Esta decisión convierte a Volvo en uno de los primeros fabricantes tradicionales en dar un paso tan significativo hacia la eliminación de los motores diésel de su catálogo. La compañía ha estado trabajando en esta dirección desde el año pasado, cuando vendieron su participación en Aurobay, una empresa conjunta que incluía todos sus activos relacionados con motores de combustión.
Volvo se encuentra enfocado en crear una amplia cartera de vehículos premium totalmente eléctricos
Según Jim Rowan, CEO de Volvo, los sistemas de propulsión eléctricos son el futuro y superan a los motores de combustión en diversos aspectos, como la reducción de ruido, vibraciones y costos de mantenimiento, además de no generar emisiones de escape. Volvo se encuentra enfocado en crear una amplia cartera de vehículos premium totalmente eléctricos que cumplan con las expectativas de sus clientes y que formen parte esencial de su respuesta al cambio climático.
Esta iniciativa de Volvo es una respuesta a la creciente urgencia de abordar la emergencia climática global, como lo destaca el reciente informe sobre el balance climático mundial de las Naciones Unidas. La empresa considera que es crucial que tanto la industria como los líderes políticos tomen medidas significativas para combatir el cambio climático.
Objetivo: un mundo libre de emisiones de escape
Volvo también se ha unido a la coalición Accelerating to Zero (A2Z), que tiene como objetivo lograr que el 100% de las ventas globales de automóviles y furgonetas nuevos estén libres de emisiones de escape antes de 2040 y antes de 2035 en los principales mercados. Aunque Volvo tiene un objetivo de electrificación más ambicioso, espera que su decisión de eliminar los motores diésel y su participación en la coalición A2Z inspiren a otras empresas a tomar medidas audaces en la lucha contra el cambio climático.
Hace apenas cuatro años, los motores diésel eran una parte importante de su negocio en Europa, pero la tendencia se ha revertido
Este cambio estratégico de Volvo resalta la rapidez con la que la industria automotriz está evolucionando en respuesta a las crecientes demandas de los consumidores y a la crisis climática. Hace apenas cuatro años, los motores diésel eran una parte importante de su negocio en Europa, pero la tendencia se ha revertido en gran medida debido a la creciente demanda de vehículos eléctricos y a las regulaciones más estrictas sobre emisiones.
La eliminación de los vehículos diésel de Volvo también tiene un impacto positivo en la calidad del aire urbano, ya que, aunque emiten menos CO2 que los motores de gasolina, liberan otros gases perjudiciales, como el óxido de nitrógeno (NOx), que afectan negativamente la calidad del aire, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas.
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