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Por Antonio Rodríguez
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infozonamovilidades/4/4/18
miércoles 06 de agosto de 2025, 09:00h

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El auge de la inteligencia artificial (IA) y la creciente demanda de capacidad de procesamiento están reconfigurando el mapa energético de Europa. Lo que hasta hace poco eran infraestructuras obsoletas, como centrales térmicas de carbón o gas, ahora se presentan como ubicaciones estratégicas para los gigantes tecnológicos.

Empresas como Microsoft, Amazon y otros actores del sector digital están transformando antiguas plantas de generación eléctrica en centros de datos, impulsando una reconversión que conecta las necesidades energéticas del futuro con instalaciones del pasado.

Un nuevo destino para las centrales fósiles

La Unión Europea y Reino Unido prevén cerrar la mayoría de sus 153 centrales de carbón y lignito antes de 2038, en línea con los objetivos climáticos del continente. Desde 2005, ya han clausurado cerca de 190, según datos de la ONG Beyond Fossil Fuels. Sin embargo, lejos de desaparecer del todo, muchas de estas instalaciones están cobrando una nueva vida como nodos clave para la industria de los centros de datos, gracias a sus conexiones ya existentes a la red eléctrica y sus sistemas de refrigeración por agua.

Microsoft y Amazon lideran esta tendencia. Para ambas compañías, las antiguas centrales ofrecen una ventaja estratégica al reducir los tiempos de conexión a la red y facilitar los procesos de obtención de permisos. “Tienes todos los elementos necesarios: infraestructura hídrica, recuperación de calor y acceso directo a la red”, explica Bobby Hollis, vicepresidente de energía en Microsoft. En la misma línea, Lindsay McQuade, directora de energía para EMEA en Amazon, apunta que se espera una tramitación más ágil en emplazamientos ya desarrollados.

Oportunidades para las eléctricas

El interés de las tecnológicas supone un nuevo uso para infraestructuras obsoletas, pero también una oportunidad de diversificación y generación de ingresos para las compañías energéticas. Grupos como Engie (Francia), RWE (Alemania) o Enel (Italia) están activamente buscando acuerdos para convertir sus antiguos emplazamientos en centros de datos.

Según Simon Stanton, responsable de alianzas globales en RWE, el atractivo va mucho más allá de la mera venta o alquiler de terrenos: “Se trata de relaciones empresariales a largo plazo que permiten reducir riesgos y garantizar la financiación de nuevas infraestructuras”.

Estos acuerdos suelen ir acompañados de contratos de suministro energético de largo plazo, lo que permite a las energéticas asegurar ingresos estables y financiar el desarrollo de nuevas instalaciones renovables. Engie, por ejemplo, pretende duplicar su capacidad renovable instalada para 2030, actualmente en 46 GW, y ha identificado 40 localizaciones viables a nivel global, muchas de ellas en Europa.

Mientras en Europa las conexiones a la red pueden tardar hasta una década, los antiguos emplazamientos energéticos permiten acelerar significativamente los plazos

La velocidad se ha convertido en un factor crítico en el despliegue de infraestructuras de IA. Mientras en Europa las conexiones a la red pueden tardar hasta una década, los antiguos emplazamientos energéticos permiten acelerar significativamente los plazos. Esta “velocidad para acceder a energía”, o speed to power, como repiten los actores del sector, se ha convertido en un argumento de peso para las tecnológicas, especialmente en un mercado donde la demanda de capacidad de procesamiento crece de forma exponencial.

Empresas como OVH, operador francés de centros de datos, indican que las tecnológicas están dispuestas a pagar primas de hasta 20 euros por megavatio-hora adicional para garantizar un suministro de electricidad baja en carbono. Dado que muchos centros de datos requieren entre cientos de megavatios y hasta 1 GW, estas primas pueden traducirse en contratos de varios cientos de millones o incluso miles de millones de euros a largo plazo.

Modelos emergentes y expansión territorial

Algunos proyectos avanzan hacia conceptos más integrados, como los “parques energéticos” que conectan directamente centros de datos con nuevos desarrollos renovables, utilizando la red eléctrica solo en situaciones de emergencia. Aunque esta fórmula aún es incipiente, varias eléctricas ya la están explorando.

La energética británica Drax, por ejemplo, busca socios para reutilizar partes no operativas de su antigua central de carbón en Yorkshire, ahora parcialmente reconvertida a biomasa. La propuesta incluye un modelo behind-the-meter, es decir, con suministro directo desde la planta al centro de datos, pero con respaldo de la red si fuera necesario.

En Francia, EDF ya ha seleccionado desarrolladores para dos centros de datos en antiguas plantas de gas del centro y este del país. Portugal, a través de EDP, también participa en esta transformación energética y digital.

Asimismo, firmas inmobiliarias como JLL gestionan actualmente conversiones para grandes clientes tecnológicos, incluyendo un centro de datos de 2,5 GW en una antigua planta alemana y cuatro ubicaciones adicionales en Reino Unido. La confidencialidad es máxima en estos proyectos, tanto por cuestiones de seguridad como por competencia.

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