en nuestra pantalla vaya apareciendo escrito lo que nuestro rostro dicta; otros, quieren usar nuestro yo digital para realizar reuniones virtuales (una mirada al futuro de las salas Halo de videoconferencia); pero lo que hoy ya podemos ver y evoluciona día a día es el espejo interactivo digital que funciona, salvando las distancias, de forma similar o parecida a como hoy calibramos las pantallas: un hombreciillo nos va dando órdenes para que el sistema nos detecte y personalice: suba la cara, baje la cara, gire hacia un lado, sonría, diga grrrrrr, etc. hasta que, como Alicia, nacemos al otro lado del espejo.
A partir de ese momento, nos podemos logar con nuestro avatar en las redes sociales, 'coger' el teléfono a nuestros amigos, ser personajes en la historia, comprar por un centro comercial virtual... las posibilidades son infinitas