicación Xiaomi Home. Aquí podemos optar por las sugerencias recomendadas o buscar entre diversas categorías. También es posible hacer búsquedas genéricas (verduras, aperitivos, cocina japonesa...) o escribir en el cajón de búsqueda filete, por ejemplo. Es curioso que, aunque tenga una receta para preparar filete y también para descongelar, en la búsqueda directa sólo aparece el filete de bacalao al horno...

Una vez que se ha experimentado un poco, se pueden ir afinando recetas a nuestro gusto o añadiendo otras. Es una pena que no se pueda, por ejemplo, establecer dos tiempos de cocción. Me explico: si estás asando un pollo (pequeño, claro. Pero queda muy bien) en determinado momento, la máquina pide que se le dé vuelta. Sin embargo, cuando añades una receta, no puedes insertar esa instrucción.

Conclusión

Decía en el arranque de este tema que todavía tienen que evolucionar. En el camino de digitalizar algo la cocina, Thermomix es un adelantado. Su robot y el sistema de recetas y de cocina guiada es buenísimo. A las freidoras les falta dar ese paso. Es cierto que se narra por escrito en la app cómo se deben elaborar las recetas, pero deberían mirar más a Thermomix para mejorar. Y es que, como en definitiva son hornos de convección, con ellas se pueden hacer muchas cosas: descongelar, deshidratar, "freír", asar, hornear tartas o pizzas... o convertirse en una yogurtera.

Cada día son más fáciles de limpiar y menos voluminosas y también han ido aquilatando los precios y al precio que está el aceite si nos acostumbramos al tipo de "fritura" que hacen puede salir a cuenta, pero todavía no han alcanzado el nivel de una fritura en sartén y con aceite. Y eso que las patatas fritas que preparé no estaban mal. Eso sí, embadurné los 400 gramos de patatas con 40 gramos de aceite de oliva.

Lo dicho: todavía les falta recorrer camino.

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