Durante un acto celebrado en el marco del Jubileo de la Iglesia católica en Roma, el papa León XIV ha alertado sobre los riesgos inherentes al desarrollo de la inteligencia artificial (IA), con un énfasis particular en su impacto sobre la juventud.
El papa ha recalcado, durante el acto en el que se encontraba la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y representantes parlamentarios de 68 países, que la inteligencia artificial debe concebirse como un instrumento al servicio del bienestar humano, y no como un mecanismo de reemplazo.
"La inteligencia artificial funciona como una herramienta para el bien del ser humano, no para disminuirlo o incluso sustituirlo"
“No debe olvidarse que la inteligencia artificial funciona como una herramienta para el bien del ser humano, no para disminuirlo o incluso sustituirlo”, ha señalado. Este mensaje refleja una preocupación creciente en sectores que observan con inquietud cómo la automatización y los algoritmos avanzan hacia funciones tradicionalmente desempeñadas por personas.
León XIV también ha subrayado que, a pesar del potencial de la IA para mejorar la eficiencia y acelerar los avances científicos, su desarrollo debe orientarse desde una perspectiva ética. Según el pontífice, existe el riesgo de que estas tecnologías generen patrones sociales limitados, preconfigurados por sistemas “sin alma”, que no pueden igualar la riqueza de la experiencia humana.
El contraste entre memoria artificial y memoria humana
Una de las distinciones señaladas por el Sumo Pontífice es la diferencia entre la memoria artificial, que ha calificado como “estática”, y la memoria humana, a la que ha definido como “creativa y dinámica”. Con ello, el Papa ha puesto en evidencia las limitaciones estructurales de los sistemas de IA frente a las capacidades cognitivas del ser humano.
“Nuestra vida personal tiene un valor mayor que cualquier algoritmo"
“Nuestra vida personal tiene un valor mayor que cualquier algoritmo, y las relaciones sociales requieren espacios de desarrollo que trascienden los patrones limitados que puede preconfigurar cualquier máquina sin alma”, sostiene.
Tras las palabras del jefe de la Iglesia Católica, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha expresado su apoyo a una regulación centrada en el ser humano, asegurando que “Italia continuará sus esfuerzos, tanto a nivel nacional como internacional, para asegurar que el desarrollo de la inteligencia artificial sea gobernado por seres humanos y tenga como objetivo final el bienestar humano”.
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