Bajo un cielo encapotado y una fina pero persistente lluvia—de esas que sólo Alemania sabe servir con precisión milimétrica— comenzó una ruta que no solo cruzaría kilómetros de paisaje verde entre Núremberg y Stuttgart, sino también barreras sensoriales.
La excusa era técnica: conocer cómo funciona y se siente Dolby Atmos aplicado al coche. El resultado es algo más profundo: una experiencia envolvente en el sentido más literal de la palabra, donde la tecnología y la emoción se encuentran en la carretera.
Núremberg, epicentro europeo del sonido
La ciudad bávara de Núremberg, más conocida por su legado renacentista y por dar nombre a uno de los aeropuertos más pequeños, pero eficaces del país, alberga uno de los centros de innovación más vanguardistas de Europa. En su Campus Marienberg, Dolby ha instalado su cuartel general europeo (donde hay sello español) para la división de automoción.

Entre salas inspiradas en La naranja mecánica o La guerra de las galaxias y estancias en las que suena Kraftwerk, la firma estadounidense trabaja, prueba y desarrolla los sistemas para llevar las experiencias inmersivas al coche, el habitáculo donde más tiempo pasamos escuchando música.

Allí se investiga cómo convertir el habitáculo de un coche en una burbuja sonora en 360 grados, algo que va más allá del marketing. En el llamado Inmersive Lab, se testea el comportamiento del sonido dentro de coches reales (de Volvo y Polestar, según hemos podido ver). No en simuladores, no con auriculares. Modelos físicos, acústicamente aislados, en los que cada altavoz se calibra con una obsesión casi quirúrgica.

El sistema Dolby Atmos no se limita a colocar altavoces por todas partes. Se basa en una tecnología de “objetos sonoros” que flotan en un espacio tridimensional. Da igual si eres conductor o pasajero: todos escuchan la música con la misma calidad espacial. No hay puntos muertos. No hay un "mejor asiento".
Mercedes-Benz: lujo, ingeniería y sonido
La experiencia no termina en el laboratorio. De hecho, empieza allí. La ruta hacia el centro de excelencia de Mercedes-Benz en Sindelfingen, a más de 200 kilómetros, ha sido la ocasión perfecta para comprobar cómo esta tecnología se traslada a la vida real. A bordo de modelos como el EQS SUV, el EQE o el nuevo GLC híbrido, la lluvia golpeaba los cristales mientras los paisajes de Baden-Württemberg se difuminaban en verde.

Y mientras tanto, sonaban Guitarricadelafuente con su ‘Spanish Letter’, Lady Gaga junto a Bradly Cooper con la banda sonora de ‘A Star is Born’, temas remasterizados de Queen como el famosísimo ‘Bohemian Rapshody’ o incluso audiolibros de Audible, con una claridad de estudio.

El efecto es casi teatral. En algunos momentos, las voces parecían flotar en el techo del coche; en otros, los sintetizadores envolvían los oídos como si uno estuviera en el centro de un escenario invisible. Cada nota, cada silencio, llegaba con una nitidez sorprendente. El impacto es tal que uno se descubre buscando excusas para alargar el trayecto.
El secreto está en la integración. El sistema de sonido Burmester —con hasta 17 altavoces y más de 700 vatios (depende del vehículo)— no es un añadido, sino parte del ADN del coche. Todo ha sido diseñado desde el principio para soportar Dolby Atmos. Eso incluye hardware, software y calibración acústica individualizada.

Una tecnología (casi) para todos
Aunque inicialmente reservado a los modelos más exclusivos como la Clase S o el Maybach, Mercedes-Benz ha confirmado que va a extender Dolby Atmos a toda su gama, incluidos compactos como el nuevo CLA. Eso sí, requiere el sistema de sonido premium, que en muchos casos forma parte del paquete “Premium Plus”. No es barato, pero es una inversión sensorial que merece completamente la pena.

A este matiz hay que sumarle un segundo, y es la necesidad de contar con un sistema que sea capaz de emitir sonidos con Dolby Atmos, con plataformas de streaming como Apple Music, Amazon Music, Tidal y Audible, entre otras, pero no con Spotify, o por lo menos aún no, ya que la compañía lleva tres años trabajando en lanzar su sistema compatible con Dolby Atmos y calidad Hi-Fi, pero aún toca esperar.
Gracias a estas plataformas compatibles, los usuarios tienen acceso directo a contenidos inmersivos desde el propio sistema de infoentretenimiento del coche. Eso sí: para aprovechar el formato, no vale con conectar el móvil por Bluetooth ni usar CarPlay. Hay que confiar en el sistema nativo del vehículo.
Más allá del sonido
El viaje concluyó en Sindelfingen, donde Mercedes-Benz ha construido algo más que una fábrica: una ciudad del automóvil. Allí, en su departamento Manufaktur, se ensamblan los modelos más lujosos con niveles de personalización que rozan lo artesanal. Es también el banco de pruebas ideal para una tecnología que apunta alto: convertir cada coche en una sala de conciertos, un cine, un estudio de grabación o una cápsula meditativa.
Pero este avance no es solo una cuestión de confort. Tiene un componente de seguridad y bienestar. Un sonido equilibrado puede reducir el estrés del conductor, facilitar la concentración y hacer que los viajes largos resulten menos agotadores. En un mundo hiperacelerado, cada minuto de calidad importa.

La propuesta de Dolby Atmos va más allá de simplemente mejorar el audio, sino que apuesta por redefinir el concepto de movilidad
En este sentido, la propuesta de Dolby Atmos va más allá de simplemente mejorar el audio, sino que apuesta por redefinir el concepto de movilidad. En un contexto en el que el coche empieza a ser una extensión del hogar o la oficina —un tercer espacio personal—, cuidar la experiencia sensorial ya no es un lujo, sino una necesidad.
Y esa es quizá la conclusión más valiosa del viaje: cuando la tecnología se funde con la emoción, lo cotidiano se convierte en memorable. El rugido amortiguado de la lluvia en el parabrisas, una canción que se despliega como un holograma, un paisaje que pasa sin prisa por la ventanilla… Todo contribuye a que ese trayecto, entre la precisión bávara y la ingeniería de Stuttgart, se quede grabado no solo en la memoria, sino también en los oídos.
Dolby y Mercedes-Benz lo tienen claro: el futuro no solo se conduce. También se escucha. Y se siente.