Cuando en 1997 la colonia británica de Hong Kong paso a estar bajo el control del gobierno chino se prometieron libertades que aún no se han concedido. Los habitantes de la región, más occidentalizados que el resto del país, piden sufragio universal y la capacidad de elegir libremente a un gobierno, no entre los 3 candidatos que les concede el poder central.
Ésta es la razón por la que miles de ciudadanos se han lanzado a las calles con sus smartphones y paraguas (para defenderse del gas pimienta que utiliza la policía).
El llamamiento a través de las redes sociales se viralizó enormemente y el gobierno chino ha bloqueado muchos mensajes en Twitter. Para ocultar al mundo la magnitud de las protestas se ha bloqueado en el país también Instagram. Además el gobierno central ha tirado abajo las redes de telefonía para que los manifestantes no se pudieran organizar.
Es aquí cuando la tecnología de los smartphones ha entrado en escena. Gracias al Bluetooth y a una aplicación llamada Firechat los manifestantes pueden intercambiar mensajes e información sin Internet en un rango corto de distancia pero ideal para manifestaciones, ya que hay mucha gente concentrada en un pequeño espacio.
Otra de las escenas por las que serán recordadas estas protestas es por la imagen de miles de manifestantes alzando su mano con el móvil en modo linterna permitiendo así encender su deseo de más libertad y dejando imágenes impactantes que han fluido por las redes sociales como la pólvora.
La tecnología así demuestra su poder que sobrepasa las medidas de los gobiernos.
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