Si alguien pensó que la NSA daría un paso atrás en el espionaje telefónico y en la recopilación de datos de los usuarios de los servicios de Google y otras compañías a través de las cookies, estaba equivocado. El director de la propia Agencia de Seguridad Nacional, Keith Alexander, se ha comprometido ante el Senado estadounidense a no abolir los programas de recolección masiva de datos, denunciado hace meses por Snowden.
La información, publicada originalmente por la agencia AP, destaca que Alexander ha basado su criterio en las consecuentes amenazas mundiales en contra de su nación, sobre todo las que representan Siria e Irak, las cuales a su parecer representan un “riesgo inaceptable” para Estados Unidos.
Pero, ¿por qué mantener esta forma de espionaje? Por la “necesidad de conectar puntos”. Al mejor estilo del tablero de la agente de la CIA que protagoniza la serie de máxima audiencia, Homeland, Carrie Mathison, Alexander asegura que existen muchos vínculos ocultos entre una amenaza terrorista extranjera y un potencial ataque contra Estados Unidos: "No hay otra forma de saber que uniendo los puntos... Eliminar estos programas definitivamente no es lo que hay que hacer", advierte el máximo responsable de las escuchas a grandes dirigentes mundiales.
Los demócratas quieren vetar a la NSA
El senador demócrata Patrick Leahy dijo tras estas declaraciones del director de la NSA que es preocupante que el Gobierno de su país esté recabando miles de millones de datos de estadounidenses, de hecho, había propuesto una ley que prohibiera a la NSA recabar datos telefónicos de los estadounidenses, aunque esa posible norma no limita la actuación de esta agencia en el extranjero.
Hasta 2011 la NSA tuvo acceso a los registros en Internet de cientos de estadounidenses, pero a partir de ese año concluyó ese programa, que ahora únicamente permite a la agencia enfocarse en cualquiera que viva fuera de su territorio, ya sea Angela Merkel o Vladimir Putin.
Obama y las tecnológicas reaccionan en cadena
La semana pasada Obama advirtió que estaba dispuesto a iniciar una reforma de la NSA y propiciar su autocontrol, quiso adelantarse a lo que se le venía encima: un pacto entre siete grandes empresas tecnológicas de su país para solicitar la revisión de la Agencia de Seguridad Nacional, y la puesta en marcha de una normativa que limitara la constante petición de datos de sus usuarios.
Las grandes compañías han iniciado esta acción justamente antes de que The Washington Post diera a conocer nuevos archivos de Snowden que advierten que la agencia de seguridad rastreaba las cookies de Internet de cientos de personas para ´unir puntos´ y llegar a sus objetivos. La campaña es vista por muchos como un acto de ´control de daños´ ante el desprestigio y la desconfianza que se ha levantado entorno a los servicios de Google, AOL, Microsoft y Apple, empresa esta última que, por cierto, no forma parte del grupo de presión.
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