El diario estadounidente, New York Times, en su edición digital, asegura hoy que fuentes de la propia compañía, hasta ahora finlandesa, han explicado que Nokia mantenía un 'plan B' por si Windows 8 no despegaba y que estaba probando terminales con sistema operativo Android.
El procedimiento, técnicamente no tiene mayor dificultad, ya que tanto el software de Microsoft como el de la OHA, con Google a la cabeza, se desarrollaron sobre una misma plataforma de la empresa de semiconductores californiana Qualcomm.
De hecho, algunos analistas americanos apuntan a que estas pruebas pudieron precipitar la adquisición del fabricante nórdico por parte de Microsoft en 7.200 millones de dólares; ya que el acuerdo firmado entre las dos compañías finalizaba dentro de poco más de un año, a finales de 2014 y la retirada de Nokia del proyecto Windows Phone hubiera supuesto la debacle para los de Redmon.
De cabeza de león a cola de ratón
El sector más crítico de Nokia no acierta a comprender cómo una empresa que presumía de capitalizar más del 50% del mercado de móviles mundial y que fabricaba un millón y medio de unidades por día puede haber caído hasta el punto de ser fagocitado por el gigante del software americano. Unos consideran que Anssi Vanjoki,quien fue candidato a CEO y máximo responsable de terminales de la compañía, se equivocó en sus decisiones y los empujó al abismo al perseverar en la idea de evolucionar Symbian y no aceptar Android como posibilidad para competir contra iOS, un hecho curioso si se tiene en cuenta que en su posición actual al frente de la lujosa Vertu, su primer dispositivo ha sido Android.
El 2 de julio de 2007, Vanjoki aseguraba "me he comprometido, e incluso obsesionado, con devolver a Nokia a su puesto de líder en el segmento de los terminales de gama alta... Symbian y MeeGo son los mejores sistemas operativos para nuestros productos y no contemplamos utilizar ningún otro". Sólo siete meses después, Stephen Elop asumía la presidencia del Consejo de la entidad finesa y tomaba la decisión de sumarse al proyecto Windows Phone en alianza con Microsoft.
Empleados, periodistas y analistas tampoco eximen a Stephen Elop de responsabilidad o de interés al conducir cuesta abajo una compañía que brillaba con luz propia, y que lideraba la innovación en el sector de la movilidad, en aras de servírsela en bandeja a su 'muy querida' Microsoft. Pero ante hechos consumados, sólo cabe referirse al nuevo proyecto como el único capaz, en este momento, de romper el duopolio en que se ha sumido una industria prácticamente repartida entre Google y Apple y hacerlo con los ojos puestos en terminales como el Lumia 925 o el 1020, que no sólo son grandes equipos sino áltamente competitivos en su relación calidad / precio.
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