La compañía apuesta por este tridente de tecnologías para reforzar la protección de los ocupantes y acelerar la transición hacia vehículos más conectados y actualizables. Con todo ello, Bosch prevé duplicar sus ventas en software, sensores, ordenadores de a bordo y componentes de red a mediados de la próxima década, impulsada por la demanda creciente de soluciones basadas en inteligencia artificial. Según las estimaciones del sector, el mercado mundial de software automotriz podría superar los 200.000 millones de euros en 2030.
La generalización de estas tecnologías podría reducir hasta un 40% los accidentes y un 29% las víctimas mortales en carretera
El movimiento se enmarca en un contexto regulatorio que, desde junio de 2024, exige la implantación obligatoria de sistemas ADAS en todos los vehículos nuevos comercializados en la Unión Europea. Según las conclusiones del proyecto VIDAS, desarrollado por Bosch y Fesvial, la generalización de estas tecnologías podría reducir hasta un 40% los accidentes y un 29% las víctimas mortales en carretera. Este impacto se verá intensificado con la adopción del Software Defined Vehicle (SDV), un concepto que coloca el software en el centro de la gestión del vehículo y permite actualizar funciones críticas durante toda su vida útil.
Arquitectura centralizada
En el modelo SDV, el software coordina el funcionamiento del motor, la transmisión, los frenos, la dirección, los sistemas de asistencia y la conectividad. Bosch promueve esta arquitectura mediante la integración de sensores, actuadores y unidades electrónicas conectadas a través de redes internas de alta velocidad. Esta estructura facilita una supervisión más precisa y una reacción más rápida del vehículo ante situaciones de riesgo.
Entre las tecnologías que impulsa la compañía destaca Vehicle Motion Management (VMM), un sistema capaz de coordinar de forma inteligente los actuadores del vehículo para mejorar la estabilidad, la eficiencia y la seguridad en tiempo real.
Este tipo de soluciones añade una capa adicional de control que se integra con los sistemas ADAS basados en inteligencia artificial, diseñados para anticipar comportamientos peligrosos y asistir al conductor de manera más precisa.
La centralización en software también modifica la forma en que los fabricantes desarrollan los automóviles. Bosch estima que este enfoque permitirá reducir costes, acortar los ciclos de innovación y facilitar la incorporación de nuevas funciones sin rediseñar la arquitectura física del vehículo.
Actualizaciones OTA para extender la vida de los sistemas
Uno de los elementos diferenciales del SDV es la capacidad de mejorar los sistemas del vehículo mediante actualizaciones OTA (Over-The-Air). Bosch ofrece servicios cloud que permiten actualizar funciones como la frenada automática, el mantenimiento de carril o los módulos de reconocimiento de señales, además de reforzar continuamente las barreras de ciberseguridad.
Los sensores inteligentes también evolucionan bajo esta lógica. El sensor SMP290, desarrollado por Bosch, combina presión, temperatura y aceleración en un único chip y se integra con Bluetooth Low Energy. Su capacidad de actualización remota y su diseño basado en tecnología MEMS permiten mejorar la monitorización del estado de los neumáticos y aumentar la eficiencia energética, al tiempo que simplifican la arquitectura electrónica del vehículo.
En este contexto, el aumento de la conectividad ha situado la ciberseguridad como una prioridad estratégica para la industria automotriz. Bosch integra desde la fase de diseño mecanismos como detección de intrusiones, gestión segura de software y protección de las comunicaciones internas y externas. Estos sistemas buscan garantizar la integridad del vehículo, evitar manipulaciones y preservar el correcto funcionamiento de las soluciones ADAS y de las actualizaciones OTA.