La presentación de LG ha estado marcada por el usuario. Algunas de las mejoras más significativas, como el doble núcleo táctil permiten que la pantalla sea más ancha en lo que respecta al dispositivo, sin aumentar el tamaño del chasis. Según LG, esto ayudaría en la eterna batalla entre los ojos y los dedos, las principales herramientas de control de un smartphone.
Pese a todas las mejoras, como el sonido Hi-Fi, la cámara y sus ajustes para evitar el largo tiempo de exposición y el procesador Snapdragon de Qualcomm, el gran protagonista de la gala ha sido el botón trasero. Todo el sistema operativo esta diseñado para tener únicamente dos puntos de interacción con el usuario: la pantalla y los botones traseros. Divididos en tres (un seleccionador y dos moduladores), cada posición tiene una función específica por defecto, aunque el sistema operativo Android podría hacer que estas funciones fuesen reasignables.
En cuanto al sistema operativo en sí, se han añadido algunas funciones tan obviamente necesarias que resulta increíble que nadie las hubiese desarrollado antes. La adaptación de la "sesión de invitado" en los PCs a los dispositivos móviles viene de la mano de LG con el Modo Invitado: con un desbloqueo predeterminado de pantalla, se accede a una sesión en la que se restringen algunas de las funciones más "peligrosas" del teléfono.
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