En mayo de 2008, el operador de telefonía móvil Telia Sonera anunció la obtención de una licencia para telefonía móvil 4G que le permitía la explotación durante 15 años de cuatro bloques de frecuencia de 2x 20 MHz en la banda de los 2.6 GHZ; de hecho, fue la primera red LTE del mundo.
Cinco años después, Yoigo, filial española de la compañía sueca ha anunciado que el próximo 9 de agosto pondrá en funcionamiento sus redes de última generación en la banda de los 1.800 MHz "y procuraremos realizar el mejor despliegue y aprovechar nuestra ventaja competitiva para ofrecer la mejor experiencia de usuario y captar la máxima cantidad de clientes posibles -aseguraba el consejero delegado de la compañía filial en España, Eduardo Taulet-".
Con tal motivo, el operador ha invitado a un grupo de periodistas técnicos y económicos a Estocolmo con el fin de llevar a cabo pruebas sobre una red ya comercial, desplegada por Ericsson, con terminales de prueba Samsung Galaxy S4. Realizadas las oportunas configuraciones, y con el símbolo de 4G en la pantalla, los test de velocidad arrojaban cifras tan llamativas como 30 y 40 Mbps en subida de datos a la red; lo que en términos de experiencia se traduce como el lanzmiento de un 'tuit' con una foto en alta resolución de forma instantánea, que los videos se disfrutan sin cortes o tiempos de recarga, la navegación en páginas complejas inmediatas, etc.
Lógicamente, cuanto más avanzado esté el despliegue, se podrán llevar a cabo actividades, dar servicios o utilizar aplicaciónes que hoy resultaría imposible y tanto el ocio, como la educación o la salud van a a vivir tiempos nunca 
soñados.
Los problemas bajo techo del 2.6
Sin embargo, es fácil constatar que un despliegue realizado en los 2.6 GHz, aunque sea con tramos de 20 MHz, pueden llevar a una experiencia frustrante para el usuario en el momento en el que se entra en un edificio y los terminales pierden la cobertura. Como ya hemos explicado en reiteradas ocasiones, para un funcionamiento óptimo de las redes de cuarta generación se deben utilizar 20 MHz en la frecuencia de los 800 MHz, situación que, de momento, en España, es utópica al no estar liberada la frecuencia; ya que se utilizaba para la televisión analógica.
El espectro que la Unión Europea adjudicó a las redes 4G en toda Europa fue el de 2.6 GHz, pero éste presenta un grave problema al ser su penetración 'indoor' mínima. De hecho, cuanto más baja es la banda de frecuencia, mayor es la penetración y mejor el servicio que se recibe dentro de los edificios; a lo cual se suma la distancia que alcanza la onda, de forma que al llegar más lejos resultan necesarias menos antenas y se puede realizar de forma rentable un despliegue en el entorno rural. Lo cual lleva de nuevo a volver la mirada hacia los 800 MHz (el dividendo digital) y a esperar el momento en que el despliegue sea técnicamente posible.
Telia en Estocolmo sólo 2.6 MHz
Así, paradójicamente, la primera y muy potente red 4G de Europa, sólo se desplegó en 2.6 GHz, de ahí que a cubierto pase a ser prácticamente inoperativa (también depende de otros factores como la altura o el número de usuarios conectados); pero en España, Telia Sonera, a través de su filial Yoigo volcará todos sus esfuerzos en los 1.800 MHz donde, de momento, sólo puede utilizar 10 MHz y ofrecer velocidades pico que no sobrepasarán los 80 Mbps; sin embargo, Taulet asegura que "habrá que llegar a acuerdos con otras compañías sobre las redes de 2G para poder liberar el espectro, utilizar 15 MHz en 1.800 y esperar la liberación de la frecuencia de los 800 MHz que parece el Gobierno va a tener que retrasar y que en ningún caso estará disponible antes de 2015".
Yoigo cambió su estrategia empresarial en los últimos meses y arrastró al resto de los operadores a iniciar una carrera hacia la cuarta generación que, si bien es necesaria, podría no resultar plenamente satisfactoria allá donde se opte por 2.6 GHz, frencuencia que ya han asegurado Orange y Vodafone combinarán con sus muy saaturados 1.800 MHz.
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