Durante un seminario organizado por el Banco de Inversión Nórdico, Ekholm ha destacado la posición desfavorable en la que se encuentran los operadores europeos frente a sus competidores en Estados Unidos, China e India, subrayando que la fragmentación del mercado de telecomunicaciones está frenando el potencial del continente para desbloquear nuevos servicios digitales y el crecimiento económico que estos podrían generar.
Ekholm es advierte además de la escasa rentabilidad de los operadores europeos, quienes, en su mayoría, no logran generar los retornos necesarios para cubrir sus costes de capital. Este desafío se agrava al considerar que la actitud receptiva hacia la digitalización en países como China y Estados Unidos ha permitido explotar las capacidades de la tecnología 4G, dando lugar al surgimiento de nuevas compañías que ahora se encuentran entre las 500 organizaciones más grandes del mundo por ingresos, categoría en la cual la representación europea ha disminuido.
Inteligencia Artificial
La inversión en inteligencia artificial (AI) es otro frente en el que Europa se queda atrás, atrayendo solo el 4% del financiamiento global para IA, en contraste con el 80% que se han repartido entre Estados Unidos y China. Este desbalance apunta hacia un futuro en el que Europa podría ser relegada a la posición de un museo repleto de arte, pero carente de industrias líderes, innovación en tecnología digital y liderazgo industrial a nivel global, asegura.
Ekholm subraya además que la clave para revertir esta situación y asegurar la competitividad futura de Europa, su liderazgo tecnológico y sus ambiciones de descarbonización radica en la construcción de una infraestructura digital ubicua y de alto rendimiento. Para ello, es crucial una consolidación en el mercado que permita a los operadores aumentar su escala competitiva; ya que actualmente, el número promedio de suscriptores por operador en Europa es de 4.4 millones, cifra significativamente menor en comparación con los 95 millones en Estados Unidos, 300 millones en India y 400 millones en China.
La llamada de Ekholm es clara: los responsables de la política europea tienen un papel esencial en facilitar este proceso, equilibrando la regulación con el fomento de la innovación. Sin un cambio de rumbo, Europa se enfrenta al peligro de quedarse atrás en la carrera global por la supremacía tecnológica y la innovación industrial, un escenario que podría comprometer seriamente su posición y prosperidad en el escenario mundial.
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