El relevo de Windows se espera antes de que acabe el año. La versión 11 llega con novedades atractivas, pero también exigirá máquinas más potentes. ¿Podrá tu ordenador con el nuevo sistema operativo de Microsoft?
A finales del mes que viene se cumplen seis años del lanzamiento de Windows 10. Fue un cambio significativo con respecto a Windows 9 y podría tener cuerda para unos cuantos años más. Pero en los últimos tiempos, Microsoft ha ido tocando muchos elementos de su ecosistema y ha decidido que hay que mover pieza.
Lo que parecía que iba a ser una actualización de Windows 10 bajo el nombre clave de Sun Valley ha ido creciendo hasta convertirse en una nueva versión del sistema operativo que mueve cientos de millones de ordenadores.
De momento, lo más llamativo de esta nueva versión -al menos, desde mi punto de vista- es su compatibilidad con aplicaciones de Android, que se podrán descargar desde la tienda de Amazon AppStore en lugar de hacerlo desde Google Play.
Aunque Microsoft también mostró importantes cambios de diseño, del manejo, de la interfaz y también del modo tableta. Cuando se trabaja con un equipo convertible -esos que tienen pantalla táctil y se pueden usar como portátil o tableta- cambia la visualización y ahora parece que simplemente va a adaptar la sensibilidad de la pantalla táctil para manejarla mejor como tableta.
¿Podrá mi ordenador con Windows 11?
De cualquier forma, de poco serviría que Windows 11 -la actualización es gratuita- trajera maravillas si no podemos instalarla en nuestro equipo. Y para despejar dudas, el mismo día de la presentación, Microsoft publicaba un miniprograma para comprobar la compatibilidad de los ordenadores con el nuevo sistema operativo.
Yo lo he hecho, he descargado el PC Health Checker, no sin antes buscar la frase "Los datos sólo se usan para esta aplicación y no se guardarán ni almacenarán", algo importante, ya que accede a datos como nombre del PC, antigüedad, estado de la copia de seguridad y sincronización, cuándo se actualizó por última vez, capacidad de la batería, de almacenamiento... Vamos, que un fabricante de ordenadores pagaría lo que fuera por tener esa base de datos. Y lo he pasado a mi ordenador.
El resultado en mi caso ha sido positivo. Podría instalar Windows 11. De hecho, me anuncian: "Le avisaremos cuando esté listo para instalarse".
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¿Y si sale negativo?
Pero no siempre es así. A veces, generalmente con ordenadores antiguos, el mensaje es el contrario: "Este PC no puede ejecutar Windows 11". El problema es que no da más pistas. No dice que no lo puede hacer porque tiene menos de cuatro gigas de RAM o porque el procesador no llega al gigahercio o porque no es compatible con 64 bits o porque tiene menos de 64 gigas de almacenamiento o la pantalla es pequeña (requiere más de nueve pulgadas) o con una resolución muy baja (necesita más de 720 p).
Estos son los requisitos más fáciles de comprobar, incluso sin necesidad de pasarle el PC Health Checker, pero en varios lugares han detectado que el problema puede estar en el TPM y eso son palabras mayores. Es una plataforma de seguridad física, basada en un chip. Según parece, Windows 11 requeriría la versión 2.0, aunque podría admitir una anterior (1.2). El problema estriba en que, a pesar de que el equipo que analiza, cumpla teóricamente, si tiene el TPM desactivado lo da como inexistente.
Si el PC Health Checker no ve el TPM 2.0, es como si no existiera. Así que conviene activarlo. ¿Cómo? Primero hay que saber si está. Escribiendo TPM en la caja búsquedas nos va a llevar hasta la ventana de Seguridad del dispositivo y ahí encontramos el Procesador de seguridad y cómo interactuar con él.
¿Y si a pesar de todo mi ordenador es reciente, cumple los requisitos y he comprobado que el procesador de seguridad tiene la versión 2.0 y está funcionando y me dice que no puedo instalar Windows 10? Ante todo, mucha calma. Es algo que, según se está publicando en algún medio en Estados Unidos, sucede incluso a los compradores da la ultimísima Surface. Para empezar, Windows 11 todavía no se ha lanzado; no está en la calle ni la versión beta y puede sufrir modificaciones. Tampoco es conveniente ser el primero en dar el salto a un nuevo sistema operativo. Siguen siendo conejillos de indias. Y, como consuelo, todavía queda Windows 10 para rato, el compromiso de Microsoft es mantener el soporte hasta el 14 de octubre de 2025.