Según el CEO de Activisión-Blizzard, Robert Kotick, la compañía necesitaba la independencia para "crecer y emerger con más fuerza". Este crecimiento ha supuesto a los accionistas de la empresa un total de 8.200 dólares, pagado en parte por los 429 millones de acciones (casi un 85%) que se han redistribuido, con un precio total de 5.830 millónes.
Pese a todo, Vivendi no se desvincula del todo, por quedarse con un 12% de su valor bursátil en acciones, aunque sin ser poseedora.
Esta maniobra afectará al modus operandi de ambas empresas, que dejarán de verse afectadas por la otra.