miércoles 29 de octubre de 2014, 14:34h
Las protestas contra los impuestos a Internet han acontecido en seis ciudades, la mayor en Budapest. No ha habido altercados ni heridos. Es la protesta más grande en suelo húngaro desde que el primer ministro Viktor Orban se hizo cargo del gobierno en 2010.
El impuesto a Internet requerirá pagar 700 forints (2.26€) por individuo y 5.000 forints (16.21€) por empresa al mes. Con esta medida el gobierno quiere rebajar la deuda del país, pero esta decisión ha levantado mucha polémica.
Los manifestantes ven esto como un ataque frontal a la libertad de información y al desarrollo de Internet. Abogan por la gratuidad del servicio ya que lo consideran un bien de primera necesidad. Como solución a la deuda creen que es mejor aplicar mayores impuestos a las operaciones llevadas a cabo en los sectores de la banca o de las telecomunicaciones.
"Este impuesto a Internet amenaza el crecimiento de la red en nuestro país, y, además, limita la libertad de información que nos da esta herramienta", afirmaba Zsolt Varady, un emprendedor húngaro.
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