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¿Están aprovechando las apps el fin del ‘roaming’?

¿Están aprovechando las apps el fin del ‘roaming’?

Por Firma invitada
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infozonamovilidades/4/4/18
sábado 22 de julio de 2017, 12:56h

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El 15 de junio de 2017 era una fecha marcada en rojo en el calendario europeo: El fin del roaming acababa con las tarifas de itinerancia internacional en telefonía móvil para todos los ciudadanos europeos. Ésta es una gran noticia para los usuarios, que ahora pueden utilizar sus teléfonos móviles en cualquier país de la UE sin cargos adicionales. Es también una gran oportunidad para las empresas europeas digitales, ya que el terreno de juego se amplía considerablemente.

El móvil, torre de control del consumidor

Hace diez años se comenzaron a desarrollar los smartphones y, desde entonces, se han convertido en una parte indispensable de nuestra comunicación diaria: información, transporte, restauración, viajes y ocio pasan por nuestra pantalla táctil. El móvil se ha vuelto esencial incluso como rutina, ya que un usuario medio desbloquea su teléfono más de 140 veces al día y utiliza una docena de aplicaciones.

Algunas startups se han anticipado a estos nuevos usos y ya ofrecen a sus clientes la misma experiencia, independientemente del país de la Unión Europea donde se encuentren

Pero esta rutina no se repetía si el consumidor cruzaba la frontera nacional. La mayoría de los servicios móviles más populares no estaban disponibles en otros países. Hasta ahora, sólo se podía pagar un plan de telefonía internacional, y así evitar los costes exorbitantes de itinerancia, o tener mucha paciencia para encontrar un punto de acceso WiFi cercano.

El pasado 15 de junio cayó una barrera importante, pero aún quedan muchas para hacer más fluido el comercio europeo. Los taxis o el alquiler de bicicletas son un ejemplo. Para moverse adecuadamente por las capitales europeas, es necesario descargar una multitud de aplicaciones locales. Y con cada servicio vienen aparejadas una serie de complicaciones: descargar la app, crear una cuenta, permitir acceso a información personal, añadir un medio de pago… y todo esto sin una garantía de fiabilidad y calidad del servicio futuro. Este problema, obviamente, no se limita al transporte, sino a todas las necesidades más básicas de un turista europeo.

Las startups toman la iniciativa

Algunas startups se han anticipado a estos nuevos usos y ya ofrecen a sus clientes la misma experiencia, independientemente del país de la Unión Europea donde se encuentren. Al viajar, los amantes de Deliveroo (reparto de comida a domicilio), de Drivy (alquiler de coches), de Glovo (entrega de compras a domicilio) o de Musement (reserva de actividades culturales) pueden hacer en Francia el mismo uso de su app, pero adaptada a las particularidades locales. Por ejemplo, un francés de viaje por Madrid no tardará más de treinta segundos en pedir unas pizzas desde su móvil o en alquilar un Seat Mii adaptado a las condiciones de estacionamiento local con Drivy. Éste es un avance muy significativo y una tendencia que, naturalmente, se acelerará en los próximos años.

Más allá de las startups, el fin del roaming supondrá una nueva oportunidad para los desarrolladores españoles de apps que sean capaces de adaptar sus servicios para que sean accesibles en cualquier país.

Antes de abordar la internacionalización, el negocio debe adaptarse a los códigos culturales locales. El idioma es un elemento fundamental y obvio, pero hay otros detalles que pueden acabar con una estrategia de expansión al no ser tenidos en cuenta. ¿Sabía que Europa tiene casi tantas formas de pago como lenguas oficiales? Los holandeses y los alemanes no usan la tarjeta de crédito para compras online, pero sí usan iDeal y SOFORT. Entrar en esos mercados sin ofrecer estos medios de pago "alternativos", pero firmemente aceptados, puede generar un alto rechazo.

El fin del roaming supondrá una nueva oportunidad para los desarrolladores españoles de apps que sean capaces de adaptar sus servicios para que sean accesibles en cualquier país

Para una empresa ambiciosa, es crucial concentrar sus esfuerzos en eso que hace a su producto único: la experiencia de usuario, el diseño, la calidad de servicio... y confiar en socios que proporcionen una infraestructura de tecnología flexible y escalable que les ayude a crecer.

Sin duda, hacerlo bien merece la pena. Más de 300 millones de europeos compran online o con su teléfono móvil, una cifra que aumenta considerablemente cada año. El potencial es enorme: 25 años después de haber sentado las bases del mercado único europeo, el comercio electrónico solamente representa un 16 % de las operaciones transfronterizas en Europa en 2017, según un estudio reciente del ARCEP.

Es el momento de hacer realidad aquel bello objetivo del siglo XX: un mercado europeo sin fronteras.

Texto: Guillaume Princen, director de Stripe para el Sur de Europa

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