La maquina de escribir. Ese bien preciado hace unas décadas (no muchas) de la que surgían el contenido, en general, de cualquier documento que no fuera manuscrito. Esa herramienta es vista actualmente por la última generación como un producto obsoleto, arcaico e incluso tenebroso. Hace gracia ver como pasan los años y las modas, y lo que hoy es un artículo de gran utilidad puede pasar a lo rídiculo en apenas unos años.
La generación posterior a los Millenials ( la mia ) es la de aquellos que han nacido en el 2000 o posterior. Son nativos digitales y no conciben un mundo que no esté interconectado globalmente. No entienden una herramienta que no pueda compartir en Internet su contenido, y mucho menos si es una herramienta de producción de contenido.
Antes de los ordenadores, las maquinas de escribir eran el método personal de escribir más formal que existía. En primera instancia muchos niños la reconocen porque la han visto en películas, pero no en la vida real, sin embargo, cuando les preguntan qué hace muchos dicen que es un portátil sin pantalla o comentarios similares.
Para usarla les mencionan que necesitan papel, pero los niños piensan que la misma maquina lo genera o lo tiene guardado adentro y mucho menos saben cómo instalarlo. (Estos equipos necesitaban que se metiera la página por la parte superior y se girara la manija a un lado para meterlo a la altura necesaria.
Escribir es otra cosa desconocida para ellos ya que incluso a una le asusta el sonido que hace cuando presionan una tecla. Además para todos es muy difícil porque se tienen que presionar con fuerza o no se marca la letra en la hoja.
Un dato curioso es que a una niña sí le gusta la maquina de escribir porque no gasta electricidad.
Para borrar los niños piensan que existe un botón especifico y no creen que se necesita un corrector (el liquido blanco) para borrar esa letra y escribir sobre ella.
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