Pero hay algunas diferencias fundamentales entre los Quantum Dots de Samsung y los de otros fabricantes y que en definitiva garantizan que los primeros están diseñados para ofrecer una calidad de imagen superior y sostenible en el tiempo. Así, mientras algunas marcas emplean esta tecnología de manera parcial o con materiales menos eficientes, los Quantum Dots de Samsung son inorgánicos, lo que les permite mantener durante años el brillo y la intensidad del color sin degradarse.
Gracias a ello, los televisores QLED de la compañía alcanzan el 100% del volumen de color, de forma que nos muestran tonalidades precisas y consistentes tanto en escenas muy luminosas como en las más oscuras. Además, a diferencia de ciertas soluciones de la competencia que aún recurren a compuestos nocivos como el cadmio, los Quantum Dots de Samsung son seguros y respetuosos con el medio ambiente, consolidando la marca como pionera y referente en esta tecnología en cuanto a innovación y la sostenibilidad.
Los auténticos Quantum Dots en las teles Samsung
Estos nanocristales son la base de QLED —la Q hace referencia precisamente a Quantum— y gracias a ellos los televisores de Samsung alcanzan el 100% del volumen de color, mostrando con precisión toda la gama cromática, incluso en escenas muy brillantes o con contrastes extremos. Además, al no emplear materiales nocivos, se trata de una solución respetuosa tanto con el medio ambiente como con la salud.
En modelos como los Samsung Neo QLED 8K, los Quantum Dots trabajan con la retroiluminación Mini LED para ofrecer un nivel de detalle y de profundidad cromática excepcional, mientras que en los televisores QLED 4K permiten disfrutar de contenidos con colores intensos y fieles a la realidad, independientemente de la luminosidad de la sala. Incluso en formatos más originales, como los televisores The Frame, los Quantum Dots garantizan que las obras de arte y las imágenes decorativas se vean con la misma riqueza cromática con la que fueron concebidas, transformando la pantalla en un lienzo digital realista y vibrante. De este modo, Samsung proclama su liderazgo en innovación a través de una gama completa de televisores que destacan por su fidelidad de color, su potencia visual y su compromiso con la sostenibilidad.

En palabras técnicas
Abordando el contexto más tecnológico, hay que saber que los Quantum Dots son nanocristales semiconductores con un tamaño de apenas unos nanómetros, tan pequeños que el comportamiento de los electrones en su interior está gobernado por las reglas de la mecánica cuántica. Esta propiedad, conocida como confinamiento cuántico, hace que la luz que emiten dependa directamente de su tamaño. A diferencia de las tecnologías convencionales, donde el color se logra mediante filtros o procesos externos, aquí es la propia naturaleza del material la que determina con exactitud el tono.
En concreto, las reglas de la mecánica cuántica, son esas que describen cómo se mueven y se organizan las partículas más pequeñas del universo. Imagina que un electrón es como una persona dentro de una habitación: si la habitación es muy grande, puede moverse con libertad, pero si la habitación es muy pequeña, sus movimientos están muy limitados. Algo parecido ocurre con los electrones dentro de los Quantum Dots: como estas partículas son nanométricas, es decir, miles de veces más pequeñas que el grosor de un cabello, los electrones quedan “encerrados” en un espacio diminuto y solo pueden ocupar ciertos niveles de energía.
Ese confinamiento hace que, cuando los electrones se excitan con luz o electricidad y después vuelven a su estado inicial, emitan fotones —la luz que vemos— con un color muy específico que depende del tamaño del Quantum Dot. Si el nanocristal es pequeño, el electrón tiene menos espacio y emite un color más cercano al azul; si es más grande, emite un color más cercano al rojo. De este modo, simplemente controlando el tamaño de las nanopartículas se puede decidir con precisión qué color producir. En términos más sencillos, la propiedad cuántica de los Quantum Dots consiste en que su tamaño dicta su color, como si fueran diminutas bombillas cuya tonalidad se ajusta no con un filtro, sino con la propia naturaleza de la partícula.

Mejora del consumo y resistencia al tiempo
Gracias a este efecto cuántico, los Quantum Dots pueden reproducir colores con una pureza y una intensidad mucho mayores, ofreciendo transiciones más suaves y un rango cromático más amplio, lo que acerca la experiencia visual a la forma en que percibe los colores el ojo humano en la realidad. Además de su precisión cromática, destacan por su eficiencia energética, ya que convierten mejor la luz que reciben y reducen la necesidad de retroiluminación adicional. Esto no solo contribuye a un menor consumo, sino que también alarga la vida útil de los dispositivos, algo que cobra especial relevancia en un mercado donde la sostenibilidad es cada vez más valorada.
Otra ventaja clave es que, al ser materiales inorgánicos, los Quantum Dots resisten mejor el paso del tiempo que las soluciones orgánicas empleadas en otras pantallas, evitando fenómenos como la pérdida de brillo o el desgaste prematuro. Su proceso de fabricación, además, es compatible con la infraestructura industrial ya existente, lo que facilita la producción a gran escala sin encarecer los costes de forma significativa. El resultado son televisores, monitores y dispositivos móviles que mantienen durante años una calidad de imagen sobresaliente, con colores vivos y brillantes que permanecen estables con el tiempo.
Para Samsung, la incorporación de esta tecnología representó un paso estratégico decisivo. La compañía surcoreana ha convertido los Quantum Dots en el eje de su gama de televisores premium, consolidando así una ventaja competitiva frente a rivales que aún dependen de tecnologías menos eficientes o con menor fidelidad cromática.