El movimiento pone fin a una larga etapa de dificultades financieras agravadas por la caída de ingresos, el aumento de la competencia y el bloqueo regulatorio que frustró su venta a Amazon.
La compañía, con sede en Massachusetts, ha alcanzado un acuerdo de reestructuración mediante el cual será adquirida por Shenzhen Picea Robotics y Santrum Hong Kong, dos firmas vinculadas a su fabricación y financiación. Como parte del proceso, iRobot dejará de cotizar en bolsa, aunque mantendrá su actividad operativa durante el periodo de reorganización, sin impacto inmediato para clientes y distribuidores.
Una crisis anunciada en las cuentas
La declaración de bancarrota llega tras varios ejercicios marcados por pérdidas continuadas. En 2024, iRobot cerró el año con unos números rojos de 145,5 millones de dólares, pese a haber reducido el déficit respecto al ejercicio anterior. Los ingresos descendieron hasta los 682 millones de dólares, un 23% menos que en 2023, mientras que el último trimestre reflejó una caída especialmente abrupta, con descensos superiores al 40%.
La propia compañía reconoció meses atrás la existencia de “dudas sustanciales” sobre su capacidad para seguir operando a corto plazo
La propia compañía reconoció meses atrás la existencia de “dudas sustanciales” sobre su capacidad para seguir operando a corto plazo. Factores como la debilidad de la demanda, la presión inflacionaria, la guerra arancelaria impulsada por Estados Unidos y la entrada masiva de competidores asiáticos con precios más bajos deterioraron de forma progresiva su posición financiera.
El punto de inflexión llegó a comienzos de 2024, cuando Amazon canceló la adquisición de iRobot, una operación valorada inicialmente en unos 1.700 millones de dólares y posteriormente ajustada a 1.400 millones tras las objeciones de los reguladores europeos, que alertaron de posibles efectos negativos sobre la competencia en el mercado de robots domésticos.
La ruptura del acuerdo obligó a iRobot a replantear su estrategia y ejecutar un severo plan de ajuste, que incluyó el despido de más del 50% de su plantilla. Amazon abonó una penalización cercana a los 94 millones de dólares, destinada en gran parte a aliviar la deuda, aunque la inyección resultó insuficiente para revertir la situación estructural de la empresa.
De icono tecnológico a proveedor dependiente
Fundada en 1990 por investigadores del MIT, iRobot fue pionera en la robótica aplicada al consumo y logró convertir Roomba en sinónimo de aspirador autónomo. Sin embargo, el mercado evolucionó hacia una fuerte commoditización, con fabricantes chinos como Roborock, Dreame o Ecovacs ganando cuota mediante productos más económicos y ciclos de innovación más rápidos.
Paradójicamente, Shenzhen Picea Robotics, ahora propietaria de iRobot, ya era su principal fabricante y prestamista. La firma china asumió recientemente un préstamo de 190 millones de dólares y, según los términos del acuerdo, condonará tanto esa deuda como otros compromisos pendientes vinculados a la producción de dispositivos.