Gracias a este invento se podrían acabar los pinganillos o el manos libres, pero tiene una aplicación mucho más divertida: puede usarse como detector de mentiras. Además, como no capta las vibraciones del aire, si no directamente de la garganta; se podría captar la voz con gran nitidez incluso en un concierto o en un circuito de Fórmula 1.
Por otra parte, como el sistema lleva un detector galvánico de resistencia eléctrica en la epidermis, se podría comprobar si el interlocutor se pone nervioso al hablar. Es decir, si miente.
Sin duda, los primeros interesados en este dispositivo serán los cuerpos de seguridad e inteligencia que trabajen en entornos muy ruidosos; pero también los usuarios que no quieran más cables ni pinganillos.