La relación entre las personas y el coche lleva años cambiando. Primero dejó de ser solo un medio de transporte y, poco a poco, se ha convertido en un espacio donde se trabaja, se descansa o simplemente se pasa tiempo. En ese contexto, LG Electronics quiere dar un paso más y plantea un vehículo capaz de interpretar emociones, comportamientos y situaciones, apoyándose en inteligencia artificial aplicada al interior del habitáculo.
La compañía mostrará esta propuesta en CES dos mil veintiséis, donde presentará un espacio inmersivo que materializa su idea de inteligencia artificial afectiva aplicada a la movilidad. La iniciativa ha sido reconocida con uno de los premios Best of Innovation del evento, un galardón que distingue tecnologías con potencial para marcar un cambio de rumbo en su sector.
La propuesta parte de una premisa sencilla: si el coche es un espacio compartido durante cada vez más tiempo, la tecnología que lo habita debería adaptarse a las personas y no al revés. Para ello, LG plantea un ecosistema en el que pantallas, sensores y sistemas de inteligencia artificial trabajan de forma conjunta para interpretar lo que ocurre dentro y fuera del vehículo.
En lugar de centrarse únicamente en la conducción, el enfoque pone el acento en la experiencia completa del trayecto. Así, la información no se muestra de forma constante ni invasiva, sino que aparece cuando tiene sentido. Por ejemplo, al aproximarse a un semáforo, el sistema puede indicar el tiempo de espera restante directamente sobre la señal. En situaciones de conducción autónoma, el entorno visual se transforma para reducir la monotonía del trayecto y generar una sensación más relajada para los ocupantes.
A esta capa visual se suma un sistema de visión interior que observa cómo se comportan las personas dentro del coche. La dirección de la mirada, los gestos o el nivel de atención se analizan en tiempo real, permitiendo que el vehículo adapte la información y el contenido a cada momento. De este modo, la tecnología no solo responde a órdenes, sino que interpreta contextos y ajusta su comportamiento en consecuencia.
El entretenimiento también se plantea desde una lógica distinta. La inteligencia artificial puede relacionar el paisaje exterior con recuerdos asociados a ese lugar, mostrar imágenes vinculadas a experiencias pasadas o facilitar que los pasajeros compartan esos momentos en tiempo real mediante videollamadas. Durante trayectos largos, el sistema recomienda contenidos adaptados a cada persona, con el objetivo de hacer el viaje más llevadero y menos mecánico.
Además, LG ha incorporado funciones pensadas para mejorar la comunicación. En situaciones cotidianas, como interactuar con personal de un establecimiento, el sistema puede interpretar gestos y traducirlos en texto en pantalla, facilitando una comunicación fluida sin necesidad de intermediarios.
Detrás de esta propuesta hay una idea clara: la inteligencia artificial no debería limitarse a optimizar procesos, sino a mejorar la experiencia humana. En un momento en el que la automatización avanza a gran velocidad, LG apuesta por una tecnología que observe, interprete y acompañe, en lugar de imponer.
La compañía considera que el futuro del automóvil no se definirá solo por la capacidad de conducir sin intervención humana, sino por su habilidad para entender a quienes viajan en su interior. Y en ese camino, la inteligencia artificial afectiva se perfila como una pieza clave para convertir cada trayecto en algo más cercano, más intuitivo y menos frío.