Dice la edición de hoy del Telegraph: "Modern gadgets such as the Blackberry and iPhone are ruining women's sex lives because their husbands are too distracted in the bedroom". Cuya traducción literal sería -con cierta licencia- "cualquier disculpa es buena". Pero tranquilidad, que eso son cosas de la Gran Bretaña.
Dado que dos profesionales de la categoría de Carmen Jané (Periódico) y Albert Cuesta (CanalPDA) se habían hecho eco del artículo, he entrado a leerlo convencida de que teníamos un nuevo efecto antenas (sí, ese por el cual las ondas electromagnéticas hasta restaban poderes a las pitonisas y éstas reclamaban indemnizaciones) y de que alguien estaba orquestando una campaña bajo el titular 'El móvil de la impotencia' con un encabezamiento tipo "Lazaridis y Jobs acuerdan luchar contra la promiscuidad en el mundo e integrar en sus populares smartphones ultrasonidos que disminuyen e incluso anulan el apetito sexual".
Pero no, se trata de una encuesta en la que las inglesas aseguran que sus parejas se distraen en la habitación jugando con sus gadgets (tecnológicos, claro) en vez de con ellas; leído lo cual, he pensado en reenviarle el artículo a la ministra Aido para que tome cartas en el asunto puesto que la siempre infalible prensa inglesa parte de la base de que las mujeres no tenemos o no usamos smartphones.
Sin embargo, fuentes fidedignas aseguran que con una Blackberry Storm2 y un iPhone 3GS encima de la mesilla de noche, a una española le basta con un batir de pestañas para incentivar a los usuarios. Luego... luego ya viene lo del beso porque ya se sabe que a la española cuando besa... no hay dispositivo que le haga competencia.
Si (
No(
